Soberanía nacional, ¿sí, o no?

Este es un tema muy complicado.

La soberanía nacional es un paradigma completamente aceptado en nuestra mente, pero es a su vez trinchera de lucha para defender nuestros derechos, como impedimento para un futuro mejor. Es buena y mala.

¿Cómo así?

La soberanía nacional nos defiende contra el Complejo Militar Industrial Narco Financiero (el COMINF, o sea el Imperialismo). El COMINF desea un mundo bajo su poder, sin naciones, sin gobiernos nacionales que impidan la libre apropiación de los recursos y el libre movimiento de sus capitales. Allí nos atrincheramos.

Pero la soberanía nacional permite a cualquier nación tomar decisiones "soberanas" sin importar el efecto que cause a las demás. Si contamino mis aguas y mi aire, pues son míos. Pero, ¿no circulan por todo el mundo? Piénsalo: la ONU es un acuerdo de estados soberanos, por tanto no puede resolver nada.

Entonces, ¿qué hacemos?

Definitivamente como Tarzán: no soltamos una liana hasta que no tengamos la otra asegurada.

La soberanía nacional es nuestra trinchera contra el COMINF.

Pero debemos ir construyendo un gobierno mundial, muy diferente a la ONU, que asegure que esa parte de la soberanía que entregamos a un colectivo mayor (el mundo) estará bien resguardada por un gobierno que vea por los intereses globales.

Es como cuando se formaban las naciones actuales. Las ciudades estados veían en esto una amenaza. Los señores feudales en las grandes extensiones y la naciente burguesía veían, con razón, con malos ojos a esos reyes. Pero sólo cuando aquélla parte de la soberanía que cedía la ciudad a la nación se percibía que lo era en beneficio de la "nación" colectiva, se hacía voluntariamente.

Ese nuevo gobierno mundial está reflejado en la Constitución para la Federación de la Tierra. ¿La conoces?



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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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