Miren esta espantosa red que destrozó América del Sur, y tan poco conocida … Cojan dato!

  1. Un tonto, por ejemplo, que ame los productos marca nike o adidas, tiene por fuerza que acabar odiando a Bolívar, y desear en cualquier momento "asilarse" en Miami, o coger como loco por las trochas horribles, anegadas por paramilitares colombianos…

  2. Veo lo que dice la periodista colombiana Vanessa Vallejo, quien por ser horriblemente ignorante de la historia de su propio país, mediocridad pasmosa al nivel de su presidente Iván Duque (quien dijo que la Nueva Granada la independizó los padres fundadores de Estados Unidos), se ha desfogado llamando a tirano a su Libertador Simón Bolívar, entre otras lindezas…

  3. Pero esta es una moda que se ha ido expandiendo a la velocidad de la luz y que ha alcanzado niveles de macorronismo delirante con motivo de la celebración de los 236 años del nacimiento del Libertador. Un joven profesional universitario (graduado con honores en la ULA) envía por Whatssap una foto de Libertador junto con un mensaje en el que reza que Bolívar fue de los hombres más asesinos entre los asesinos…

  4. Ya es común, pues, que los opositores a la revolución bolivariana estén identificando plenamente a Bolívar con Chávez, y eso en el mundo es un gran logro, lo que pasa es que esta gente que ahora no quiere que Simón Bolívar los haya liberado, tendrán que construirse otra narrativa y cambiarse también la sangre, sus raíces, la historia y también el sistema cerebro espinal. ¡Qué tal!

  5. Y aunque esto es profundamente cierto, lo de la identidad perfecta entre Chávez y Bolívar, lo más lamentable es que este odio ahora desatado contra el Libertador esté sustentado tanto en Venezuela como fuera de nuestro país, producto de una profunda ignorancia, y también por la imposición de las ideas dominantes (que son, claro, las de la clase dominante). Y lo repito: un tonto, por ejemplo, que ame los productos marca nike o adidas, tiene por fuerza que acabar odiando a Bolívar, y desear "asilarse" en Miami…

  6. El antiimperialismo de Bolívar es irrefutable, y el odio que le profesaba a los norteamericanos como Monroe, también es irrebatible. En 1829, a la famosa Nicolasa Ibáñez (casada pero quien se había hecho barragana amante de Francisco de Paula Santander) le dio por hacerse defensora de los derechos del hombre y se unió fervorosamente a una conspiración promovida por el gobierno de Estados Unidos, para derrocar al "déspota y usurpador Simón Bolívar". Hicieron circular unos panfletos en la capital y en otras provincias como Tunja y El Socorro. Se formó una especie de frente nacional contra el "tirano" y las reuniones se hacían en casa de doña Nicolasa, donde asistían diplomáticos extranjeros entre quienes se encontraba el general norteamericano William Harrison y Marcelo Tenorio (agente de José María Córdova en Bogotá). El general Urdaneta, fastidiado de lo que él llamaba "negocios de cabrones de la república liberal", pidió la inmediata expulsión de las Ibáñez (eran dos sobre todo dos: Nicolasa y Bernardina) del país. El señor José María Castillo y Rada en carta del 14 de octubre de 1829, escribe al Libertador:

  7. El norteamericano general William Harrison era idéntico al actual renacuajo embajador de EE UU en Colombia, William Brownfield. Harrison era conocido por haber expulsado a los indios en su pais y haber repartido las tierras de éstos entre "los pobres y heroicos conquistadores del far west". Había sido Gobernador de su Estado natal y, al mismo tiempo, se le designó Inspector de los Asuntos Indios. De los "Asuntos", porque ya los indios habían desaparecido. Posteriormente, fue ministro de los Estados Unidos en Colombia y, como veremos, se vinculó muy estrechamente a los que conspiraban contra Bolívar.

