En el año 1999 los venezolanos decidimos refundar la República, con una nueva Constitución, para establecer en el país, como lo dice su preámbulo, una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad y el bien común. Hoy estamos convocados a defender, ratificar y glorificar ese legado, y debemos hacerlo mediante algunos de los mecanismos más importantes con los que contamos: la participación y el sufragio.
En este momento, el espacio para ejercer ese derecho -y también para luchar por él- es la Asamblea Nacional Constituyente que convocó el presidente Nicolás Maduro. Todos estamos llamados a participar con conciencia y heroísmo, a sabiendas de lo que representa este proceso para el bienestar de nuestro pueblo y nuestra patria. Y mi llamado es a que lo hagamos, porque esta es una maravillosa y verdadera oportunidad para alcanzar la paz que tanto anhelamos.
En los últimos días hemos escuchado y leído muchos planteamientos que distan de la realidad. Se ha dicho que de aprobarse la Constituyente desaparecería la democracia que defendimos e instalamos en el 99, cuando uno de los objetivos más importantes de esta convocatoria es impulsar las nuevas formas de la democracia participativa, protagónica y directa, dándole carácter constitucional a las misiones, los consejos comunales y las comunas, a los CLAP, a todos los mecanismos de inclusión y a los beneficios que se han creado para favorecer a los venezolanos.
Su intención es lograr que ese poder originario que tiene el pueblo se materialice definitivamente. Que logremos que los ciudadanos organizados se involucren, participen e intervengan verdaderamente en todos los asuntos económicos, culturales, políticos, ambientales y sociales de nuestro país. Que todos puedan aportar a ese desarrollo al que estamos apostando. Y por eso es tan importante, porque la única forma de lograrlo es unidos.
A todos nos preocupa el tema económico, pues ciertamente hemos sido afectados por una guerra feroz. Por ello resalto que otra de las aristas que plantea la Constituyente es impulsar e instalar un nuevo sistema económico productivo, diversificado e integrado que deje atrás el rentismo petrolero. Esta sin duda es la forma de salir adelante. No vacilemos, actuemos. La victoria está en nuestras manos. No nos la dejemos arrebatar. Ejerzamos la democracia participativa. Un abrazo.