No es lo que es, es lo que conviene que sea, es golpe de Estado en ciernes, un curso fatídico que se viene gestando a cuenta gota, y el frasco ya está quedando vacío. Se cumple desde hace dos décadas, descontando los dos siglos de acciones políticas, diplomáticas y de intervenciones en nuestro pario, donde el acoso ha sido permanente, la injerencia directa, abierta, sin tapujos. Incluso se ha llegado al desacato frente al derecho internacional, en un juego con cartas marcadas. Frente al poder y su intransigencia, la verdad es la víctima, para los poderes fácticos siempre será sediciosa, por lo que se la ataca y con ella se distorsiona la realidad, se manipula y se influye en la opinión pública. Son intereses geopolíticos amenazados, posicionamientos globales, el uso y el abuso con total descaro, amparados por la mediática, la caterva de programas virtuales, de robot informáticos cambiando signos, intenciones, y un peso demoledor bajo el constante ejercicio de la violencia real, cortes quirúrgicos ambulatorios, sin anestesia. Mientras tanto la sociedad civil, la del dispare primero y averigüe después, actúa con tal impunidad, eufórica por las remesas de dólares usaid. Hemos presenciado como el presidente Trump da las ordenes y el Pentágono, el Comando Sur, las industrias armamentistas, las corporaciones, la CIA y sus filiales, las falsas banderas, los falsos positivos; el terrorismo, ya superada la etapa del comunismo; se libraron guerras de destrucción masiva, con daños colaterales y que luego se declara por parte de todos los gobiernos que intervinieron en las masacres, que fueron engañados por sus fuentes, por sus asesores, y nadie es castigado, todo queda como si nada. Pero existe la NSA, con absoluta independencia y capacidad discrecional para dentro y fuera de EEUU, intervenir y crear falsos escenarios, sin que rindan ante el congreso frente a demócratas o republicanos. Es a lo que nos enfrentamos, a la desestabilización que propicia el Nuevo Orden Global, para acabar con los Estados naciones, 1989 es el año de arranque, fin del bipolarismo y el unilateralismo y la hegemonía del imperialismo en su etapa agónica. Nada frenará el declive del mundo en la era tecnotrónica, de la inteligencia artificial y guerras de drones a objetivos en cualquier punto del planeta o fuera de él. Estaremos preparados, esto es para ya, en esta década se define el futuro de la especie humana.
El imperialismo tiene luz verde, su plan operacional ya cruzó el ecuador, las cabezas de playa están a pocas millas para el desembarco, la influencia atlántica y pacífica en alerta máxima, el cerco se estrecha y el colapso pudiera ser inminente; el control está pasando hacia otras autoridades. El suministro de petróleo y minerales seguirán engordando a los inversionistas, a pesar de los embargos y las reiteradas acusaciones desde Washington contra el régimen de Nicolás Maduro, al que lejos de un jaque mate, lo atornillan más al poder, algo huele mal, por lo nauseabundo de la política, en un juego de pin pon, de declaraciones destempladas y de negociaciones y apertura de nuevas inversiones, cediéndole el lomito en bandeja de plata, por unos cuantos dólares de más, necesarios para poder sufragar los gastos y de paso, repartir uno cuantos bonos a través de la tarjeta de racionamiento de la patria asediada, endeudada y saqueada. Además, siguiendo los acontecimientos en pleno desarrollo en las instancias internacionales, donde se teje la trama y se acuerda qué será lo que será en la OEA, en la ONU, desde la CE. Los dimes y diretes, los derechos y garantías, las sanciones y su cumplimiento, las supra intencionalidades de instancias supeditadas a los pedimentos extorsivos por parte de lobbies particulares a cambio de información por refugio a testigos, que trabajan en la curda floja, espías infiltrados en los gobiernos del continente, como los casos más sonados de los últimos años, presos por lavado de dinero, narcotráfico, estafas y delaciones. Otra piedra en el zapato de los EEUU, la competencia en materia de inversión en lo que han considerado como su patio trasero, sobre el que no se cansan de defecar, sus inmundas prepotencias y destinos manifiestos, es el asunto espinoso de los convenios con China, Rusia, Corea del Norte, Irán, Turquía, Siria, Francia, España y otros cientos de empresas medianas y pequeñas; que vienen explotando los recursos, el lomito de la nación venezolana, y a pesar de tales inversiones, así las catalogan, hemos sufrido durante los últimos seis años, donde la guerra económica ha servido para el enriquecimiento de funcionarios del chavismo y del madurismo, de la derecha socialdemócrata y socialcristiana. Lo terrible del futuro de Venezuela es que quien llegue o continuemos con las cosas como hasta ahora, ciertamente estaremos sufriendo del expolio por los próximos cincuenta años. Venezuela está bloqueada en 360º, rodeada por países limítrofes adversos al régimen de Maduro, contra el proceso revolucionario y chavista. está en juego la independencia, la soberanía, la estabilidad y la paz, en una coyuntura que se agota y apaga.
