Con júbilo, nos unimos al pueblo salvadoreño por la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez, aprobado y declarado por la Santa Sede.
Era una deuda moral e histórica que tenía El Vaticano, el nombramiento de San Romero de Nuestraamérica, como digno hombre de Dios y del pueblo, en los altares.
Es hora que los sacerdotes, misioneros, hermanas religiosas, obispos y cardenales del mundo, lleven el rostro de MONSEÑOR ROMERO, en su lucha por la justicia, por la paz, por la verdad, por la esperanza, por la vida y la dignidad del ser humano, como la protección y defensa a la Pachamama (la Madre Tierra), la ecología, el feminismo, la igualdad de género, por la atención a la infancia y a la juventud.
Queremos sacerdotes, misioneros, hermanas religiosas, obispos y cardenales como SAN ROMERO DE NUESTRAMÉRICA, que estén al lado de los pobres, de los enfermos, de los que padecen de hambre y sed, de las personas en situación vulnerable de calle, con las y los discapacitados, con las y los y los sexodiversos, con las y los migrantes, con las mujeres, con la clase trabajadora, con las y los estudiantes, con las y los campesinos, con las y los indígenas, con las y los afrodescendientes, las y los refugiados, con las y los privados de libertad, con las y los excluidos... Esos mismos deben llevar el ROSTRO DE SAN ROMERO DE NUESTRAMÉRICA, y que lleven en lo profundo de sus venas y huesos, el amor, como el dolor que llevó Jesucristo.
Queremos sacerdotes, misioneros, hermanas religiosas, obispos y cardenales con el rostro de SAN ROMERO DE NUESTRAMÉRICA, que enfrenten con valentía y sin contemplación, a esos sacerdotes y obispos criminales, depravados, corruptos, narcotraficantes, pedófilos, violadores de los derechos humanos, que acompañan magnicidios, golpes de Estado, gobiernos de facto, dictaduras... que emplean la casa de Dios, como centro de conspiración y ampara a terroristas, que bendicen armas y equipos de guerra, para atacar a seres inocentes, esos que son los huestes serviles del imperio y de la derecha diabólica... que emplean el nombre de Dios como excusa y debajo de sus sotanas, llevan toda clase de maldad y daño a la humanidad. ¡No merecen el perdón de Dios, ni del pueblo! ¡Merecen pagar sus crímenes aberrantes, con el máximo castigo de la Ley!
Queremos sacerdotes, misioneros, hermanas religiosas, obispos y cardenales, con el rostro de SAN ROMERO DE NUESTRAMÉRICA, que trabajen de manera abnegada por la paz y en solidaridad con los pueblos del mundo, al lado del judío, del islámico, del budista, del harekrishna, del ateo, del masón, del ortodoxo, del evangélico o protestante. Pues de esta manera, se garantiza la unidad y el respeto de todas las religiones del mundo.
Cuando existan sacerdotes, misioneros, hermanas religiosas, obispos y cardenales, con el rostro de SAN ROMERO DE NUESTRAMÉRICA, ese día vamos a ser partícipes de la iglesia renovada y comprometida con el pueblo, y en especial, con las y los pobres de este mundo, que son el rostro del verdadero Cristo Humano y sensible. Esa era la causa que profesaba siempre, San Romero de Nuestramérica.