Un encuentro con el pasado

Me pasé para la derecha ¿y qué?

Lunes, 20 de mayo de 2019.- La conocí hace una pila de años, en la década de los 70s cuando estudiábamos Sociología en la UCAB y el padre Ugalde, quien nos daba algunas materias era de izquierda y revolucionario, ella joven, sensible y muy contestataria, por supuesto que en esa atmósfera de ebullición intelectual, también era de izquierda.

El nombre me lo reservo, no vaya a ser que la fundamentalista de ZK, la llamada Jean Francis, la meta en su lista negra y mande a los colectivos indirecta o directamente a agredirla, ella (JF) no perdona la menor disidencia y creo que se ha autonombrado comisaria política del ala derechista de la Revolución Bolivariana, para efectos prácticos y en esta ocasión la llamaremos María Eugenia o M.E.

Me la conseguí casualmente en una cola de un supermercado, que tampoco voy a nombrar, cuando nos disponíamos a pagar, me pregunté e o no e, y si efectivamente era ella, mi compañera de estudios, con unos años y unos kilos de mas y se había convertido en una señora de lo mas atractiva, pero su mirada y su lenguaje corporal eran los mismos.

Al final de la cola coincidimos y ella a pesar de los cambios que debo haber sufrido por el tiempo y la carretera transcurridos, también me reconoció, nos sorprendimos, nos saludamos, nos abrazamos y pasamos a tomarnos un cafecito y a ponernos al día, bueno a intentarlo.

La conversación, como suele suceder en estos casos, fue cabalgando sobre el pasado y en un sondeo mutuo dirigiendose al presente y a la visión que cada uno tiene de la realidad que nos circunda y de lo que está pasando en el país y en el mundo.

Hablamos de los sueños por un mundo mejor que tuvimos en el pasado, por lo que nos imaginábamos que sería la Revolución, donde las injusticias desaparecerían y el ser humano tendría un mundo lleno de posibilidades para crecer.

Mi amiga, antigua revolucionaria de los 70, ha derivado en una mujer de una sólida formación intelectual, con conceptos claros y definidos pero muy de derecha, para mi gusto.

Intercambiamos números telefónicos, correos e información general y quedamos en contactarnos, cosa que dudo que ella haga, ni yo tampoco, tal vez nos veremos dentro de algunos años en otra cola de supermercado.

Al final nos despedimos con un fuerte abrazo.

Cuando se iba, volteó y me dijo con su potente voz:

Me pasé para la derecha ¿y qué?



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Luis Enrique Sánchez P


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