Año 1992, comienzan a caerse las máscaras politiqueras del pacto de Punto Fijo, ya el pueblo no tolera más atropellos, la corrupción sigue campante, la prepotencia y la codicia se imponen, ante la protesta valiente del pueblo que día a día se hace sentir en las calles, sin que el gobierno de Carlos Andrés Pérez hiciera caso al menos de algunas exigencias básicas, que el pueblo requería para sobrellevar la dura situación en que vivía: condiciones profundamente denigrantes.
La situación es dramática, el estado de pobreza era extremo y amenazaba con agudizarse cada día más, el pueblo sufría la calamidad pública, que lo han someten sistemáticamente a la vida indigna y miserable, producto de la política neoliberal imperialista, por lo que la prensa venezolana, según publicación de Alianza Revolucionaria de Movimientos Autónomos sociales (ARMAS) que lideraba el Coronel en retiro Williams Izarra, en enero de 1992, dice:
"De acuerdo a las informaciones que publica la prensa, la investigación detecta la existencia en nuestro país de 5 estratos familiares, en base a su nivel de ingresos y calidad de vida. El primero y segundo estratos son los de mayor poder económico y han crecido en los últimos años. La clase media tercer estrato, ha disminuido de un 16% a un 13,3% y también ha mermado la clase obrera de un 42% a un 35.7%. Como contrapartida el estrato V, clasificado como de extrema pobreza. Aumentó del 38% al 43.4%. Así tenemos que, de los 18 millones de venezolanos, sólo un millón 370 mil 170 (7.57%) pertenecen a los estratos altos, en tanto que la clase media contempla 2 millones 416 mil 350 habitantes (13.35%). Al cuarto nivel pertenecen 6 millones 467 mil 130 personas (35.73%). Y al de la pobreza crítica, 7 millones 846 mil 350 habitantes (43,35%). Si sumamos los estratos IV y V, vemos que 14 millones 134 mil 480 venezolanos son pobres, lo que porcentualmente significa que el 70,08% de la población carece de recursos y bienes más indispensables" (Alianza de Movimientos Autónomos (ARMAS). Folleto, 1992.
Y esta situación persiste en la fuerza opresora, que ejerce el gobierno de CAP II, hasta la llegada del 4 de febrero de 2002, apenas tres años del "Caracazo", aún vivas todavía las heridas causadas por las hienas devoradoras de pueblo: Carlos Andrés Pérez, Izaguirre, Lepage, Del Valle Aliegro, Miguel (Paquetico) Rodríguez, Antonio (El Vampiro) Ledesma, Virgilio Ávila Vivas, entonces gobernador del Distrito Federal, el Partido Acción Democrática y sus derivados, todos bajo la guía de los halcones del Imperio yanqui, cuando resuenan los fusiles de la libertad en manos del patriótico Movimiento Revolucionario Bolívar 200, encabezado por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien dirige la insurrección, que para el momento no logró cumplir el acometido planteado, pero sin embargo logró sembrar la semilla de la esperanza perdida del pueblo, para el logro de la liberación social.
Entre los oficiales que acompañaron al Comandante Chávez en la rebelión militar se cuentan los comandantes: Francisco Arias Cárdenas, Joel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta Hernández, Jesús Ortiz Contreras entre otros militares de diferentes rangos, de aquel movimiento militar de comandantes, mayores, capitanes y tenientes, que también se conoció con la denominación de los COMACATES, donde participaron por su puesto, clases y soldados del pueblo, que en el momento cumplían el Servicio Militar Obligatorio, donde varios de estos militares rindieron la vida en los hechos de aquella rebelión.
Resucita el espectro Caldera el 4F,
Ese mismo día (4 de febrero), la jauría oligarca convocó a una sesión bicameral extraordinaria donde se oyeron voces de los representantes de aquel carcomido y moribundo Congreso Nacional, que discernían las consecuencias y causas de aquel acontecimiento que permitió la "resurrección" política del espectral líder socialcristiano, Rafael Caldera, que se sirvió de aquel momento para levantar la lápida de su propio sepulcro político, al pronunciar un discurso donde hacía gala de la precariedad en que estaba viviendo el pueblo, cuando dice lo siguiente:
"Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza exorbitante en los costos de la subsistencia, cuando no ha sido capaz de poner un coto definitivo al morbo terrible de la corrupción, que a los ojos de todo el mundo está consumiendo todos los días la institucionalidad. Esta situación no se puede ocultar. El golpe militar es censurable y condenable en toda forma, pero sería ingenuo pensar que se trata solamente de una aventura de unos cuantos ambiciosos que por su cuenta se lanzaron precipitadamente y sin darse cuenta de aquello en que se estaban metiendo. Hay un entorno, hay un mar de fondo, hay una situación grave en el país y si esa situación no se enfrenta, el destino nos reserva muchas y muy graves preocupaciones". (http://www.analitica.com).
