Cheese Tris, la perrarina que sigue comiendo Venezuela

Levante la mano el venezolano, que hoy está sufriendo el cáncer de la endiablada crisis económica venezolana. Levante la mano el venezolano, que hoy está sufriendo el cáncer del hambre en las desnutridas calles venezolanas. Levante la mano el venezolano, que hoy está sufriendo el cáncer de la extrema pobreza estomacal, en cualquier barrio o urbanización de Venezuela.

Yo sé que todos los venezolanos que siguen viviendo en Venezuela, hoy levantaron al cielo sus manos derechas y sus manos izquierdas, quizás esperando que caiga un gran milagro divino, para alimentar el alma terrenal de los compatriotas que perdieron la fe en sus vidas, quizás esperando que los santos y las santas alimenten el flacuchento cuerpo venezolano, quizás simplemente esperando ser escuchados y evangelizados por el oído de Dios.

Pero no solamente los ciudadanos venezolanos con dos patas, se atrevieron a levantar sus brazos y a extender sus manos al cielo, para alzar la voz y para expresar el amargo descontento social por la extrema pobreza venezolana, pues también sabemos, que los miles de perros venezolanos en cuatro patas, que vienen muriendo por tanta hambre y por tanta sed en las calles de Venezuela, no dudaron en levantar sus hocicos al cielo, esperando el gran milagro de Asís.

Sí mis queridos hermanos lectores, debemos reconocer que los miles de animalitos venezolanos que no tienen ni techo ni comida a lo largo y ancho del territorio venezolano, son las inocentes y peluditas víctimas que realmente sufren el cáncer de la crisis económica venezolana, y no hay duda que cada día aumenta el número de anónimas mascotas, que terminan vagabundeando y agonizando en las carreteras de Bolívar, porque los perritos venezolanos que hoy gimen de dolor, no tuvieron suficientes bolívares soberanos en sus perrunas billeteras, para ir hasta el supermercado, y para comprar la suculenta perrarina.

En el pasado canino venezolano, la perrarina fue el famoso alimento con el que se acostumbraba a alimentar a todos los perros venezolanos, y los perros ladraban y saltaban de alegría con sus tazones llenitos de perrarina, pero debido a la fuerte crisis económica que actualmente sufre Venezuela, es más que un lujo gastronómico alimentar a un perro venezolano con una monedita de perrarina, y debido al altísimo precio de venta al consumidor que tiene la sobrevalorada perrarina, pues también sería un caprichoso lujo que un ciudadano venezolano, decida gastar su dinerito para comprarle la costosísima perrarina a su perro.

Pero mientras la famosa perrarina, se ha convertido en un costoso alimento prohibido y censurado para los hambrientos perros venezolanos, pues vemos que el famoso y costosísimo paquetito de Cheese Tris, sigue siendo la popular perrarina que diariamente compran, tragan, y defecan los venezolanos en las calles, en las casas, en las oficinas, en los colegios, en los hospitales, y hasta en las iglesias venezolanas, donde siempre hay un rubio palito debajo del grial.

Hay muchísimas golosinas saladas que se venden en las calles de Venezuela, pero ninguna grasosa golosina es tan codiciada como el grasoso Cheese Tris, y basta con darle una vueltecita a cualquier plaza Bolívar venezolana, para que nuestros pies siempre se topen con el sucio y aplastado envoltorio del Cheese Tris, que siempre contribuye a engrosar la basura de los espacios públicos venezolanos, porque los cretinos consumidores que compran la mediocridad del Cheese Tris, son los auténticos residuos sólidos ambulantes del tricolor patrio.

Mi artículo lleva por título: "Cheese Tris, la perrarina que sigue comiendo Venezuela", y quizás muchos lectores extranjeros no entiendan cómo es posible que la gente venezolana, que viene resistiendo los golpes de la extrema crisis económica del país, pueda seguir comprando una incomestible y adictiva perrarina, que es tan costosa de adquirir en las tiendas y kioscos venezolanos.

Sinceramente, yo tampoco comprendo cómo es posible que a pesar de la fuerte crisis económica venezolana, el todopoderoso Cheese Tris siga siendo una millonaria golosina tan vendida y tan comprada por los capitalistas consumidores, y no debemos olvidar que como decimos los venezolanos, el paquetito de Cheese Tris lo que trae "es puro aire", y cualquier consumidor con una espinilla de inteligencia en su cerebro, debería sentirse molesto y estafado después de pagar tanto billete, por tres míseros palitos pintados artificialmente con colorantes, que son tan alimenticios como una erosionada piedra del río.

Injustamente, muchísimos compatriotas venezolanos están botando de sus casas a sus perros y a sus gatos, porque supuestamente ya no tienen dinero para alimentar a sus desnutridas mascotas, pero paralelamente, esos compatriotas que supuestamente están sumergidos en una profunda pobreza financiera, pues son capaces de comprar y disfrutar de los famosos palitos de maíz con queso del Cheese Tris, que realmente no tiene nada de maíz por adentro, no tiene nada de queso por afuera, y no tiene ninguna semejanza con la naturaleza de los árboles.

