Con la participación del 61,14% de universo electoral, los venezolanos eligieron a sus 23 mandatarios regionales, en unos comicios que marcaron hito y sorprendieron a propios y extraños. Igualmente, este evento sirvió para que la jornada cívica del 15 de octubre desmontaran la infame matriz de opinión con las que algunas comparaciones comunicacionales intentaban empañar el evento, diciendo cualquier cantidad de barbaridades, y sobre todo tratando de empañar la consulta para así poder justificar la sarta de sanciones que buscan asfixiar la economía venezolana.
Si bien es cierto que el gobierno salió airoso de la prueba comicial, no menos cierto es que toda victoria también comporta riesgos e impone altísimas responsabilidades. Por esta razón, será responsabilidad de los gobernadores electos saberse administrar inteligentemente con los resultados, no embriagarse de triunfalismo y pensar que tendrán a Dios agarrados por las barbas. Y decimos estos porque, a veces, una gran victoria puede ser la derrota del mañana inmediato, así como también un revés electoral puede ser el eslabón de un triunfo a corto o mediano plazo. O sea, en política no existen resultados inmutables ni hay vencidos ni vencedores, porque no es primera vez que a un gobierno se le puede voltear la tortilla por creerse infalible.
Los electores aspiramos que los nuevos gobernantes limpien la casa en sus regiones, que auditen a sus antecesores para comprobar si hubo o no manejos dolosos en los dineros públicos, pues solo así podrá salvar su reputación ante la historia. De manera pues que todos esperamos a que no se hagan la vista gorda cuando en la calle le griten que tal o cual funcionario es chorro y que deshonra el rol de los servidores públicos. Y como de acuerdo al cronograma electoral la próxima parada será la elección de alcaldes próximo año, que mejor momento para echar a patadas a esos corruptos que saquearon los municipios y enchinan el panorama para la elección presidencial del 2018. Advertencia: ganando también se pierde y viceversa.
Ojalá que podamos ver nuevas caras en los entornos de quienes este domingo supieron conquistar la simpatía de sus electores, porque la experiencia nos dice que funcionario que se enquista mucho tiempo en el cargo con el cuento que se las sabe todas, a la final termina expuesto a las tentaciones del diablo. O me equivoco.