Se ha convertido en un lugar común decir que, vivimos antes de la propagación de la Pandemia Covid-19 y en el presente, momentos difíciles, angustiantes, para la mayoría de la población, que ha visto trastocada su rutina cotidiana, como consecuencia del despliegue de un intenso operativo económico.politico-psicologico-mediatico como instrumentos de desestabilización y armas de manipulación, utilizadas por los sectores opositores que hegemonizan la estructura productiva de la sociedad venezolana, conjuntamente, con sus aliados internos, bajo las ordenes de EEUU, a los fines de propiciar la ruptura del orden constitucional.
Han recurrido a intentos de golpes, guarimbas, saboteo de los servicios públicos, destrucción de propiedad pública y privada, saboteo del sistema eléctrico, acaparamiento y especulación con los precios de los productos de primera necesidad. A ello, le sumamos las sanciones, bloqueo financiero de activos en Europa y el robo de activos en EEUU como Citgo y además la manipulación con el valor del dólar, el cual ha llegado a niveles que están fuera de toda racionalidad económica, impactando la estructura productiva, pulverizando los ingresos de las y los trabajadores, a tal punto que los salarios, en Venezuela deben ser de los más bajos del planeta. A pesar de estas acciones, no han logrado derrocar al gobierno.
Si a estas acciones le sumamos, los errores, omisiones o la ineficiencia de la burocracia del estado y la corrupción dentro del sector público y privado denunciada en muchas oportunidades por voceros oficiales y otros sectores. El saldo ha sido devastador, lo cual se refleja en el deterioro de la calidad de vida de diversos sectores de la población. En este sentido, es importante recalcar que el nivel de conciencia social, la organización popular y las medidas de protección emprendidas por el gobierno nacional, aunque a mi juicio, insuficientes es lo que permite explicar la firmeza, la tolerancia y comprensión de la población ante situaciones tan adversas.
Ahora se agrega un nuevo elemento que agrava y empeora la situación que es el Covid-19, frente a lo cual el gobierno nacional con el apoyo de China, Rusia y Cuba conjuntamente con el asesoramiento de la Organización Mundial de la salud (OMS) y la Organización Paramericana de la Salud(OPS) vienen instrumentando un conjunto de acciones a los fines de enfrentar con éxito esta terrible pandemia que ha impactado de manera significativa, a casi todos los países, generando una crisis sanitaria, económica y humana de incalculables proporciones.
Es imperativo, que sin descuidar las acciones en defensa de la población para evitar la propagación del Covid-19, se instrumenten medidas para frenar la escalada especulativa, que se ha incrementado en los últimos días, sin que, hasta la fecha exista un pronunciamiento oficial y mucho menos acciones concretas para evitar el alza irracional y desmedida de los productos de la cesta básica. Hay que entender que la especulación es una acción expropiatoria del salario y los ingresos de miles de trabajadores y trabajadoras tanto del sector público como privado. Es necesario impulsar medidas concretas que permitan salarios suficientes para cubrir las necesidades fundamentales del conjunto de la sociedad, igualmente, es necesario resolver el problema de la manipulación cambiaria. La dolarización de facto de la economía venezolana, si bien resuelve un problema coyuntural, genera grandes desigualdades que son imposibles de solventar con los sistemas de bonos, aun cuando, indiscutiblemente, en medio de la crisis constituyen un apoyo importante.
En consecuencia, es perentorio definir políticas económicas que aborden los elementos estructurales que han obstaculizado la ruptura con el modelo rentista petrolero y el extractivismo, Para de esta manera avanzar en la estructuración de nuevas formas de organización de la propiedad y la producción, basado en el desarrollo endógeno y sostenible que nos lleve a una economía diversificada.
En definitiva, a esta nueva calamidad que se cierne sobre el país como es el Covid-19, se le suma la especulación galopante, que tiene años entre nosotros, pero que en las circunstancias del presente, agrava aún más la angustiante situación que vive, una parte importante de la población, como consecuencia de la crisis económica precedente a la pandemia, lo cual obliga a tomar acciones inmediatas, no hay tiempo que perder. Nunca es tarde para reconocer nuestros errores, rectificar y potenciar nuestras fortalezas, para avanzar hacia la transformación revolucionaria. Sólo así haremos realidad la consigna de NO VOLVERÁN
Prof. Titular. Universidad de Carabobo
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