De hecho, el motivo por el cual estoy escribiendo el presente artículo, es porque una grosera señora que vive en mi comunidad, se atrevió a echar a su perro de 13 años a la calle, como si el enfermito animal fuera un trapo viejo que se vierte a la basura, lo cual fue una terrible situación que generó muchísimo malestar en mi vecindario, porque el perro fue víctima de maltrato físico antes de ser echado a la calle, ya que mostraba laceraciones en su lomo y estaba muy desnutrido.

La señora botó al perro de su casa, porque supuestamente ya no tenía suficiente dinero para alimentarlo, pero minutos después que echó a su perro a la calle, pues sus vecinos me dijeron que la irresponsable señora, fue hasta el local comercial de Farmatodo, ubicado muy cerca de su casa y compró un Cheese Tris, seguramente para celebrar que se liberó del moribundo perro, aunque según sus vecinos, la gorda señora casi todos los días iba hasta Farmatodo, y religiosamente compraba su paquete de Cheese Tris, por lo que la mentirosa señora sí podía alimentar a su perro.

Aunque algunos residentes del vecindario, ayudamos y rescatamos al veterano perro, que se encontraba desorientado en la calle, yo quise utilizar el lamentable hecho sucedido con el enfermo perro, para demostrar la miseria espiritual de muchos venezolanos, que usan el ano tanto para pensar como para cagar la vida.

Sabemos que miles de venezolanos son capaces de olvidar la extrema pobreza venezolana, y siguen siendo capaces de sacar la plata de sus bolsillos, y siguen siendo capaces de usar tanto la tarjeta de débito como la tarjeta de crédito, para pagar y comprar el elevadísimo precio del Cheese Tris, porque la adicción a la perrarina siempre engorda el egoísmo del prójimo, y porque la adicción a la perrarina, siempre engorda a la ignorancia social de todos los venezolanos.

Con dólares, con bolívares, con euros o con pesos. El venezolano siempre busca la manera de comprar su paquetito de Cheese Tris, porque querer es poder.

Como periodista de investigación, yo no quiero que Venezuela siga comiendo perrarina, porque no creo que Venezuela sea una vagabunda perra, y tampoco quiero que los venezolanos sigan comiendo el oprobio del Cheese Tris, porque no creo que los venezolanos sean sarnosos perros de las calles.

Con muchísima voluntad cristiana, mis artículos pretenden sanar una herida conciencia venezolana, que debe cicatrizar para poder ver la santa luz del sol.

El precio de venta al consumidor del paquetito de Cheese Tris con 54 gramos de contenido neto, es el mismo precio por el cual se venden tres kilos de cambures, un kilo y medio de plátanos, dos kilos de yucas, y hasta tres kilos de lechosas, en cualquier mercado o abasto de cualquier ciudad o pueblo de Venezuela.

Hermanos y hermanas, aunque ustedes no lo crean, y aunque ustedes no han sacado la cuenta matemática, tienen que saber que comprar el Cheese Tris, es un gran reflejo de la insensatez ciudadana de los venezolanos y de las venezolanas.

Pasan los años en la inflacionaria y devaluada Venezuela, se cambia el color de la moneda nacional, se reclutan a nuevos delincuentes presidenciales en las elecciones del domingo, se talan árboles para talar la politizada sindéresis del pueblo, y hasta se cambia el acento bolivariano para emigrar por purita cobardía, pero aunque pasan y pasan los años de corrupción en Venezuela, pues el carísimo paquetito de Cheese Tris con 54 gramos de contenido neto, equivale al mismo precio por el cual se venden los tres kilos de cambures, el kilo y medio de plátanos, los dos kilos de yucas, y hasta los tres kilos de lechosas, que cualquier consumidor venezolano hoy puede comprar en los comercios del país.

Es una constante, es una máxima, es una teoría. No importa si usted lee mi artículo en el año 2020, en el año 2030, o en el año 2050. Llueve, truene o escampe, el popular paquetito de Cheese Tris con 54 gramos de insensatez, siempre será el mismo precio por el cual los venezolanos, también pueden comprar tres kilos de cambures, o un kilo y medio de plátanos, o dos kilos de yucas, o hasta tres kilos de lechosas en Venezuela.

De hecho, para poner las santas agujas del reloj en su santo lugar, debo decir que el 6 de junio del 2020 en Venezuela, se presentaron los siguientes precios:

El Cheese Tris de 54 gramos costaba 100 mil bolívares soberanos.

El kilo de cambur costaba 30 mil bolívares soberanos.

El kilo de plátano costaba 60 mil bolívares soberanos.

El kilo de yuca costaba 45 mil bolívares soberanos.

