Cuando elegimos un presidente, debemos proveer un concepto expansivo de la realidad geo y sociopolítica de su territoriedad como gobernante. Por lo tanto, podemos visualizar tres fuentes, la primera, es el poder del presidente, tal como lo definen las constituciones, que consiste en un poder de reacción, donde puede vetar, y en poder de acción, donde tiene oportunidad de legislar por decreto en algunos ámbitos. La segunda fuente de poder es la fuerza y cohesión de los partidos del presidente en el legislativo. En tercer lugar, los presidentes obtienen gran poder de su elección popular directa y del hecho de poder invocar que son los únicos dirigentes públicos elegidos por el conjunto de la población. Así, tenemos que los presidentes de Francia, Venezuela y Costa Rica son bastantes débiles a nivel constitucional, pero, poseen demasiado poder de partido
De hecho, la influencia del Psuv, se debate en el seno de la República Bolivariana por la mediocridad de quienes ejercen funciones de control y de influencia en donde, obtuvieron un voto masivo de parte de las comunidades., de allí que el gobierno de Venezuela en sus distintos niveles es sostenido por fuerzas militares y nunca por los civiles que fue desplazado a un segundo plano. De allí se desprende que nuestro sistema democrático posee poca viabilidad y solo núcleos de poder que es controlado por un grupo de hombres que se integran bajo nombres comunes y, se les denomina colectivos.
El gran peligro que se viene frecuentando en cada jornada electoral, es que el votante no sabe por quien elige y es llevado a un túnel negro que quebranta su ideología como ciudadano y, he allí la magnitud del problema que tenemos en Venezuela. La mayoría de su gobierno es totalmente relativa y la mayoría de los sufragios a favor del presidente es por voto asistido o vinculante, lo que implica un umbral que tiene un tope implícito impuesto por el propio gabinete y Poder Electoral. Estamos ante una manipulación del voto y fraude electoral bien orientado por presiones de índole emocional y laboral de cada votante hacia aquel que lideriza la presidencia. Por esto, jamás este gobierno será socialista, sino neoliberal. Las políticas públicas se encuentran orientadas hacia el Fundamentalismo de Mercado y el control del poder.
Necesitamos en América Latina un pluralismo democrático, donde cada presidente participe con sinceridad en políticas comunes en cuanto a lo social., es necesario ver de nuevo el federalismo y la convergencia socialista para no caer en contradicciones ideológicas, necesitamos estar ante una democracia verdaderamente consensual. Es menester ver nuestros alcaldes y legisladores, no lo conocemos, ni siquiera se pasean por las distintas barriadas de los sectores donde ejercen poder y control político, no podemos hablar de ideología, porque nunca han leído y menos buscado en un diccionario, el concepto de esta voz, les basta, llegar al poder y conformarse con el nivel del cargo que poseen porque su mentalidad, no da para más.
Es una realidad, lo vemos a diario en el manejo del discurso político y la articulación de los criterios para manejar su propia realidad y contexto histórico.