Que el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reconozca que 200.000bs quincenal no alcanzan para hacer mercado es un milagro, pero que pretenda hacer creer que para todos los venezolanos el CLAP es la gran solución, es un descaro, pues aun obviando el perverso mecanismo que solo permite el acceso a la famosa bolsa para los portadores del "carnet de la patria", se presenta el terrible hecho donde hay comunidades que las bolsas o cajas llegan con suerte cada cuatro meses.
Recordemos que a partir del 1 de enero del 2018 el salario mínimo de un venezolano quedó en 248.510Bs y el bono alimentación en 549.000Bs, lo que deja un monto de integral de 797.510Bs. Pero sigamos hablando de cifras, 124.255Bs es la quincena de un trabajador que cobre salario mínimo, esto no alcanza ni para pagar los pasajes para ir al trabajo, con este monto no se compra ni medio kilo de queso. En la última quincena del mes un empleado gana 673.255Bs, esto tampoco alcanza para hacer mercado, un kilo de carne está en más de 300.000Bs, medio cartón de huevos en 230.000Bs, un kilo de pollo en casi 200.000Bs. Este gobierno sigue con una gran venda en los ojos para no aceptar la realidad y la oposición clásica de derecha apoya estas medidas con su ineficiencia.
Maduro asume populistamente lo relacionado con el salario para hacer propaganda con el CLAP afirmando que con esté sistema una familia "puede aguantar". Supongamos que la bolsa llega todos los meses, es una gran suposición, pues bien sabido es que eso no pasa en todos los barrios del país, ¿Pero sabe el señor presidente cuántos y qué productos trae la bolsa? ¿Le ha preguntado a una familia promedio venezolana de 4 integrantes cuánto tiempo les dura? Permítanme contarles que la bolsa tiene dos meses que en muchas partes no trae leche, negando la posibilidad de que los niños puedan consumir un poco de ese producto, la bolsa trae 4 paquetes de harina, 3 paquetes de pasta, 2 aceite, caraota y algunas veces un atún, saquen la cuenta.
Venezuela es un país donde no se puede ni comprar pan, no hay harina, y las pocas panaderías que tienen el producto hacen pan solo 2 veces al día donde un trabajador no puede comprar porque lo venden muy temprano, generalmente a las 7 de la mañana cuando las personas se trasladan a sus puestos de trabajo y lo venden a las 6 de la tarde cuando ya vienen de regreso, ante esta realidad los 4 paquetes de harina pueden durar administrándolo muy bien 2 semanas. En Venezuela hay hambre y eso no se debe a una guerra económica, se debe a una falta de inversión y mala gestión de gobierno donde no hay planes efectivos para atender las emergencias que sufrimos.
Salgan a la calle y escuchen las historias que la gente cuenta en el metro, en los autobuses, caminando, en las escuelas, vean cuántos maestros van sin comer a dar clases, cuántos niños reciben clases sin nada en el estómago y cuántos padres pasan días sin comer para que sus niños se lleven algo a la boca, esa es la realidad de Venezuela.
El panorama devastador al que nos han llevado las cúpulas políticas tradicionales nos invita a consolidar la idea de que estamos urgidos de una nueva referencia política que nos invite a la construcción de un programa para avanzar en la solución de nuestros problemas. Ya está hartamente demostrado que ni el gobierno ni la oposición clásica van a trabajar para dar respuestas a la desnutrición creciente en todo el territorio nacional, que no van hacer nada para solucionar la falta de medicamentos que cada día cobra vidas, etc., etc.
Soñemos y trabajemos por esa otra opción alejada de la MUD y el PSUV y sus transformaciones.