El amor como razón ética para la educación humanista y liberadora

Tirando flechas (V parte)

Hoy lanzo mis flechas al amor por la humanidad, que debe ser el motor ético para construir la educación digna, humanista y liberadora para las futuras generaciones que serán las herederas de nuestros errores o aciertos.

En el ambiente de formación para construcción de la educación humanista y liberadora se hace necesario implementar con énfasis, el amor por nosotros, el amor por nuestros semejantes, el amor por el Planeta Tierra y el amor al conocimiento y la comprensión; en síntesis como lo dijo Jesús de Nazaret: "amor al prójimo como así mismo".

Indudablemente, es en la esencia del amor donde está la clave lógica y sensata para construir la sociedad justa, libre, equitativa y armónica con la Madre Naturaleza, como tiene que ser una sociedad de iguales, una sociedad de verdaderos ciudadanos, una sociedad socialista donde reine la dignidad y la justicia social, que nos proponemos construir en Venezuela en los actuales momentos de crisis económica, política y ética, producto de la lógica perversa del capitalismo salvaje que hoy afecta moralmente a todo el pueblo.

El amor, como enunciado expresivo en el ambiente de formación del ser humano, implica fortalecer un lenguaje y carácter afectivo, valorativo, acorde y significativo con el pensamiento y criterios de los sujetos de aprendizaje. En este difícil pero no imposible propósito, el amor debe centrarse en la razón, en los conocimientos y saberes previos de los sujetos de aprendizajes , en la práctica del respeto y valoración de sí mismos, como realidad única, bajo el fomento de una ética de contexto social, centrada en la demostración y el razonamiento y no en la normatividad tradicional inarmónica y anacrónica, que hasta ahora hemos tenido como método sistemático educativo, ya que para construir la educación humanista y liberadora necesitamos pasar, de una ética normativa y opresiva impuesta por las élites sin el consenso popular como tradicionalmente nos han acostumbrado, sin la orientación hacia la corrección de los errores que por naturaleza se cometen, y penar, los que por negligencia se cometen de forma deliberada como cosa normal, a una ética convincente y deductiva, donde se le permita al sujeto de aprendizaje el cuestionamiento lógico, razonado y constructivista, que permita poner en práctica el amor por la humanidad, entendiendo que el amor es la fuente primaria para concebir el logro de la verdadera liberación, dignidad y paz entre los seres humanos, debiendo empezar esa práctica amorosa desde la familia, porque si amamos a nuestra familia, entonces amamos a la humanidad, no porque lo digan los manuales, códigos y leyes, sino porque desde la práctica cotidiana podemos interpretar cuanto bien y cuánto mal nos hacemos a nosotros mismos y a los demás, cuestión que podemos resolver con la aplicación sincera de la práctica del amor al prójimo como a sí mismo, sin caer en matices religiosos o de ideología en particular.

Debemos entender enfáticamente que hemos construido por imposición del sistema establecido, un régimen cultural donde la ética funciona en forma segmentaria, por satisfacciones individualistas, por intereses de clases y por caprichos de la élites, siendo etiquetada la cultura por regiones, sectores y estratos sociales, en forma indiscriminada, como una práctica de dominación cultural y no dentro del marco de la necesidad diversa y universal, o mejor decir pluriversal.

La educación humanista y liberadora debe ser ejercida a través de la práctica del amor, y para lograrla necesitamos obligatoriamente cultivar una ética que nos lleve a la comprensión y al razonamiento legítimo contemplativo de la razón, a la conciencia y el saber humano y no a la búsqueda pasiva e inconsciente de un sistema autómata diseñado para la imposición de los intereses de la clase dominante, para solamente enseñar lo que ellos les interesa que el pueblo debe saber y al final lo que se enseña es una verdad manipulada, que nos es la verdad auténtica.

Es apremiante el momento para hablar de una educación humanista y liberadora, asumiendo el reto como un compromiso transformador enmarcado en la práctica del amor por la humanidad, por la diversidad global, pero con sentido holístico de pertenencia pluriversal, construyendo nuestro propio acontecer de vida, en un ambiente libre de egos y prejuicios, donde pueda reinar la armonía pluriversal de la naturaleza, para hacer justicia humanista sobre la defensa integradora de la vida en todas sus manifestaciones, pero para lograr tan estimable emprendimiento, primero tenemos para salir de los hábitos que nos carcomen y que hoy median y norman, sin duda alguna, desde a la educación y para completar ese emprendimiento debe ir acompañado de la descolonización del pensamiento y la conciencia, para que el pensamiento y la conciencia se conviertan en sabiduría razonable.

El reto es convertir a los sujetos de aprendizaje, desde las aulas y demás ambientes de formación, en sujetos activos, conscientes, críticos y autocríticos frente a la realidad vivida, donde el sujeto sea el protagonista de la construcción de los saberes en el aprendizaje emancipador, donde sean planteadas ideas proactivas y creativas de generación colectiva, procurando crear un ambiente en el que el ser humano se destaque en el ejercicio de la idea hecha palabra, que conjugue la libre expresión ciudadana, donde sea posible configurar un contexto de interacción entre iguales en el compartir de la diversidad de los conocimientos que deben ser la labor elemental de los sujetos de aprendizaje y el facilitador (a), profesor (a), donde cada uno pueda ejercer la facultad de dar a conocer sus puntos de vista y le sean respetados sus criterios, conjugando la colectivización de los mismos; una interacción, en un contexto donde se practique la entereza, el respeto, la comprensión y la apreciación de la realidad sentida por cada uno de los participantes en el ambiente de formación, interactuando con un lenguaje afectivo, con respeto a los estilos y formas de aprendizaje de cada uno de los participantes, ya que la principal configuración de un ambiente de formación, son los sujetos de aprendizajes, lo cual debe llevarnos al crecimiento personal y emocional de manera colectiva y participativa, desarrollando los conocimientos interpersonales insistiendo en la promoción del trabajo valorativo en equipo, logrando la valoración y evaluación de sí mismo y de los demás participantes, fortaleciendo el sentido de pertenecía del aprendizaje en forma general, comprendiendo que los errores también forman parte del aprendizaje, por lo tanto es necesario que a través del trato afectivo entre los participantes se logre intensificar los conocimientos, forjando el crecimiento, la autoestima y el respeto mutuo, construyendo estrategias que permitan a los sujetos de aprendizajes reconocer y aceptar sus limitaciones y potencialidades, pero no en un sentido de inferioridad o superioridad sino como una experiencia de conocimiento, razón y comprensión de su realidad, que ayudará a fomentar un clima de confianza ante los retos la vida misma.

POR UNA EDUCACIÓN HUMANISTA Y LIBERADORA DESCOLONICEMOS EL PENSAMIENTO Y LA CONCIENCIA Y AVANCEMOS HACIA UNA SOCIEDAD LIBRE Y SOBERANA

Gracias amables lectores: Hasta la próxima flecha.

Reinaldo Chirinos

reinaldoc06@gmail.com



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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