Ahora cuando doña Piedad Córdova sale diciendo que Álvaro Uribe Vélez es un factor político al que hay que tomar en cuenta, cuando hace burlas de Evo Morales y hasta de Zapatero, y da unas declaraciones tan cursis y funestas sobre la situación política de América Latina, debo decir que mi olfato hace mucho que la ubicó (como lo he hecho con otros muchos farsantes metidos en el chavismo) como una salamandra a favor del imperio gringo…
Mi primer artículo contra ella salió publicado en APORREA, el Sábado, 08/08/2009 titulado "¡Coño, Piedad Córdova, ten piedad: dejen de meter a nuestro Comandante en tantos peos!" Fue cuando descubrí que apostó a la derrota del chavismo en las elecciones para la REFORMA CONSTITUCIONAL, metiendo al Comandante en aquel pavoroso lío con la guerrilla colombiana e intuí que eso lo hacía por órdenes de Álvaro Uribe Vélez y por supuesto, de la CIA.
HE AQUÍ EL CONTENIDO DE ESTE PRIMER TRABAJO:
La senadora Piedad Córdova debería tener un poco de consideración por nuestro país y sobre todo por nuestro abnegado y generoso Presidente Hugo Chávez. Con aquella vocecita, con aquellos ruegos, va y le implora: "Usted Presidente tiene una enorme capacidad para perdonar. Perdone una vez más…", y llega nuestro querido Comandante, se le pone el corazón encogido como pasa, y cede. La senadora se pone de pie, pega un grito y comienza a abrazar a todo el mundo. Coño de la madre, el inicio de otro capítulo de traperas puñaladas. Por Dios o Satanás, las cosas deben tener un límite y tienen que ser los colombianos los que le echen bolas a su propio peo. Allá realmente no hay ninguna lucha organizada, ninguna profunda resistencia popular. Todo es Chávez, Chávez y mil veces Chávez, y él es el que siempre tiene que salir a echarse solo toda la carga del mundo encima. Para que después los poderosos canallas de la tierra salgan a decir que por culpa de él, el mundo está patas arriba.
Eso pasó anoche: Nuestro presidente Hugo Chávez, en reunión desde el Palacio de Miraflores con representantes de la organización Colombianos por la Paz, pidió el retorno a Colombia del embajador Gustavo Márquez. A hurtadillas se escuchan palmadas de victoria. A escondidillas se arman nuevas tramas, nuevos escenarios de traperas puñaladas. "¡Qué bien lo hiciste Piedad Córdova!"
Esa es la única diplomacia que conocen los lacayos, la elite, los pelucones santanderistas. Ya cantan las voces guerreristas que nuestro presidente da marcha atrás en su escalada de insultos y arremetidas contra el demócrata y gran estadista Uribe. Cómo le escuece a uno el alma de la arrechera cuando escucha estas cosas, y que otra vez vayan a meter en mil enredos a nuestro presidente. Y en cierto modo me molesta que la senadora Piedad Córdova le pida tanto al Comandante, siempre pidiéndole y pidiéndole lo imposible. ¡Ya no sabe ella, acaso, en las mil emboscadas en las que nos han envuelto! A cada perdón una traición.
Cada pueblo tiene que ganarse sus victorias, su lugar en el mundo, su soberanía. Ahí está Honduras dando su sangre, con su pueblo alzado, llevando plomo y decidido a morir o ir a parar a la cárcel. Coño, es hora ya de que el pueblo colombiano también haga algo. Les metieron de mandatario al narcotraficante Uribe, y el tipo va fresquecito para otra reelección, y el Juan Manuel Santos como si nada paseándose por el mundo, como todo un dechado de virtudes.
Los empresarios colombianos ya se están frotando las manos; aspiran a seguir robándonos los productos de primera necesidad, la gasolina, y continuar estafándonos con bisuterías gringas enormes cantidades de divisas. Globovisión canta victoria diciendo que el presidente ha entendido que debe apartarse la diplomacia de lo meramente mercantil. Toma. Entonces ya van comenzar a colocar en cola los diez mil carros prometidos, vendidos con sobreprecios descomunales. Ya corren los agiotistas a llenar los gandolas con más sostenes y pantaletas. Y la droga, claro, que corre junto con todo ese comercio maldito.
Simultáneamente, los think tank colombianos aseguran que la gira que emprendió martes, miércoles y jueves Álvaro Uribe, por Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, para explicar el alcance y los propósitos del uso de siete bases militares por fuerzas estadounidenses, fue calificada de positiva. Alfredo Rangel, que dirige la Fundación Seguridad y Democracia, argumenta que las visitas relámpago por el sur del continente "lograron transmitir, la impresión de que el Gobierno colombiano no tiene nada que ocultar sobre el acuerdo con Washington, y logró convencer a algunos gobiernos, que un principio se mostraron suspicaces, de que Colombia no quiere poner en riesgo la seguridad nacional de ningún país de la región". Es decir, que pese a las pendejadas dichas por Obama, Bogotá continuará adelante en la negociación con Estados Unidos, pero que con el conocimiento de las posturas de los Estados de la región "firmará cláusulas muy claras, muy taxativas, que expliquen que el control de la operación de aviones estadounidenses desde bases colombianas van a ser controlados por Colombia y no van a afectar a terceros países".
Un país que ha perdido toda soberanía de su territorio nos quiere meter el cuento de que las conclusiones que emanen de la reunión del lunes de la Unasur sobre Colombia, las tomará en cuenta "siempre y cuando partan del principio de respeto a la soberanía". Yo, la verdad, me muero de la arrechera.
