Haciendo uso de este grito de guerra del pueblo indígena Kari`ña, con motivo de los acontecimientos ocurridos desde el 22 de febrero, iniciado en la comunidad de los hermanos Pemón de Kumarakapay, Gran Sabana, Estado Bolívar; comienzo por condenar la acción criminal y cobarde llevado a cabo por parte de los efectivos de la FANB el día viernes 22 en la mañana en contra de los hermanos que habían decidido apoyar una opción que las circunstancias política viene dictando desde varios años en nuestro país. Este hecho criminal que hasta ahora se conoce, por las mismas fuentes indígenas, han muerto 2 hermanos pemones, y un compatriota no indígena, los responsables tanto militares y civiles, deben responder por estos hechos criminales.
A ocho día del sangriento día que ha nublado a Kumarakapay, comunidad guardián del gigante Roraima, punto obligado de parada de miles de turistas del mundo que han pernotado en esa comunidad, ¿Cómo se puede callar o buscar ocultar un hecho de esta naturaleza?. Sean las circunstancias en que se hallan dado y se esperaba ese día que pudiera ocurrir en alguna de las fronteras tanto de Colombia y Brasil, El Gobierno está obligado a dar con lujo de detalle información de las investigaciones no sesgada al país. Ya eso ocurrió con el caso de Kanaima en Diciembre del 2.018, caso que no se ha cerrado ni están claro los argumentos del gobierno como primer y directo victimario.
Ante la gran expectativa de todo el país de lo que pudiera pasar el 23 de febrero y, la atención de la comunidad internacional, ninguno, se imaginaban que en medio de las grandes movilizaciones y despliegues de todo un arsenal militar y comunicacional tanto nacional e internacional, la sangre indígena iba ser la sacrificada ese día. Después de todo eso, ante tantas especulaciones vociferado por personas y grupos, donde dicen que se han asesinado a 25 pemones, otros hablan de 15, unos de 4 y, de más de 45 heridos a lo largo de estos 0cho días, se deben dar cifras oficiales, verás y confiable para recomponer la realidad de los hechos.
Apropiado el momento para alertar al País y, en especial al pueblo indígena de Venezuela y, sobre todo a la dirigencia indígena que, a partir de los hechos de Kanaima y de Kumarakapay, no se vayan a desencadenar una ola de cacería de bruja en contra de muchos líderes y voceros de los pueblos indígenas que hemos venido avanzando en nuestros derechos como pueblos a la libre determinación, sin lesionar la integridad territorial de nuestra patria soberana. Que quede muy claro, que ningún académico, intelectual, político o patriotero de cualquier ideología, llámese de derecha o izquierda venga a dictarnos cátedras de Patria, República o soberanía a estas altura. Los pueblos indígenas hemos estado en estas tierras desde antes de que se llamara Venezuela. Nuestro Apoto Guaicaipuro murió con el arco tensado en defensa de estas tierras ante el colonizador español, luego muchos caciques y líderes han caído a lo largo de estos cinco siglos ante los herederos de la civilización occidental como los mantuanos, hijos de españoles nacido en Venezuela, los curas y misioneros católicos que defendían los derechos de la corona española, los capitanes y militares que administraban la capitanía de Venezuela, los hacendados y terratenientes que se fueron posesionando en lugares estratégicos donde habitaban nuestros pueblos, los caudillos y militares que participaron en la guerra de independencia que se repartían las tierras de nuestros pueblos, los funcionarios de gobiernos, políticos y empresarios en las distintas épocas que se fueron repartiendo las mejores tierras nuestras, las Compañías petroleras y mineros que fueron cercando y restringiendo los hábitat indígenas para la extracción del petróleo, Oro, diamante y Carbón. Ahora, en este tiempo, en que estamos interconectado mundialmente mediante una alta tecnología comunicacional, las protestas indígenas son vista como secesionista, un peligro de desmembramiento de la Nación – Estado. Todo esto raya en un cinismo y ridículo.
Quien puede dudar hoy que, muchas personalidades del alto gobierno actual, dirigentes de la oposición de la derecha, militares activos y retirados, policías y pránes tienen partes, terrenos y concesiones en el llamado Arco Minero del Orinoco, donde habitan Indígenas Eñapá, Uotuha, Mapoyo, Curripaco, Piapoco, Jivi, Hoti, Ye´kwana, Sanema, Pemón, Kari´ña, Arwaco, Akawaio y Warao; Trasnacionales y Nacionales petroleras que tienen repartido la faja Petrolífera del Orinoco donde habitan los Kari´ñas y Warao; en las minas de carbón de la sierra de Perijá en el Zulia donde habitan los Yujpas, Barí y Wayuu, imagínese nada más a lo que estamos enfrentado los indígenas de hoy a esos grandes intereses nacionales e internacional del poder económico – político y militar. Así es que cualquier intento de protesta indígena en esos lugares són tildados de inmediato de antipatriota o apátrida. Igualmente, desde cualquiera de esos sectores de interés, activan y maniobran alguna acción que conllevan a que los indígenas desalojen o abandonen esos lugares de hábitat ancestral.
Por eso, la alerta, el análisis y el llamado a nuestro hermanos representantes y líderes de las comunidades y pueblos indígenas, de la gran responsabilidad que tenemos hoy de garantizar la seguridad y continuidad de la herencia cultural de nuestros pueblos milenarios. En el año internacional de la descolonización que se inició el 2.018, y el año internacional de los idiomas indígenas que se inició este año, es propicio que comencemos a despojarnos de cuantos antivalores occidentales que nos han inculcado que no son propios de nuestra cultura desde lo religioso, económico, filosófico e ideológico. Tenemos todo para ser dignos y autosuficiente y, dejar de ser unos mendigos en nuestra propia tierra. Tomemos y hagamos que se cumpla la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No permitamos que los derechos indígenas, consagrados en la Constitución sufran un retroceso. Najna Kari´ña Rote.
titopoyo.c@gmail.com
Militante del Movimiento indígena revolucionario de Venezuela.