Caldera en aquel momento parecía estar descubriendo el "agüita tibia" para curar los furúnculos de la sociedad, convertidos en la gangrena social del pueblo. Era el momento ideal para la demagogia y ganar adeptos para rescatar su desnaturalizada imagen política y fortalecer su casi nula aceptación del pueblo, a la candidatura presidencial para las elecciones del año 1993, mientras se oían otras voces en los trasmuros, de aquel caduco parlamento, donde un tristemente célebre parlamentario cuartarrepublicano imploraba "muerte a los golpistas", (frase irónica pronunciada por el siniestro dirigente del partido Acción Democrática, David Morales Bello, en su deplorable discurso ante el Congreso Nacional aquel día 4 de febrero de 1992) como si le pareciera que para satisfacer su sed de sangre humana, como cual "Drácula trasnochado", o mejor decir "trasdiado", no bastara el transcurrir de treinta y cinco años de hambre y miseria, asesinatos políticos, torturados, desaparecidos, ejecución de masacres colectivas, perseguidos, explotados y oprimidos, aún quería más: matar la revolución que venía por la redención popular.
De nuevo vuelven a sonar los fusiles
El 27 de noviembre de mismo año, de nuevo vuelve a oírse el traquetear de los fusiles de la Patria. Oficiales de la Armada y la Aviación, irrumpen con un nuevo grito de libertad, se presenta una nueva asonada dirigida por los contralmirantes Hernán Grüber Odreman (jefe de la operación) y Luis Enrique Cabrera Aguirre, y el general de brigada de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio, entre otros, incluyendo personalidades civiles, desafectas al gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Ya se podía decir con Pablo Neruda, en su "Canto A Bolívar": "Es que despierto cada cien años cuando despierta el pueblo", es cuando se manifiesta la presencia de la lucha, animada en el pensamiento social de nuestro Libertador Simón Bolívar. Y hoy, a 26 años de aquel suceso ¿Será que nos hemos quedado de nuevo rendidos en el sueño de la ineptitud y tengamos que esperar otra larga centuria, para que se levanten los héroes que aún velan, y podamos accionar un nuevo grito de REVOLUCIÓN? …No me parece justo… creo que el momento nos exige, no dormirnos en los laureles de la actualidad, la patria nos llama a defender lo que como pueblo nos ha costado caro, antes de perderlo todo. A esta hora es mucho lo que hemos perdido: el valor del salario, la fortaleza de nuestra moneda, la credibilidad en nuestros líderes, el derecho a una alimentación digna, que hemos perdido debido a que los sicarios de la economía, han llevado al país a un estado de escasez, acaparamiento y especulación de los alimentos básicos para la familia venezolana, el derecho a la salud debido a la escasez y encarecimiento de las medicina, la regularidad de los servicios públicos elementales: agua, gas, electricidad, telecomunicación, etc. que son precarios en estos momentos de guerra económica inducida desde la Casa Blanca y el Pentágono.
No debemos permitir que la inacción nos prive la lucha por nuestros derechos, todavía estamos en revolución y seguiremos en ella. Es el momento preciso para consolidar la lucha popular, construyamos el ESTADO COMUNAL, está en nuestras manos rescatar el legado del Comandante Eterno Hugo Chávez. Tenemos un avance importante y es que el pueblo sabe quién es el enemigo a vencer: EL IMPERIALISMO norteamericano y sus lacayos en América y el mundo.
El pueblo con su trabajo creador podrá darle feliz cumplimiento a la meta fundamental del ideario político de Bolívar y Chávez, de obtener: "el sistema de gobierno más perfecto, que es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. SOLO EL PUEBLO, SALVA AL PUEBLO.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA…
¡CHAVEZ VIVE, LA PATRIA SIGUE! HASTA LA PROXIMA ENTREGA.