La deuda externa puede verse como un mecanismo de financiamiento al que todas las naciones acuden para mantener su crecimiento económico. Se origina en la imposibilidad del Estado de cubrir sus gastos con los ingresos ordinarios, lo cual determina la existencia de déficit en las cuentas fiscales. De esta manera, mientras mayor sea el déficit fiscal, mayores serán las necesidades de su financiamiento y más elevado podría ser el endeudamiento.
Al adquirir una deuda pública externa, el Estado en el mediano plazo, debe contar con un flujo de ingresos fiscales tal que le permita honrar el servicio de la deuda, y atender los demás gastos previstos en la ejecución presupuestaria. Por esto, lo lógico es que el gobierno al momento de adquirir el compromiso de la deuda debe tener claro cómo será su pago posterior, bien sea mediante el financiamiento de proyectos que a mediano plazo generen recursos para pagarla, o en su defecto, tener diseñada una adecuada política fiscal que pueda soportar el pago de la misma.
Cuando en el periodo establecido no se puede cumplir el servicio de la misma, se va al refinanciamiento con el que se busca conseguir más dinero con nuevas condiciones. El bancos centrales de Venezuela , siguen inmersos en buscar estrategias de flexibilización cuantitativa con la intervención en el mercado de deuda para manipular los tipos de interés a largo plazo, lo que supone un círculo vicioso en la impresión monetaria para ayudar a impulsar el crecimiento de sus respectivas economías locales, lo que en última instancia devalúa su moneda frente al dólar. En promedio, el dólar presenta menor sobrevaloración en comparación con los valores razonables de divisas de las economías con un fuerte componente de exportación de productos básicos de ahí el problema de nuestra mono producto petrolero y no petrolero reducen la exportaciones Venezolana . Por otra parte, también las exportaciones son mucho más las para los compradores extranjeros y puede, por lo tanto, dañar de manera grave, a las empresas de carácter nacional que importa una gran variedad de productos . La realidad es que en el terreno inflacionario la política económica luce extraviada: lejos de concentrarse en una eliminación gradual de los «cuellos de botella» que corrija las desviaciones de los precios relativos y así la más importante fuente de presiones inflacionarias, se ha orientado a establecer una política masiva de control de precios o precios acordado que no se cumplen termina siendo contraproducente con un dólar sobrevalorado. Por otra parte, la alineación del tipo de cambio petro salario no se nivelan a la ajusta paridad real del consumidor. Pero más allá del problema inflacionario, de larga data , el mayor inconveniente de corto plazo que aqueja a la economía es la recuperación de la producción petrolera para volver a una senda de crecimiento que atienda las necesidades crecientes de la población. La marcada sobrevaluación del tipo de cambio dejó al sector exportable no petrolero sin potencial alguno de crecimiento; el ambiente de incertidumbre que rodea al sector privado difícilmente puede hacer de la inversión una palanca económica; la caída que aún se vislumbra en el salario real tampoco permite que la recuperación repose en el consumo.La crisis económica global no solo encontró a la economía venezolana en una situación de gran vulnerabilidad frente a los embates del mercado petrolero, sino que además ha puesto a prueba la calidad del manejo macroeconómico y de las políticas de desarrollo productivo.