Es evidente que en los próximos días todo cambiará, el gobierno se acerca a su atardecer, hoy es importante estudiar las tensiones, las relaciones del fin de un periodo. ¿Cómo se mueven los hilos del poder, quién los mueve, quién gobierna en realidad?
El actual sistema de gobierno que se ha denominado “pranato”, asimilando la forma con la dominación en las cárceles venezolanas, tiene unas características que poco a poco se van definiendo. Se trata de un pacto al margen de la ley burguesa, sostenido por la fuerza y la ambición, no hay más ley que la fuerza; se “legisla” sin miramientos estratégicos, sin sentar doctrina, sólo importa la inmediatez, permanecer. Inexorablemente, se van formando polos de poder que se reparten las funciones de gobierno, así se forma un tejido que se mantiene en equilibrio inestable hasta su agotamiento. En ese momento, los polos así creados desconocen al pran, se pierde la lealtad, privan los intereses personales por sobre los de los pranes y todo se derrumba, se forma un nuevo cuadro hegemónico. En estos terrenos entramos en Venezuela. Veamos.
Primero, ¿cuáles son los polos de poder? Uno, el que aparece como pran mayor, es miraflores, la presidencia, no significa que sea el más fuerte, en realidad es el más débil, y cada día se debilita más, sólo aparece como vocero del tejido, otros poderes lo pueden guillotinar; él mismo se ha encargado de erosionar la idealidad que sostiene al poder. Dos, la constituyente, o deberíamos decir para ser más precisos, la cúpula de la constituyente, ésta es un organismo suprapoderes encargado de legislar de acuerdo a las conveniencias del tejido pranático. Ya ha nombrado a sus funcionarios esbirros, convoca elecciones, dicta leyes, y aspira ser vitalicia. Tercero, el tribunal supremo de justicia, conocido como el tsj, encargado de las sentencias a la carta hasta en los litigios más insignificantes como la elección en una Universidad, siguiendo las instrucciones de su círculo; se consolida, en la práctica, como un suprapoder comparable a la Constituyente. Cuarto, los militares, siempre discretos hasta el día en que actúan, sostienen todo el tejido pranático.
Estos polos del tejido pranático actúan con alto grado de independencia, en ellos priva en última instancia el interés individual, no hay más lealtad que a su ego, se mantienen unidos por conveniencias.
Cuando llegue el atardecer del proceso, el desenlace que está próximo, los cuervos sacarán los ojos de cualquiera, nadie acompañará a nadie, las lealtades se fracturarán, la consigna es flotar en el nuevo cuadro de poder. Los polos de poder tienen un fino olfato para detectar a quién abandonar y con quién establecer nuevos nexos.
La situación de hoy se aproxima a un desenlace, parece que los gringos y los europeos apuestan a un pacto que reviva la democracia burguesa, todas sus presiones, hasta las persecuciones tardías a los llamados corruptos, tienen ese fin y esa conveniencia, son mensajes de que la impunidad tiene su precio, de que si no son obedientes al imperio el mundo se les pondrá chiquitico.
El pacto no es tarea sencilla, los bandos tendrán que sacrificar a algunos de sus miembros, no basta ser sumiso, es necesario ser aceptado por el nuevo cuadro político. Los muy rayados deben salir, son un obstáculo, los más radicales no encajan en el pacto. Los polos del pranato no tienen inconveniente en sentenciar al mismo maduro, que sin dudas es un obstáculo para el pacto, es suficiente una sentencia del tsj, una acusación del fiscal esbirro, una resolución de la constituyente.
Cómo dice la Biblia: “vendrán horrores”.
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