Por ser un soldado patriota, bolivariano, robinsoniano, zamorano y sin rabo de paja, la derecha fascista tuvo la infeliz ocurrencia de cercenarle el paso a la única opción que representaba la verdadera democracia protagónica, participativa y directa del pueblo oprimido. Ya es público y notorio que Nicolás Maduro y Henri Falcon pactaron para engatusar con esta falsa electoral que intenta disfrazarse de legitimidad ante los ojos del mundo. Pero como la mentira tiene patas corta, dudamos que esta ruin maniobra pueda prosperar el 20 de mayo, pues la inmensa mayoría de los venezolanos estamos conscientes que por culpa de ellos, hoy somos un poblado cadavérico a punto de convertirnos en sociedad de mendigos al igual que a Cuba, a quienes le cayó la plaga del modelo castro-comunista que lleva más de medio siglo castigándolos sin piedad alguna. ¿Acaso la hambruna, escases de bienes y servicios, especulación y desempleo galopante son un invento sin fundamento que no reflejan nuestra patética realidad?
De Francisco Visconti podemos reseñar que se trata de un ciudadano integral, opuesto a la partidocracia excluyente, con alto sentido de la responsabilidad, y dispuesto a rescatarlos valores que dieron origen a nuestro sistema republicano en 1811. No es el de los politiqueros oportunistas encharcados en las desviaciones crematística, muy propio de los demagogos de oficios que llevan año prometiendo lo que nunca cumplen porque están amarrados a intereses creados y oscuros.
Como Alto oficial de las FANB, demostró con hechos y no palabras que ha sido consecuente con la doctrina de Seguridad y Defensa de la Nación. A él no se le conocen debilidades crematísticas que lo rayen con dinero fácil ni pactos oprobiosos que mancharon desangre y traición nuestra historia republicana. Firme a convicciones y digno guerrero de la dignidad y la libertad, Visconti demostró gallardía cuando desafío el descompuesto puntofijismo el 27 de noviembre de 1992. Fue entonces cuando junto a 93 soldados patriotas tuvieron los cojones bien puestos para levantar sus voces y atreverse a derrocar a un corrupto gobernante como Carlos Andrés Pérez, a quien los propios adecos se encargaron de enjuiciar y destituir antes que concluyeran su cuestionado segundo quinquenio.
A pesar de la maniobra tramposa y excluyente de los responsables de esta crisis institucional sin precedente, Francisco Visconti sigue siendo esperanza de redención social porque los pueblos siempre son sabios y nunca se equivocan en sus decisiones trascendentes. Desde ya podemos presagiar que por los vientos que soplan vendrán días estelares en el futuro inmediato, y a Visconti le corresponderá cumplir un rol de primera línea en aras de los sagrados intereses de la patria. Total, la historia buena aún está por escribirse sin tabú y con sus nuevos actores. Por lo pronto, recomendamos estar atentos al Frente Amplio Nacional Bolivariano que no anda jugando carrito y promete oportuna respuesta al drama nacional.