  8. Por sus intrigas en Colombia contra Simón Bolívar, William Harrison fue premiado por la casta de delincuentes que ya ocupaban la Casa Blanca, y llegó a ser elevado a la Primera Magistratura de su criminal Nación. Luego de prestar juramento a su cargo, marchó a caballo, con la cabeza descubierta, desde el Congreso hasta la Casa Blanca, y se secó: una acción tan valerosa y que en los precisos instantes en que caía una fuerte nevada, contrajo así una pulmonía que puso fin a su vida, sin apenas haberse podido sentar en la silla presidencial.

  9. Durante el año de 1829, fue muy copiosa la correspondencia secreta, los cifrados y los escritos confidenciales que Harrison enviaba a su cancillería y a otros personeros de los círculos gobernantes de los Estados Unidos como esta del 22 de junio de 1829: "Tengo el honor de adjuntar copia de una carta del general Bolívar para uno de sus amigos íntimos que demuestra francamente que sus designios, con respecto al Perú, no son de ese carácter desinteresado que su última proclama revela tan explícitamente…".

Dice el historiador Francisco Pividal que Harrison reclutaba a militares y personeros del gobierno para sus actividades de inteligencia y contrainteligencia, como la siguiente del 28 de junio de 1829:

"Por el mismo conducto que me ha proporcionado la carta, copia de la cual tuve el honor de adjuntar en clave a mi despacho No. 14, he podido leer una carta de una persona de alto rango quien ha disfrutado de toda la confianza de Bolívar; pero quien ahora le hace oposición a todos sus proyectos.

10 Se fijarán ustedes en esta correspondencia del agente gringo en Colombia, cómo ya desde esta época EE UU utilizaba los fondos de su administración para derrocar gobiernos en Latinoamérica. El 7 de septiembre de 1829 escribe Harrison:

"El drama político de este país se apresura rápidamente a su desenlace… Una mina ya cargada se halla preparada y estallará sobre ellos dentro de poco. Obando se encuentra en el campamento de Bolívar seduciendo a sus tropas… se distribuye dinero entre la tropa, sin que los del gobierno tengan todavía conocimiento de estos movimientos".

Y esta otra del 14, del mismo mes de septiembre dice:

Ayer llegó un mensajero especial del general Córdova, que se halla en Cartago, con una carta para el agente del partido liberal, en la que incluye el texto de la proclama que piensa lanzar hacia el fin del mes, tal vez más pronto.

Es decir, fue Harrison el que incitó al pobre J. M. Córdova (quien era epiléptico y verdaderamente loco) a que se alzase contra Bolívar.

  1. Habiéndose acabado las guerras contra el invasor europeo y ante la posibilidad de hacer un balance sereno de lo conseguido y escoger a los nuevos pilotos del país, comenzó una desbocada movilización por el poder. Bolívar seguía en Venezuela, Sucre en el sur y todo el peso de la tempestad se concentraba en Bogotá: había llegado la hora para que el Vicepresidente Santander utilizara argumentos y métodos parecidos a los de Páez para destrozar la patria. No pudiendo Santander sublevar cuarteles, optó por provocar un escándalo en el Ejército colombiano libertador del Perú, estacionado en Lima. La excusa sería la defensa de la Constitución, situación que le venía de perlas en momentos cuando el Libertador había perdonado a los revoltosos de Venezuela, a los supuestos anticonstitucionalitas de Páez, Leocadio Guzmán y Miguel Peña.

  2. El objetivo de Santander y su banda fue sublevar a la Tercera División del Ejército colombiano comandada por el general venezolano Jacinto Lara, la fuerza militar más importante en el sur. Uno de sus oficiales, enviado con órdenes expresas desde Bogotá, coronel granadino José Bustamante, depuso y encarceló a los jefes venezolanos e hizo después un acto ridículo de fidelidad a la Constitución. Las imprevisiones de aquel amargo desenlace recayeron como siempre sobre el Libertador, a quien sus propios amigos acusaban de haber dejado al general Jacinto Lara en tan delicado cargo. Se decía que Jacinto no era el hombre para conciliar los intereses del pueblo peruano con los del Ejército colombiano.

