Distanciarse parece ser un ejercicio muy difícil. No sé si para ello habría que usar una regla de cálculo, menciono esta porque pareciera ser el instrumento que más se está utilizando y la más usual entre los calculadores, una regla común y corriente, aquellas de la escuela que es como más inocente y hasta un tornillo micrométrico. No estoy claro si yo mismo al distanciarme, porque es inevitable, está en mi manera de ser, mi como nivel de exigencia y, como suelen decirme mis amigos, mi complicada carga de idealismos, que no es nada de eso sino mi visión por demás realista que percibe al mundo como es y no puedo ignorar, quitar del medio lo para ellos demás está, también sin darme cuenta dejo que mi línea de flotación de proa, popa, babor o estibor, se incline imprudentemente.
He estado leyendo a mucha gente que, según mi apreciación está en el campo de la izquierda, lo que digo así porque mi visión insiste en no estrecharse, y observo como quien huyéndole al lobo corre despavorido hacia dónde se halla la manada de leones. Hasta al Dr. Giordani, a quien percibo como quien – vainas de viejo zorro, dicho así de la mejor buena fe – es más cuidadoso en sus movimientos para no escorarse demasiado o no embestir con imprudencia, no deja de acercarse demasiado y hace pronunciamientos que no debiera porque sería vérsele asumiendo el discurso de otros.
Lo que me asombra es que quienes saben, porque tienen una buena "Rosa de los Vientos" y hasta brújula, que corren en la dirección de las fieras melenudas, sedientas y hasta hambrientas, no toman precauciones y dejan en uno la impresión que lo hacen de manera muy deliberada, por creer que el lobo cojo, viejo y torpe de la "Caperucita Roja" es mucho más peligroso.
Quizás el discurso torpe de este lobo que dice cosas que fortalece el de los leones hambrientos, o pone en manos del sector opositor contundentes argumentos, como que dicta órdenes de antemano a la Constituyente que convocó sin cuidar ninguna regla, lo que no quiere decir que violara la Carta Magna, sino más bien de cortesía y convivencia o mejor no usar ninguna, ni la de cálculo, decide por sí sólo quienes serán los candidatos a gobernadores y lo que es peor lo anuncia y hasta las comisiones a confeccionarse y quiénes deberán presidirlas, como la Sra. Delcy Rodríguez y llega al colmo de decirle a Mario Silva, palabras más o menos - quien esto dude busque la grabación del programa, "con la constituyente en los próximos años podré afrontar los problemas económicos que confrontamos", dando como un hecho que esa instancia lejos de suspenderle el mandato se lo prorrogaría, asuste a muchos compañeros, tanto como salir corriendo sin orden ni concierto. Es cierto que, cosas como esas de aprobar una "Ley que congele los precios y decrete el socialismo", es como para asustarse. Pero eso está bien para aquellos que desde hace casi veinte años vienen diciendo que le quitarán la carnicería y hasta los hijos, pero no para quienes sabemos que si antes, cuando quienes fueron acusados de maquinar eso, tuvieron todo el poder para hacerlo y muchas cosas más, aquello no hicieron, cómo pensar que lo harían ahora.
La Constituyente está convocada y al lado de esa convocatoria corre paralela otra opción tanto o más peligrosa que ella si nos atenemos al discurso, pues podría justificar una guerra, invasión o cualquier despropósito. Esta es la del golpe, en el menor de los casos, de fuerzas bajo el control del capital externo, lo que quienes corren para distanciarse de Maduro no denuncian con el énfasis debido y al contrario lo hacen en dirección como quien espera con ansia y sin mesura hallar donde refugiarse, sin importar los detalles, como el pago de alojamiento.
Para hablar en lenguaje estereotipado, como quien pone una aguja sobre su disco de acetato, dice que quienes corren y tratan de marcar distancia, no miden una vaina tan vieja y simple como aquello de la contradicción fundamental. Por eso, he preferido, ante las de ellos, la posición de Eleazar Díaz Rangel, cuando encara lo dicho por la Fiscal, señora Luisa Ortega Díaz, sobre el paro nacional convocado para esta semana. A quien acusa de apoyar y promover una "huelga" sin fundamento legal y con fines distintos, hasta inconfesables, a los que habitualmente busca una acción de ese tipo usada por los trabajadores. Es una manera de no denunciar a quienes marcan distancias indebidas, con reglas de medición más que chimbas, jugar al puro cálculo oportunista o al capitán y hasta simple tripulante que, abordo de la nave, viéndola o creyéndola encallar, la abandona a su suerte, toma la primera tabla que encuentra a su lado y con ella se lanza al mar o sube a la que pasa flotando una vez lanzado de cabeza como pájaro buchón.
No pensaba votar y hasta manejé la posibilidad de abstenerme. Tampoco quería se me viese como una rata, de la que dicen los marineros, son las primeras en abandonar el barco cuando este empieza a zozobrar, pese no formo parte de la tripulación de ese barco, ni siquiera como marinero. Aquella posición parecía coincidir con la de la oposición, sólo que era la mía, elaborada a partir de mi propio discurso. Pero bastó que sectores opositores anunciasen harían lo necesario, hasta el ejercicio de la violencia, para evitar que los ciudadanos ejercieran su derecho a votar, para convencerme que no puedo ni debo dejarme chantajear por el más impío y salvaje de los argumentos. No debo huir, buscar refugio entre leones hambrientos y rapaces.
Y esto no cambia mi muy mala evaluación del gobierno y sobre todo de quien lo preside.