- Los torticeros y vivarachos, no pueden concebir que uno apoye a Maduro sin tener un puesto o en busca de él, sin ir tras una colocación en la administración pública. La política de partidos en Venezuela (sobre todo en los opinadores) tiende a reducirse en ir tras intereses particulares e inmediatos, en buscar de poder o amigotes para hacerse con bienes materiales, con dinero fácil.
- Muchos de los que me atacan y odian por apoyar a Maduro me acusan de ladrón del tesoro público, de chupar como empleado o enchufado, de ser un corrupto más del Estado, porque eso es exactamente lo que ellos buscan y harían colocándose como pervertidos disfrazados tal cual resultaron los rojos rojitos, de los estafadores que han descubierto en PDVSA.
- Sólo con Maduro tendremos futuro: Futuro es tener un destino propio. Es contar con lo nuestro: luchar por nuestra soberanía, disponer de nuestros recursos, rescatar nuestra historia y los valores del legado de la independencia, de Libertador Simón Bolívar.
- Sólo con Maduro no seremos unos negociantes condicionados a los gringos, como hoy lo son en grado máximo los capos de Juan Manuel Santos, Peña Nieto, Piñera, Macri o Temer.
- Tener futuro no es ser aliado de Estados Unidos, ni endeudarse para llenarnos de elementos importados que no producimos. No es postrarse ante los narcotraficantes y paramilitares colombianos, ni a las mafias de la DEA o el FMI, ni a la OEA, como tampoco los empresarios o sindicaleros, o a la obispera (Conferencia Episcopal Venezolana).
- Queremos decir: votar por la derecha es hacerlo por el PASADO. Por aquella Venezuela anegada en borrachitos en cada esquina, lánguidos y purulentos, sin patria ni destino. Es hacerlo por los enclenques del betancurismo, por la torturadora y masacradora DISIP, o por decrepita CTV vendida a la Tripartita, o por el señoreo en el gobierno de la Conferencia Episcopal, o vivir bajo el reino de Fedecámaras sobre los poderes del Estado.
- Este artículo pude haberlo titulado "No des tu voto a la loca", recordando aquel estribillo que puso en boga el MEP en las elecciones de 1968. Este estribillo tenía un doble sentido, primero evitar que el pueblo perdiera su voto y no fuera dárselo a Luis Beltrán Prieto Figueroa, y segundo decir que la fulana "loca" era el candidato de AD, Gonzalo Barrios. Gonzalo Barrios era ya traspasdo los sesenta años de edad, un empedernido solterón, un sibarita que hablaba muy bien el francés y que se desenvolvía gozosamente entre la burguesía del Country Club de Caracas. Pero también el MEP con ese estribillo (que prohibió el Consejo Electoral de entonces), quiso decir que todos lo que se oponían al maestro Prieto era basura, trampa y perdición. Eso es exactamente lo que hoy enfrenta el presidente Maduro: bazofia, traición y crimen.