¿Cuánto falta para reconciliar al país?

"Una persona no puede participar en un acto para en convertirse en bárbaro. Uno no puede defender los valores humanos con violencia calculada, haciendo daño mortal a los valores que intenta defender."

J.William Fulbright.

Como lo he mencionado en anteriores entregas para nadie es un secreto la grave crisis estructural por la que transita la República Bolivariana de Venezuela, cuya incidencia la hace más preocupante en momentos no solo porque la sociedad lleva a cuestas el peso de la inflación, la especulación y sus fenómenos derivados de estas como "el bachaquerismo", además de la dramática violencia que ocasiona la inseguridad social (atracos, hurtos, asesinatos a mansalva y por ende la zozobra a que estamos sometidos los ciudadanos a consecuencia de las bandas hamponiles). Por si fuera poco, a lo anteriormente mencionado se agrega ahora el estadio superior de la violencia trasladada a cualquier calle como una incipiente guerra, con el pretexto de buscar salidas a las manifestaciones originales de la crisis. Qué manera tan extraña de cristalizar respuestas en favor del bienestar y la convivencia. De manera entonces que asistimos una vez más a ver en escena el viejo dicho: "Resultó peor el remedio que la enfermedad".

Cualquier acontecimiento que perturbe el correcto desempeño de la ciudadanía, coarte sus derechos, su bienestar y el de su familia puede y debe ejercer la protesta cívica, es natural, es constitucional, es el llamado a la reflexión a un gobierno para que atienda los requerimientos de la sociedad, máxime y cuando se trate de cualquier acontecimiento que afecte a contingentes de ciudadanos y de ciudadanas, especialmente a aquellos que menos recursos poseen, que al fin y al cabo son el eslabón más débil de la sociedad. Y tiene que ser responsabilidad total y absoluta del Estado y sus instituciones activar sus mecanismos para garantizar el bienestar de la ciudadanía, sin sectarismo alguno. Dijo Kofi Annan: "La voluntad de la gente tiene que ser la base de la autoridad gubernamental. Este es el fundamento de la democracia. Este es el fundamento del buen gobierno, el cual le dará a cada ciudadano... Un papel real y duradero -política, económica y socialmente- en el futuro de sus sociedades."

Cuando digo responsabilidad total y absoluta del Estado, me estoy refiriendo a que la omisión, la indiferencia no sean respuestas; porque puede manifestarse desde el gobierno el acierto o la equivocación, nuestra historia republicana está plagada de ejemplos; pero no por ello que, desde la oposición se manifieste la violencia y el caos, el Síndrome de Nerón como la agenda para rivalizar a quien está en el poder. Hoy Venezuela transita por esos dolorosos caminos, violencia, caos, más desesperanza y desilusión para los venezolanos que insisten en el camino del reencuentro, de la conversación, del dialogo y la negociación para salir del oscuro hueco en que nos hallamos sometidos, y es aquí donde una clase política sumida en el odio, en la rivalidad sin freno, sin proyecto de país y solo bajo el deseo de alcanzar el poder, saca de la frustración y del descontento la perversión a través de mecanismos de protesta que, a nadie le queda la menor duda busca generar caos, incertidumbre, horror y neurosis como requisitos previos para justificar la toma del poder. Comparto la máxima de Woodrow Wilson: "No podemos tenerles simpatía a quienes tratan de arrebatar el poder del gobierno para satisfacer sus propios intereses personales."

Venezuela asiste el domingo 30 a unas elecciones para elegir una Asamblea Nacional Constituyente que para muchos no vislumbra soluciones a la difícil situación del país y genera incertidumbre. La oposición, que la adversa - de ahí todos estos lamentables incidentes callejeros - exige al Gobierno que suspenda el acto comicial y… pudiera ser que acuerden sentarse a dialogar. ¿Creen ustedes que esta es una manera responsable de abordar la disposición al diálogo y a la negociación? ¿De verdad estarán convencidos de que el Gobierno actual está de salida y ellos a las puertas de Miraflores? Si es así, me pregunto ¿Dónde están aquellas mentes capaces, brillantes, estudiosas y expertas con que cuenta la oposición? Que sé que existen. Me imagino que ni les consultan. "La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis" Decía el erudito Honoré de Balzac.

Cualquier diferencia, rivalidad y oposición absoluta a un régimen debe llevar implícita la vocación republicana. En todos y cada uno de los espacios de la cotidianidad el dialogo y la negociación tienen la supremacía como la manera civilizada de abordar los conflictos, pues con sus mecanismos en funcionamiento se consigue la paz. Cuantas experiencias existen al respecto, como por ejemplo cuando le tocó al presidente chileno Patricio Aylwin asumir las riendas de su país con Pinochet al mando de las fuerzas armadas, o a Violeta Chamorro en Nicaragua, teniendo al Comandante sandinista Humberto Ortega Saavedra (Hermano de Daniel), como jefe del ejército, o los recientes acuerdos de paz entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC en Colombia, creo que no son ejemplos de poca monta.

Es por ello, e insisto, en que ser adversario no significa dejar de lado la vocación republicana. De lo contrario solo queda preguntarnos ¿Cuántos muertos, heridos, mutilados, presos, incendios, pérdida de tiempo y subidas de estrés a ciudadanos presos en sus viviendas a causa de paros y trancazos obligados, habrán de contabilizarse para entender que urge el dialogo, sincero, honesto y provechoso para superar este difícil momento? Cabe entonces tener presente la inmortal frase de René Descartes: "La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres."

 

 



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Victor Barraez


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