¿Qué pasaría si Maduro retirase la Constituyente?

La presión es descomunal, casi unánime, son los pedidos para retirar la Constituyente. Ya no es sólo España, Europa se manifiesta junto a los grandes países de la América; y aquí adentro el rechazo es grande. La presión es gigantesca, entonces, no es descabellado imaginar que retiren la constituyente. No estudiemos la posibilidad de retiro, intentemos más bien responder la pregunta: ¿cuál será el nuevo cuadro si lo que hoy es probable mañana se concreta? Imaginemos.

Razonable es imaginar que en este momento se están dando conversaciones (similares a las que condujeron a la liberación de Leopoldo) para construir el armisticio que lleve al retiro de la Constituyente. Las amenazas del "camarada Trump" son parte de estas negociaciones, buscan ablandar la posición del madurismo. Pero qué se discute en esa mesa secreta, cuál sería el objetivo de suspender, a cambio de qué. Veamos.

La confrontación de la calle se trasladará a la mesa: el madurismo va con el apoyo disminuido, el llamado del Presidente Maduro a chequear el voto de beneficiarios de los programas de la revolución y de los empleados de los ministerios con nómina en mano, es una señal inequívoca de desespero. Además, las amenazas del "camarada Trump" de fuertes medidas económicas; el desgaste del liderazgo y la masa domesticada con clientelismo, conforman un gobierno débil en la negociación. La suspensión de la constituyente parece su única carta.

Qué puede ofrecer la derecha de la oposición: un primer punto sería suspender las manifestaciones de calle, y bajar la presión, esto sería suficiente para crear una fuerte oposición en su seno, difícil convencer a su gente alimentada de triunfalismo y de odio de la necesidad estratégica de pactar con un gobierno que sienten moribundo.

Los capitalistas están interesados en el diálogo que disiparía las amenazas de caos, de crisis inconveniente para la apropiación de la renta y de las reservas minerales. El diálogo es la restauración del neo Pacto de Punto Fijo, es improbable pero es necesario. Las dos bandas están presionadas a concertar aún por encima del deseo de su respectivas bases. En estas condiciones, el gobierno sólo tiene dos alternativas: una, se rinde y retira la Constituyente; la otra, se inmola en una lucha en la que son muy pocas las posibilidades de triunfo; se consume en la nostalgia de la virilidad perdida en las miasmas del oportunismo.

Es así, el gobierno está sometido a la presión internacional y a la presión de su propia costra que bastante tiene que perder. Es posible que se imponga la suma de los intereses personales, es posible que los militares actúen ahora para evitar tener que hacerlo en las peores condiciones de un motín generalizado; en este caso, el retiro de la constituyente será el inició de la rendición. Pero es posible la resistencia de la costra y pasando por encima de sus intereses materiales que son bastantes, se niegue a suspender la constituyente. Sería un extraño caso de mafia capitalista inmolándose, resistiendo a un ofrecimiento de indulto, de borrón y cuenta nueva, un salvoconducto.

En realidad, el dilema del madurismo, de estos retoños monstruosos de neoadecos, no es retirar o no la Constituyente, es decidir de cuál manera quiere abandonar la escena política. Porque en muy poco tiempo, y contra toda advertencia, el madurismo como chacumbele, cavó su propia sepultura.

La preocupación de los chavistas debe ser cómo mantener viva la imagen de Chávez, como impedir que el madurismo neoadeco lo arrastre en su desmoronamiento inevitable. Demostrar que este horror no es imputable al Chavismo, es una obra de estricta responsabilidad del madurismo.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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