OTRO ARTÍCULO: "Guillo, guillo con que el "supremamente" de Piedad Córdova" ESCRITO por José Sant Roz y publicado en APORREA, el Domingo, 09/08/2009
Millones de desplazados neogranadinos en nuestra tierra, y somos tan pendejos que no solicitamos a la ONU que se instale un centro de acogida para refugiados como en Palestina, y que Colombia asuma el inmenso costo económico y social que representa tal avalancha humana para Venezuela; no sólo eso, sino que nos la echan enterita, hechos los tontos, sin chistar, y nosotros tenemos que darles techo, alimentación, salud, educación y trabajo. Y al tiempo que todo esto nos abruma, aparece por otro lado doña Piedad rogando que deberíamos echar una mano en otras solicitudes; se pone en el mismo plan: pide que pide, sin ningún pudor, en nombre de esa misma invasión inhumana. Le implora al Comandante lo imposible, y luego que les damos cuanto nos piden o nos sacan todas las esferas ocultas y variopintas, desde puticas auto-secuestradas (porque lo buscaron adrede para luego ir por el mundo cogiendo pantalla) hasta los cabrones de los empresarios, nada agradecen sino que se dedican a ir por el mundo enviando informes infamantes en contra de nuestro país, siempre escupiéndonos en la cara.
Por Dios santo que he acabado por no creer en ningún colombiano.
Ya comienzo a pensar que esta señora Piedad Córdova con esa vocecita, con ese monocorde y sinuoso timbre de adulación que se le escurre cuando mienta la palabrita "supremamente", con esa imploración que acaba explotando en un chillido de gata aplastada cuando a nuestro presidente le concede cuanto ella busca,… no me hace pensar otra cosa que debe ser una agente encubierta de la política de Uribe. Ya está bueno de tantos abusos, y que nos tenga esta clase de señores de puchimbol para todos los males de ese país, y que no se conozca en profundidad por qué todo esto está pasando (ya que pareciera que no se sabe de dónde venimos). Que se sepa que la Nueva Granada no luchó por su independencia sino que le fue dada por la gesta heroica de Bolívar. Realmente los neogranadinos no ganaron ninguna batalla en Boyacá. Esa es la verdad. Allí los que pelearon y los que se partieron el pecho, fueron todos venezolanos: Bolívar, José Antonio Anzoátegui, Carlos Soublette, Leonardo Infante, y poco antes el Coronel venezolano Juan José Rondón y sus lanceros, en la batalla del Pantano de Vargas. El papel de Francisco de Paula Santander en Boyacá fue esconderse debajo del puente, pero entonces el coronel y negro venezolano Leonardo Infante fue y lo cogió por las solapas, y le gritó: "¡Ven, gran carajo, y gánate como nosotros, las charreteras!" Lo pagó caro Leonardo Infante, porque cinco años más tarde Santander lo fusilaría. El propio año de 1819, murió misteriosamente en Pamplona el general en jefe José Antonio Anzoátegui, y para mí que Santander lo mandó a envenenar porque le hacía sombra. Como poco después también envenenaría a su propio compatriota Antonio Nariño porque éste tuvo el atrevimiento de lanzarse candidato para disputarle la Vicepresidencia de la Gran Colombia. De ahí viene ese país: de esa historia degradante, de esos hijos de la cicuta y el puñal, y por eso Álvaro Uribe resulta la mejor y más elaborada putrefacción que el santanderismo ha dado en siglo y medio.
¿Cómo puede ser libre un país cuyos "próceres" son de la estirpe de Vicente Azuero, padre ideológico de Santander, el más traidor y canalla que se conozca en los anales de todos los tiempos? Este bandido de Azuero, que es un dios en Colombia, fue purificado por Pablo Morillo, declaró funesta la rebelión contra Fernando VII y fue secretario del fiscal de Morillo, Tomás Tenorio. Todos llevan este estilo de infame godismo en las venas, y que Bolívar cortó a sangre y fuego con el Decreto de Guerra a Muerte. Los que dirigen a Colombia son de esa calaña, realistas de corazón, que odian a muerte a Bolívar y con todo lo que tenga que ver con bolivarianismo. No perdamos más tiempo con esa banda de inmundos mercenarios, dejémosles que se pudran en sus eternas guerras civiles, en sus drogas, en sus fuerzas paramilitares, en sus descuartizamientos refinados con estilos de corte francés y corte de corbata.
Por eso mismo, nada enorgullece más a los que hoy dirigen a Colombia que a su patriecita la llamen el Israel de América Latina. "¡Ojalá!", "il chalá". Váyanse cayendo de esa horrible y ridícula nube de que Colombia y Venezuela tienen un mismo destino de hermandad. Sépase que en Colombia nadie habla de la "hermana Venezuela". No tuvo ese país sentido de la grandeza en el pasado y no lo tendrá en el futuro. En verdad que no hay dos países más diferentes y urticantemente menos hermanados en el mundo que Colombia y Venezuela. Simón Bolívar independizó a la Nueva Granada en contra del deseo de sus pobladores que adoraban ardientemente a su virrey Sámano y su enfermo rey Fernando VII. Eso hoy Colombia no se lo perdona al padre de la patria. Desde entonces Colombia quedó convertida en un territorio sin sueños, sin valores, sin historia y sin hombres. Convirtióse en una simple amalgama de crudas cadenas tensadas desde Europa o desde los Estados Unidos. Qué grandísima vaina nos echamos con tamaño vecino, y conste que Venezuela ya tiene 2.200 kilómetros de frontera con el imperio yanqui. Conste.