Detengámonos por un momento y sopesemos los supuestos de hecho y de derecho, que se han presentado por propios y extraños, y nos daremos cuenta de cuanto hemos avanzado y donde estamos fallando, por lo que la República Bolivariana de Venezuela, como nunca antes va hacia una deriva impredecible, los obstáculos que se reproducen, y las necesidades urgentes siguen a la orden del día. Se apela a nuestra democracia participativa y protagónica, a la tan esperada transferencia progresiva del poder al pueblo, vía decreto desde el Estado constituido, que lejos de transferir, exige comprobantes de fiel cumplimiento. Mientras que desde la otra acera pretenden democracia representativa, y con Rousseau aristocracia electiva, y que dirijan los cogollos bajo un conjunto de leyes y normas dictadas desde Washington y por el FMI, y volver como en la 4ª República, y las peticiones exigidas para la transición y elecciones libres. La democracia antes de convertirse en burguesa ya era cuestionada en la Grecia de Aristóteles, Platón, Jenofonte y Tucídides, ella hizo perecer a muchas ciudades por su ineficiencia, estupidez y corrupción; algo de esto ha cambiado realmente, a todas estas se usa como sinónimo de gobierno libre, donde el pueblo es el supuesto soberano, es decir todos a una, o la mayoría. Pero de lo que se trata es apenas de un teorema, porque es un sistema perverso, donde los gobernantes y más aún en sociedades de clases estratificadas, y las flagrancias de los sistemas presidencialistas, colocan en clara desventaja a las masas que son las que arrojan los caudales de votos para la elección del candidato, y una vez en el gobierno, se rodean de los menos aptos, y deliberadamente traicionan las ofertas y no cumplen con lo prometido, esfumándose las esperanzas. La opinión pública y la actitud de la sociedad es reflejo fiel de nuestra situación, vimos apenas hace 48 horas cómo el país fue inundado por una impresionante movilización de los diferentes factores enfrentados, pero también los que no se inclinan por ninguno de los anteriores, una clara lectura de la dimensión del problema que el gobierno tiene entre manos y que debe atender con la urgencia del caso, inmerso como lo está frente a las pretensiones de los EEUU por derrocarlo por cualquier vía, tal como lo han señalado.
Los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica han sido aves de rapiña contra Venezuela, la historiografía es profusa y abunda en detalles sobre cómo desde 1824, arrancaban su expansión sobre el continente, contra los indígenas, los blancos y los negros no anglos, y participes de los colonialistas, imponiéndose con su destino manifiesto a plagar al resto de América y el Caribe a su expoliación y despojo sistemático, en alianza de los oligarcas y burguesías cosmopolitas, parásitos del rentismo en sus etapas primario exportadoras, luego petrolera, en una sinergia de ganar/ganar, al margen de los pueblos que con su mano de obra dinamizaban la economía del país, pero siempre marginado. Al que después y preñados de buenas intenciones han masacrado, vejado, explotado y después del por ahora, cuando Chávez los reivindicó, a su muerte, en extrañas condiciones, de la que ya nadie se ha querido encargar de esclarecer. Vivimos tiempos en los que el pragmatismo se ha colado en el gobierno y desde sus entrañas actúa de espaldas al país nacional, atendiendo sólo a una población identificada con el gobierno de Maduro, que no es la representación total del pueblo, sino apenas una proporción importante. Pero no se trata de porcentajes, sino de decidir de una buena vez cómo vamos a sacar el país del foso en que se encuentra. Los sacrificios de Guaicaipuro, Bolívar, Chávez, de los jóvenes caídos entre el 22 y 23 de enero, y las nuevas sanciones en ciernes. Cuando se restablecerá el suministro de agua, de alimentos de buena calidad, de insumo de todos los rubros, de los medicamentos, de la dotación para hospitales, escuelas, universidades. La dignificación de los sueldos y salarios, el respeto a la constitución y a las leyes, el cese del latrocinio, de la corrupción y del bachaqueo.