  3. Ya estaba en plena marcha la inmensa red subversiva que Santander había armado en el Sur con apoyo de Henry Clay, Secretario de Estado de los Estados Unidos, el diplomático Anderson, radicado en Bogotá, y William Tudor, cónsul de los EEUU ante el Gobierno del Perú. El que incitó y coordinó la acción de Bustamante en Perú fue William Tudor. Si Bustamante fracasaba se tenía listo el plan B, que consistía en preparar la guerra del Perú, dirigida por el general José Lamar —prácticamente convertido en Presidente del Perú, gracias al apoyo norteamericano— contra Bolívar y su genial proyecto, en cuyos intríngulis estaba también bien metido Santander. Como era difícil desestabilizar por dentro a Colombia, entonces, había que empezar despedazándola por el sur.

  4. Los espías al servicio de William Tudor consiguen una importante correspondencia entre unos papeles de Jacinto Lara; Tudor envía un informe, el 3 de febrero de 1827, al Departamento de Estado en el que dice: "Se encontraron muchas importantísimas cartas de Bolívar, de Sucre y de otros generales, las cuales arrojan considerable luz sobre los designios del primero, y serán una ayuda poderosa para Santander en sus esfuerzos para proteger la Constitución de Colombia contra los pérfidos designios del Usurpador...

  5. Estrechamente trabajando con Santander, Tudor frotándose las manos al ver que el "Coloso" se encontrará en serios y violentos aprietos, agrega en su informe: "La esperanza de que los proyectos de Bolívar están ahora efectivamente destruidos, es una de las más consoladoras. Esto no es motivo de felicitación en lo relativo a la América del Sur, liberada de un despotismo militar y de proyectos de insaciable ambición que habría consumido todos sus recursos, sino que también los Estados Unidos se ven aliviados de un enemigo peligroso en el futuro... si hubiera triunfado, estoy persuadido de que habríamos sufrido su animosidad..."

  6. EEUU estaba echando las bases para la organización de un sistema colonialista y esclavista para América Latina, porque Tudor añade que la fe principal que mueve al Libertador es "su odio a la esclavitud y el deseo de abolirla. Leed su incendiaria diatriba contra ella en la introducción a su indispensable Constitución (...) contémplese el Haití de hoy y a Cuba (inevitablemente) poco después y al infalible éxito de los abolicionistas ingleses (no por virtud, eran abolicionistas); calcúlese el censo de nuestros esclavos; obsérvense los límites del negro, triunfante de libertad y los del negro sumido en sombría esclavitud, y a cuántos días u horas de viaje se hallan el uno al otro; reflexiónese que... la gravitación moral de nuestro tiempo... es la afirmación de los derechos personales y a abolición de la esclavitud; y, además, que por diversos motivos, partidos muy opuestos en Europa mirarían con regocijo que «esta cuestión se pusiera a prueba en nuestro país»; y luego, sin aducir motivos ulteriores, júzguese y dígase si el «loco» de Colombia podría habernos molestado. ¡Ah, Señor, éste es un asunto cuyos peligros no se limitan a temerle a él!...".

  7. Así, pues, que la trama para destruir la Gran Colombia se armó en Perú, con la estrecha ayuda del Departamento de Estado de EEUU. El 27 de mayo de 1827, Tudor escribirá a Washington: "Ayer recibí una carta del coronel Elizalde, quien manda la división que entró en Guayaquil… Me informa que todo marcha de la manera más favorable; que el 27 despachó una columna con dirección a Quito para que se una a la División mandada por Bustamante, quien entró el 25 del mismo mes, todos los cuales están ahora indudablemente en Quito… El general Santander habría recibido la noticia del movimiento de aquí con satisfacción y le habría escrito a Bustamante aprobando su conducta". Como fracase la tentativa de Bustamante, entrará en acción Lamar, en la que EE UU pone sus más altas esperanzas, por cuanto que según Tudor: "Lamar es indudablemente el primer general de la América del Sur… Bolívar, que originalmente fue sólo un capitán de milicias, es inferior a él… Si llegan a chocar, estoy plenamente seguro que, a menos que la superioridad de fuerzas sea muy grande del lado de Bolívar, éste será derrotado…".

