Seamos ecuánimes y construyamos una síntesis para mostrar la realidad, no caricaturas ni basarnos en abstracciones que nos desdigan a nosotros mismos. Porque las dificultades por las que estamos pasando las familias venezolanas responden a decisiones políticas tomadas desde las más altas esferas del poder y a eso no es muy útil ponerle medias tintas, más aun cuando estamos en un país en donde las mentiras y la propaganda de gobierno se traducen en hambre, miseria, niños desmayándose en las escuelas y muerte.
Lo verdaderamente fácil es decir que "en todos lados hay alimentos" pero que el problema real es que no hay dinero para adquirirlo, obviando que no se cumple con el artículo 91 de la constitución y que el aparato intelectualoide pro gobierno nos abofetee argumentando que la inflación es inducida por una página llamada Dólar Today. Lo difícil es vivir con salarios que efectivamente no alcancen para nada porque las empresas expropiadas no producen y se encuentran en situación de quiebra, las importaciones de alimentos y medicinas se han reducido a casi un 70% con relación al año 2012, como parte de una política central de los señores del PSUV-Gobierno que han priorizado por destinar miles y miles de millones de dólares para el pago de una deuda externa, por demás sospechosa de ser fraudulenta, ilegitima y habría que ver que tan legal. De igual manera padecemos una liquidez monetaria que se incrementa de forma exponencial y ni hablar de las mafias que acaparan y capturan nuestra renta petrolera en donde se dan la mano gobierno, empresarios, banqueros y afines.
Recurrir al trillado remoquete de que los señores empresarios juegan con la necesidad del pueblo es simplificar una situación que lleva directamente a posiciones que justifican a Maduro y compañía y nos entrampa en un análisis facilitador para no plantear los problemas de fondo, haciéndole el juego antidemocrático a la cúpula psuvista que mientras le entregan el 12% del territorio nacional con el Arco Minero del Orinoco a transnacionales mineras, no investiga el desfalco a la nación que ronda los 500.000 mil millones de dólares, ha creado 80 leyes vía habilitante y le diseña al capital financiero internacional los llamados 14 motores de la economía productiva; nos dice que hay una "guerra económica" que es santo y seña de las penurias que padecemos mujeres, hombres, ancianos, niños y que hasta hace meses apenas nos pedían un voto de confianza por la Asamblea Nacional Constituyente para "garantizar la paz".
No mirar a la crisis de frente y la pérdida de capacidad crítica, inevitablemente hacen que se voltee para donde las responsabilidades se pueden repartir de lo más campante. Por eso en el caso del niño Ronald[i], la amiga Zonia ve[ii] el problema cual asunto administrativo por el que tendría que responder el personal del colegio que bien deberían cumplir con las ordenes que da el gobierno, donde también apunta a señalar la supuesta falta de compromiso de los padres y representantes al dejar ir solo a un niño a clases ante tanta inseguridad. Sugiriendo que con lógica policiaca es que debemos atender la acumulación de dificultades que vivimos a diario y ser todos militantes de base del autoritarismo burocrático del que tanto gusta Maduro y que le hace reverenciar con tanto placer a personajes como Stalin o Erdogan.
En todo caso la ecuanimidad que nos exige Zonia Linares no debe estar desconectada del hecho de que el calvario de la población venezolana está marcado por los altos niveles de represión de un régimen que viola la constitución, que persigue la disidencia y que es hostil a cualquier intención legitima que apunte a cuestionar lo que es imposible no cuestionar y así con una democracia cada vez más constreñida es que nos encontramos con una ley del odio con cuya regulación nos pretenden terminar de callar y que terminemos de asumir que es bastante normal la sistemática violación de nuestros derechos, la falta de medicinas, los problemas del agua, las colas, los hospitales desasistidos y que pasemos hambre.
Por último, al final de la crónica que me animé a escribir motivada por la indignación ante el episodio con el niño Ronald, cerré diciendo que algo habría que hacer para cambiar esta historia a la que nos han llevado las cúpulas corruptas y eso indudablemente tiene que convocarnos a la mayoría de los sectores independientes por construir un proyecto de país sin salidas mágicas ni mesiánicas. Un proyecto de país que se proponga desarraigar la ideología rentista y sus consecuencias materiales en nuestra economía y trabajar un enorme marco de propuestas alejados de la clásica estructura caudillista y si en correspondencia con las exigencias de la gente.
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[i] Niños van a clases con su morral a cuestas y el estómago vacío
[ii] Wirmelis Villalobos: No todo lo que dicen es cierto - Por: Zonia Linares