¿Será que vale la pena esperar que el agua nos llegue al cuello, y que por inacción se sigan produciendo más muertes y daños a la propiedad? ¿O sencillamente es mejor prevenir, que lamentarnos? Estas y otras son algunas de las interrogantes planteadas con motivo de esa agenda de violencia que viene desarrollando EEUU con sus lacayos para enrarecer el clima político. A este cuadro poco halagador, se suma una Fiscal General declarada en franca rebeldía contra el máximo tribunal de la República, lo que significa que todas las decisiones que adopte el TSJ con respecto al Ministerio Público, a la postre terminen siendo sentencias ilusorias pues no son acatadas. También debe ser considerado pitazo de alerta, la terrible explosión del 10 de julio en las adyacencias del Distribuidor Altamira, Municipio Chacao del Estado Miranda. En este trágico suceso resultaron lesionados siete efectivos de la Guardia Nacional, y se dice que este trágico suceso es apena el anuncio de que vienen nuevos actos terroristas de mayor peligrosidad.
Aunque el exsecretario de la MUD, Jesús Chuo Torrealba declaró que el cacareado plebiscito será otro rotundo fracaso de la desesperada oposición fascista, no por ello deja de preocupar lo que pudiera ocurrir con el llamado "trancazo" que persigue envolver en llama al país. A todas estas cabe preguntarse: ¿Por qué permitir un plebiscito que está al margen de la Constitución, y que solo persigue enturbiar más las aguas? ¿Qué espera el Gobierno Nacional para hacer cumplir las leyes, y evitar más pérdidas de vidas y daños a la propiedad?
De modo que sin ir tan lejos ni buscar a Dios por los rincones, lo sensato es exigirle al Estado a que garantice el respeto a la Constitución y Leyes, porque corremos el riesgo que la anarquía no deje piedra sobre piedra. Por esta y otras razones, cualquiera se pregunta: ¿Cuál es la ganancia de contemplar como pazguatos esta comedia bufa, mientras un grupito de desadaptados nos amargan la vida? ¿O es que ya decidimos meternos a masoquistas?