  8. Las novedades del Perú provocaron el mayor entusiasmo en Bogotá. Ni las batallas de Pichincha, Bomboná, Junín o Ayacucho, causaron el júbilo "patriótico" que levantó en la capital la rebelión de Bustamante. Los estudiantes se echaron a la calle para arengar consignas "liberales": marcharon bandas de música por las avenidas principales, y se oían repiques de campana, estallidos de cohetes, todo en un vocerío de vivas y aplausos a la Tercera División. Toda la tarde y parte de la noche, la comparsa no cesó en su algazara. El Vicepresidente salió a la calle rodeado de numerosa multitud donde se hallaban militares, legisladores, estudiantes y escribas de todos los calibres. Entre estos patriotas, estaban Joaquín Posada Gutiérrez y el joven Juan de Francisco Ortiz.

  9. Posada Gutiérrez estaba influenciado por Santander; "éste mostraba en su semblante, en sus arengas y en sus vivas a la libertad, el intenso placer que le dominaba, aunque alguna que otra vez no dejara de notársele una inquietud que procuraba en disimular".

  10. El arrastre popular de la rebelión fue un verdadero éxito para Santander. Hombres sensatos, imparciales y verdaderamente patriotas se acercaron hasta él, para expresarle solidaridad, apoyo. No se daban cuenta de que vivían los destellos primeros de la gran desintegración nacional. Tampoco sabían que Bustamante, un pobre diablo que jamás se había distinguido en nada, actuaba movido por dinero y por la vil promesa de ser protegido por el Gobierno de Bogotá. Era de veras inaudito que algunos militares granadinos consiguieran preseas como más tarde sucedería con Obando y López aniquilando a la patria y asesinando a sus mejores hombres. ¡Cómo habrían de lamentar luego, los verdaderos patriotas, su participación en tan pérfida celebración! Ante estas torpezas, en pocas líneas el Libertador presenta su alma límpida en una carta enviada al coronel José Félix Blanco: "Agradezco infinito el interés con que Ud. ha combatido por mi opinión, y en cuanto a las respuestas de Santander, nada diré: el mundo nos conoce. A mí me fuera muy fácil escribir otras tantas gacetas en mi elogio, y en desprecio de otro; pero no es ésta es mí ocupación. La patria y el bien me quitan tiempo que el señor Santander invierte en desfogar pasiones muy ajenas de un magistrado".

  11. El 14 de marzo, escribía Santander al faccioso Bustamante: "Ustedes, uniendo su suerte, como la han unido, a la nación colombiana y al gobierno nacional bajo la actual constitución, correrán la suerte que todos corremos. El Congreso se va a reunir dentro de ocho días, a él informaré del acaecimiento del 26 de enero; juntos dispondremos lo conveniente sobre la futura suerte de ese ejército y juntos dictaremos la garantía solemne que a usted y a todos los ponga a cubierto para siempre".

Obsérvese cómo utiliza las leyes y la Constitución: Manda a un conspirador a que se alce en el Perú y después le ofrece protección a través del mismo Congreso. Con razón dirá más tarde Bolívar: "Me piden que destruya a los nuevos godos, pero cómo hago; al menos los españoles se llamaban tiranos, serviles, esclavos y los que ahora tengo al frente se titulan con los pomposos nombres de republicanos, liberales, ciudadanos. He aquí lo que me detiene y me hace dudar".

Sucre por su parte escribía en agosto al Libertador: "No sabe, Santander, cuánto daño ha hecho a la República aprobando la insurrección de Bustamante; de todos los errores de su administración, éste es el mayor, y si los otros pueden justificarse como buena intención, éste le manchará su nombre.

Poco tiempo pasará para experimentar cuánto va a sufrirse en el Sur, por esta aprobación de un amotinamiento militar.

A fuerza de la estimación que tiene la división se le ha preservado de contagiarse. No tiene Usted idea de la multitud de papeles que le mandan de Bogotá para inducirle a la rebelión: no sé lo que proponen más que dar escándalo o servir a la Santa Alianza, desmoralizando los mejores cuerpos de Colombia".

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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