En medio de esta andanada de amenazas, de veladas intensiones de invasión por parte de la potencia más grande del mundo; donde su propio presidente Trump ha tomado la batuta para acabar con este pueblo. La banca británica tiene represadas 14 toneladas de oro, con un valor 550 millones de dólares. Esto es un robo abierto y descarado; pues este oro forma parte de las reservas que el BCV tiene en el extranjero. Lo mismo pasa con CITGO; una empresa que es propiedad de PDVSA y opera en EEUU; que tiene como activos 6000 bombas de gasolina y tres refinerías que se encuentran en Texas, Lousiana e Illinois y refinan 740.000 barriles diarios de petróleo pesado, que es proporcionado por el Estado venezolano. Solo en el 2016 CITGO obtuvo ganancias por el orden de los 34.000 millones de dólares. En otro orden de ideas hay que decir que el país ha perdido 38.000 millones de dólares producto de las sanciones que el Sr. Trumpp tiene contra nuestro país y que el "interino" señala con todo desparpajo que "contra nuestro país no existe boicot ni embargo alguno" . Ahora aparecen con una supuesta ayuda humanitaria, que no es ayuda, ni es humanitaria y que solo alcanzan para 25000 personas, de dudosa calidad, cantidad y ha ocasionado malestares gástricos a quienes las han consumido, mientras que el gobierno reparte 6.000.000 de cajas CLAP a familias venezolanas mensualmente.
Ante este cuadro amenazante se hace necesario en lo interno LA RECTIFICACION; no solo prepararnos para el combate, la lucha y la acción; también es necesario dar un viraje. Se han cometido errores, no cabe la menor duda; por eso el gobierno tiene frente a él una tarea titánica, como es la de enfrentar a un enemigo poderosísimo; pero también corregir los entuertos. El pueblo reclama acciones, hechos concretos no llagas y soluciones a medias. Nada o poco se ha hecho contra las mafias comerciales, quienes en complicidad con los funcionarios corruptos en algunos municipios del país desangran al pueblo y no se les aplican las directrices del gobierno central; tampoco las leyes del poder popular.
Vaya estos análisis desde esta tierra de gracia como es Guayana. Donde no hemos tenido gobernantes que valgan la pena. La salud por ejemplo es uno de los problemas más álgidos. Las dos sedes hospitalarias, como lo es Guaiparo y Uyapar deben ser acondicionadas a tono con las exigencias. Las mafias deben ser eliminadas. Las medicinas por ejm en el Uyapar son extraídas por manos peludas de la institución y vendidas en las afueras a precios prohibitivos y en oportunidades se las ofrecen los familiares al pie de la camilla donde yace el enfermo, bajo la mirada complaciente de sus directivos. Allí se necesitan autoridades que les duela la institución. INVIOBRAS debe ser objeto de una exhaustiva auditoria; que escarbe sus entrañas. Existen muchas viviendas totalmente paralizadas. Las empresas básicas están quebradas, algunas de ellas funcionando a un 5% de su capacidad instalada. Las llamadas EPS; como Abreu DE Lima, CERLACA, Aceros del Alba, PULPACA, ninguna de ellas está funcionando. Corpoelec, CANTV, Hidrobolivar, a pesar del invalorable servicio que prestan casi a niveles de gratuitidad, no disponen de los recursos para sus reformulaciones tecnológicas. La Alcaldia del municipio Caroni, debe actuar apegada a resolver sus necesidades tal como lo señala su Ordenanza Municipal. Sus funcionarios deben abandonar su enclaustramiento y salir a la calle al combarte de la especulación. Sabemos muy bien que el enemigo a enfrentar no es cualquier cosa, dispone de un poder imperial intimidatorio sin precedentes en intromisiones y agresiones, robos y saqueos. De la capital no ha venido nadie. Diosdado que ha hecho concentraciones en las principales ciudades del país todavía no se ha apersonado por aquí. Ojala y cuando venga se haga acompañar de funcionarios que se lleven una visión clara de lo que realmente está pasando por aquí y no de emisarios que no van a ver nada y de paso escondan la verdad.
No es barriendo calles ni podando arboles que vamos a ganar esta ofensiva imperial, no es el momento de hablar de una Venezuela bonita cuando oímos cada día el resonar de los tambores de la guerra.