No se que argumentos tendrá Evenpro para justificar que el acceso al público a La Carlota, para presenciar el concierto de Shakira, se abriera media hora antes de la hora pautada. Y no me interesan. En las entradas decía que el concierto empezaría a las 5:00 pm y los organizadores planificaron que las 30 mil personas entrarían en 30 escasos minutos. O decidieron que el telonero Caramelos de Cianuro se presentaría sin público o están locos. Ustedes convendrán conmigo en que fue un error garrafal o una estupidez. A esa hora, a las 4:30 pm, llegamos cuatro adultos y seis niñas con la idea de que era una hora sensata, pues suponíamos que la mayoría de los asistentes estaría dentro del aeropuerto.
Pero que va, ahí empezó nuestra pesadilla, que ya para miles de personas tenía horas transcurriendo. Nunca entendimos donde empezaba y donde terminaba la cola. Alguien dijo que no tenía fin, que era un círculo, una especie de remolino, que se iba tragando a la gente. Pero lo único que se tragó esa cola fue la paciencia de los asistentes. Los organizadores nunca pensaron en el público. Las entradas “preferenciales” las vendieron a casi 400 mil bolívares y sus compradores pasaron horas haciendo una cola, para entrar luego a un sitio “preferencial” caminando por un redil peligroso. Recordé la película Hombre muerto caminando e imaginé que pronto nos inyectarían alguna sustancia que nos haría no “dormir”, sino despertar de aquella pesadilla.
Mientras nos llevaban como ganado a un matadero escuchábamos a miles de personas gritar: ¡Nos robaron, nos robaron! Eran los otros estafados que pagaron la entrada general y no tuvieron la posibilidad ni siquiera de ver el escenario. Pagaron y se calaron una cola de horas para ver a Shakirra, Shakirra a través de pantallas y mal oírla por unas cornetas roncas.
A las ocho de la noche la mujer comenzó a mover las caderas, pero no hubo movimiento pélvico que nos entusiasmara. Demasiado abuso, demasiada estafa, demasiada impotencia. Los ladrones no sólo tocan los vidrios de tu carro con un pistolón. La legal y registrada empresa privada también atraca a los ciudadanos. Evenpro organizó el desastre del año.
*Periodista
