Un virus se ha instalado entre nosotros, es más letal que el covid19, porque éste puede matarte físicamente, pero el otro, el antichavismo y las herramientas utilizadas para su propagación han determinado que el control mental y social al que está sometido una parte de la población venezolana es brutal y sus consecuencias más catastróficas que la pandemia, por cuanto, ésta produce una especie de muerte cerebral.
La operación quirúrgica de extirpación de los lóbulos cerebrales no la hacen neurocirujanos, sino las grandes corporaciones mediáticas y sus distintos mecanismos de difusión. Parece que una parte de la sociedad venezolana ha sido lobotomizada, con lo cual han quedado anuladas sus capacidades cognitivas y sus capacidades de pensamiento lógico. Pueden más los bulos, las noticias falsas, los montajes truculentos y las descontextualizaciones multimedia. La existencia queda reducida al espacio virtual, los algoritmos piensan por ti, configurándose un nuevo régimen de verdad donde la emocionalidad y los prejuicios sustituyen la comprobación fáctica.
La realidad es real, porque existe en las redes sociales, obviándose, los hechos reales y su complejidad. Se fragmenta la realidad deliberadamente, con ello, se logra que los individuos perciban, sólo una parte del todo, la totalidad no existe, la interrelación e intervención de diversos elementos desaparece del entorno cognitivo. El sistema produce lo que Adam Curtis denomina bolsas de la realidad, un ecosistema donde se reafirman, una y otra vez, mediante la sucesión de mensajes, las creencias preestablecidas.
Los opositores se convierten en una especie de Zombis, quienes son sometidos a una lobotomía digital, que anula todas sus capacidades de pensamiento racional, y los conduce a un estado vegetatitivo cognitivo. Es decir, esta epidemia los deja muertos en vida, desde el punto de vista cerebral. No es para reírse, es preocupante, por la cantidad de afectados, cada uno de nosotros, posiblemente, tengamos un familiar, lejano o cercano, o amigo con esta patología. Una verdadera tragedia. Con el covid19 tenemos la esperanza que en algún momento se produzca la vacuna y tratamientos paliativos. Con este virus, que padece un sector de nuestra sociedad, no hay cura, el daño es permanente e irreversible. Estamos de duelo. Que descansen en paz sus cerebros.
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