El que no la debe no la teme, y por esta razón el Defensor del Pueblo y el Contralor General aceptaron gustosamente someterse a la máquina de la verdad. En cambio, la Fiscal General resulto escurridiza, pusilánime y cínica, y hasta ahora no ha dado una sola explicación que nos convenza por que se niega someterse a la prueba del polígrafo. ¿A que le teme?
Nunca como ahora, el Ministerio Publico había sido tan incompetente y permisivo, a tal extremo que hoy la impunidad se pasea por la calle como Pedro en su casa. Por suerte faltan pocos días para que el Poder Constituyente Plenipotenciario se encargue de poner orden en casa. ¿Acaso alguien duda que hoy la fiscalía pontifico la impunidad, a tal extremo que en la práctica legalizo el delito? ¿O será que el TSJ nos hará el favor de ahorrarnos mayores daños mediante una oportuna sentencia?
Si como canta baila, porque Ortega recurre a excusas baratas para eludir el detector de mentira o máquina de la verdad. Y aunque en cierto modo alivia saber que el polígrafo quedara a salvo de daños por corto circuito, no por ello esta inefable fiscal podrá justificar el por qué se niega a dar la cara y aclarar su situación jurídica que está en tela de juicio. Que vaina que todavía queden funcionarias que pudiendo coronar una exitosa carrera judicial, pero que por gula de poder terminaran guindando de la brocha. Por algo el Libertador, decía que el talento sin probidad es un azote.