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Saludos, camaradas, rumbo al Cuarto Congreso del PSUV. Camaradas, escuchemos a Bolívar el 6 de mayo de 1814 (hace 204 años): "Compatriotas, la guerra se hace más cruel y están disipadas las esperanzas de una pronta victoria, con que os había excitado (…) Terribles días estamos atravesando…".
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Yo recomiendo la lectura de los trabajos de J. Roberto Duque, y en soporte a su línea de pensamiento coloco estas ideas del Libertador: "Es una estupidez maligna atribuir a los hombres públicos la vicisitudes que el orden de las cosas produce en los Estados, no estando en las facultades de un general o magistrados contener en un momento de turbulencia, de choque y de divergencia de opiniones, el torrente de las pasiones humanas, que agitadas por el movimiento de las revoluciones se aumenta en razón de la fuerza que la resiste".
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Porque pareciera que Bolívar nos está viendo en las tormentas de hora y nos advierte: "Y aun cuando graves errores o pasiones violentas en los jefes causen frecuentes perjuicios en la República, éstos mismos perjuicios deben, sin embargo, apreciarse con equidad y buscar su origen en las causas primitivas de todos los infortunios: la fragilidad de nuestra especie y el imperio de la suerte en todos los acontecimientos…".
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Para los criticones de "revolucionarios", esos de media cuartilla a crédito, el Libertador les aconseja: "El hombre es el débil juguete de la fortuna… Yo, muy distante de tener la loca presunción de conceptuarme inculpable de la catástrofe de mi patria, sufro al contrario, el profundo pesar de creerme el instrumento infasuto de sus espantosas miserias; pero soy inocente porque mi conciencia no ha participado nunca del error voluntario o de la malicia, aunque por otra parte haya obrado mal y sin acierto…".
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Queridos camaradas, ahora cuando hemos ganado todas las elecciones, dándonos una solidez especial en el campo social, no tenemos excusas para decir que nos imposible resolver la terrible situación económica que afronrtamos: todos los espacios deben tomarse para cultivarse, con huertos, con arte y pensamiento (pensar exige complejidad), con conciencia, estudio y amor a la tierra, que se abran todas las compuestas y se construya de una buena vez la patria nueva.
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La única revolución posible está en la resolución de hacer y el hacer lo mejor posible todo lo que se emprenda. Sin paciencia, sin rigor ni disciplina se podrá llegar a la liberación total y al NO retorno, que tanto pregonara nuestro Comandante Chávez.
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La verdadera revolución está en volverse cada cual un líder tanto para obedecer como para mandar; primordialmente para obedecer a los mandatos supremos de la revolución. Pero a la vez un volverse hacia adentro, dirigirnos hacia el infinito de nuestro ser, en el que residen todos los tesoros y virtudes del conocimiento: la fuerza del que ama a su patria y del que lucha sin esperar nada para sí. Bucear hondo en el alma, quemarse por dentro como una antorcha para luego salir e incendiar a los indolentes y apagados. Nadie apagado ilumina, ni nadie apagado anima. Por eso hay que leer y pensar tanto.
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Hay muchas cosas que uno cree que son útiles para hacer una revolución en esta época de los aparatos, de las antenas y de los nervios conectados a los celulares. Ciertamente que esa guerra cibernética constituye una pavorosa disolución de nuestro ser en lo externo, un extravío diario en lo vacuo, en la idiotez y en lo inútil. Hay que ir mucho más allá de los aparatos que reducen al ser a los patrones de la tecnocracia perversa, reduccionista, minimalista (como dice el Presidente).
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Recuerdo que el Comandante Chávez decía que si uno se pone a responderle a un imbécil termina hundiéndose en el marasmo de la estupidez contra la cual pretende luchar. Toda la tecnología de las redes se ha hecho para entrampar al hombre en la memez de lo inicuo y de lo burdo. Los seres vulgares se mueven como peces en las aguas turbias de las redes sociales, y siempre buscando pendejos que caigan en sus viciosas redes. No digo que se ponga de lado la importancia de las redes, pero que ésta no nos haga desperdiciar el tiempo valioso y esencial que necesitamos para producir, estudiar e investigar, no respondamos poniéndonos a la par de las estupideces que nos lanzan.
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No podemos dedicarle mucho tiempo a lo que la derecha explota día a día con suma destreza, agudeza bárbara y disolución moral: el tema de las redes controladas bestialmente por google es tremendamente reduccionista y un golpe fulminante a la imaginación. El que siembra hoy una mata de cambur estará haciendo una obra mil veces más grandiosa que enviar o responder veinte tuiters en un día.
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La "genialidad", siendo certero enviando tuiters, te impide en parte concentrarte en la disciplina del estudio profundo y de la investigación. Es un juego demencial en el que se pierde mucho tiempo y que consume el talento que podríamos dedicar y tener para algún arte, en pensar al nivel de los que no les interesa ni el pensamiento ni el estudio.
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Nosotros deberíamos tener nuestras grandes escuelas de formación en todas las Comunas entrenando, a nuestros Anti Think Tank, estudiando y pensando todos los días.
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La revolución tiene que ver sobre todo con el ejercicio del pensar, algo que es profundamente difícil y complicado. Casi nadie piensa hoy en día: no hay cosa que provoque más pánico que el pensar, porque te proyecta a niveles de soledad, enfrentamientos y asilamientos que muy pocos soportan, pero éstos, hay que reconocerlo, son los guías espirituales, los héroes silenciosos de la ciencia y de la poesía, sin los cuales no hay cambio posible en este mundo.