La solución está en manos del conductor de los destinos de la República, el balón está de nuestro laso, lo que hace falta es que empiece la partida y alejemos los fatídicos rebullones en los que fueron arrastrados Afganistán, Irak, Libia, Panamá, Argentina, Chile, Colombia, no volver al pasado, evitar disparar primero y averiguar después, sin falsos positivos, sin postverdades, sin más mentiras y engaños, los muertos gozan de buena salud, mientras los vivos no se ven favorecidos, sino como sujetos cada vez más sujetados por el sistema, por el gobierno que manda mandando y no obedeciendo, por el partido y su propia maquinaria, con sus cánones y creencias, que nos han traído hasta aquí, a tiempos de crisis, de caos, donde no hay cambios, donde lo que debe pasar no termina de pasar y donde lo que tiene que morir esta más enchufado. Hacia donde se dirige esto, se vislumbra la luz al final del túnel. Estamos en la nueva era, es verdad, pero el tiempo se agota, y no se puede cambiar la carga en medio de la corriente, ni retrocediendo. Creo, considero, que sólo la conciencia nos salvará, la fe en acción provocadora de la creación en ciernes, no el consumismo, la alienada certeza individualista de que todo me pertenece, porque soy mejor, tengo más y quiero todo. Evolucionamos a diferente ritmo, pero evolucionamos, es sostenida, abarcadora y perfectible la vida, pero con principios, valores, ética, sí, moral también, de cada individuo, no de modelos, ideologías o dogmatismos.
Miremos más allá, salgamos del charco, vallamos a los espacios de contenido, a los mayores alcances; pensamos en exopolítica, trascendamos de la miopía, de la ceguera, no sigamos transitando el triste y minúsculo papel, el rol de meros organismos de carne, huesos y sangre, medrando de y en la naturaleza. Vivimos en sociedad de clases, o no, estratificados, o no, segregados, segmentados, en compartimientos estancos, tanto para mí, nada para ti. Unos con lo mejor de ambos mundos, comen, beben, disponen de medicamentos, por si lo necesitan, gozan de bienestar, lujo, confort, caprichos, banalidades hedónicas, acaparan para sí lo que se requiere para los demás, porque es de todos, nadie es dueño de la naturaleza, no le pertenece a alguien en particular, es de todos y no es de nadie, de un hombre o una mujer, un pueblo, un país o una nación. Se trata del planeta, uno, único, donde todo pasa, sí, pero no pasa nada, porque todo se repite una y otra vez, lo único que cambia es la forma, la manera en que actuamos, más sofisticados, más cínicos, más psicópatas. Y no metamos a dios en esto, él goza de buena salud, y se divierte viendo cómo en su nombre hacemos y deshacemos. Sin infantilismos supinos, más bien ciencia con conciencia como diría el filósofo. Y si somos lo que decimos ser, y estando donde nos encontramos, pero que algunos todavía no se han percatado, no se dan cuenta, ni quieren, porque estamos aquí y ahora, y seguimos estando mientras dure. Pero si no cambiamos nuestro enfoque, sin no participamos, somos protagonistas de nuestra realidad, de la verdad con la brevedad de la libertad que nos otorga la vida en esta existencia, y de paso la malgastamos, pues lo que acontece será lo que nos merecemos. O actuamos como persona, o lo hacemos como lo que creemos ser, individuo, estadística. Seamos ciudadanos del mundo, responsables, sin ella seguiremos sin rumbo, tratando de llenar el vacío, la nada, lo vacuo, sin sentido, sin humanidad, solo fatuidad. Concluyo, obviando la propaganda, y resumo con estos ejemplos cómo este barrunto se trata de una herencia basada en costumbres que hoy ya no cuajan en los tiempos que corren en este mundo, en el universo de lo posible, de lo asertivo, de lo ecuánime la equidad. En este contexto de guerra de 4ª y 5ª generación declarada, donde nos embaucan con mensajes y contenidos que nos consumen las neuronas y nos dejan a merced del mercado, esto es lo que nos venden, puros espejismos.