Figura principal en aquella arriesgada insurrección del 27 de noviembre de 1992 contra el corrupto gobierno de Carlos Andrés Pérez. Hoy, justamente a veintiséis años de aquel acontecimiento no escrutado en su exacta dimensión, el General en situación de retiro decide inscribirse en el CNE para optar por la Presidencia de la Republica. Tiene a su favor haber sido hombre de confianza del Comandante Chávez, además de exhibir la imagen de oficial de las FANB honesto, con principios éticos y morales que no están en discusión y que nadie puede señalar con el dedo acusador. Y porque conocemos su estilo y lenguaje ponderado, sabemos que será factor de conciliación de los venezolanos, pues él no tiene compromiso con ninguno de los factores en pugna que han hecho del debate una pelea de perros y gato, y con ello alterar la paz nacional.
Somos millares los que estamos atentos al discurso del nobel político, que esperamos nos presente un mensaje fresco y renovado, que vaya más allá de los cesares mesiánicos, falsos redentores, o CID Campeadores desconectados de la nueva realidad dialéctica que vive el país del siglo XXI. De modo que esta vez, vamos esperanzados a unir esfuerzos y voluntades para derrotar la demagogia barata, superando así el trauma ocasionado por una nefasta polarización que nos llevó a un desastre que ya nadie aguanta.