El kilo de lechosa costaba 33 mil bolívares soberanos.

Vemos que es abismal la disparidad de precio, que existe entre un incomestible producto químico procesado por la Industria, y un saludable alimento orgánico cosechado por la Tierra, que por desgracia, no genera la misma adicción consumista que siempre produce el Cheese Tris, en el hocico de los animales.

El precio del paquetito de Cheese Tris con 54 gramos, es el mismo precio con el que se puede comprar comida, para alimentar por una semana a tres familias humildes venezolanas, o para hoy alimentar a 20 vagabundos de las calles.

Te lo voy a repetir, para que las letras no se las lleve el aroma del viento.

Con el dinero que gastamos para comprar el paquetito de Cheese Tris con 54 gramos, se puede comprar comida para alimentar por una semana a tres familias humildes venezolanas, o para hoy alimentar a 20 vagabundos de las calles.

¿Quieres que te haga el amor mientras te hago la conversión a gramos?

Con el precio del Cheese Tris de 54 gramos, se pueden comprar 3000 gramos de cambures.

Con el precio del Cheese Tris de 54 gramos, se pueden comprar 2000 gramos de yucas.

Con el precio del Cheese Tris de 54 gramos, se pueden comprar 1500 gramos de plátanos.

Con el precio del Cheese Tris de 54 gramos, se pueden comprar 3000 gramos de lechosas.

Yo sé que se lee insólito, se escucha insólito y se piensa insólito, pero es la cruel y cruda realidad venezolana, y a ver quién se atreve a levantar la mano, para negar la verdad que no necesita ni anteojos ni a osos de anteojos.

¿Usted ya sacó la cuentita matemática?

Si ya obtuviste el resultado de la cuentita matemática, pero sigues comprando el paquetito de Cheese Tris, pues usted es simple y llanamente estiércol.

Si ya obtuviste el resultado de la cuentita matemática, pero te sigues chupando los dedos con el Cheese Tris, pues usted es simple y llanamente estiércol.

Si ya obtuviste el resultado de la cuentita matemática, pero sigues mordiendo la sal del Cheese Tris, pues usted es simple y llanamente estiércol.

Hay que recordar que con esos costosísimos 54 gramos de comida chatarra, nunca jamás vamos a mejorar nuestra salud física, pues todos sabemos que el Cheese Tris, siendo una de las peores frituras vendidas por las transnacionales americanas en Venezuela, siempre genera obesidad, estreñimiento, flatulencias, úlceras gástricas, anemia, jaqueca, acidez, sarro, fracturas dentales, y una grave alteración tanto del sistema inmunológico como del sistema digestivo humano, pero a pesar del dolor, miles de consumidores venezolanos siguen comprando y endiosando a la perrarina venezolana llamada Cheese Tris, siguen botando a sus mascotas a las calles por la supuesta crisis económica del país, y siguen cambiando a la redondeada arepa de la abuela, por el erecto ruido de las tripas.

De hecho, sabemos que como si fuera un producto derivado del petróleo, el Cheese Tris es un material sólido inflamable, que si se le prende fuego puede causar combustión, y que por ende, es altamente tóxico para el organismo humano.

Pero aunque estamos ardiendo de dolor, por culpa de las hemorroides que provocan los explosivos palitos de maíz con queso del Cheese Tris, pues luego de cagar y de sangrar la gasolina en la capitalista poceta del baño, pues volvemos a comprar el paquetito de Cheese Tris en el local de Farmatodo de nuestra ciudad, para olvidar la arrechera hemorroidal viendo Sábado Sensacional en Venevisión, y para bailar joropo con reguetón hasta que el cuerpo aguante.

Ya todos sabemos que el Cheese Tris es muy malo para la salud de los venezolanos, pero si hoy reconocemos que el Cheese Tris es tan corrosivo para la salud de los venezolanos, entonces surge la inevitable pregunta del lector:

¿Por qué el Cheese Tris lo venden en prestigiosas farmacias venezolanas como Farmatodo?

Muy buena pregunta, vamos a responderla usando el razonamiento holístico.

El Cheese Tris lo venden en prestigiosas cadenas de farmacias como Farmatodo, y el Cheese Tris también lo venden en cualquier farmacia venezolana, porque todas las farmacias venezolanas forman parte del mismo sistema capitalista internacional, que primero se encarga de enfermar a la gente con los alimentos fabricados por las transnacionales, y después se encarga de curar a esa misma gente enferma, con los fármacos fabricados por esas mismas transnacionales.

Por tal motivo, en las farmacias venezolanas no existe ninguna diferencia, entre vender una medicina o vender una golosina, porque el único objetivo de las farmacias, es robar el dinero de la gente enferma, es robar el dinero de la gente sana, es vender el Cheese Tris para que la gente se vuelva a enfermar, y tal vez usted está empezando a comprender, el círculo vicioso del capitalismo salvaje.

En el reverso del plateado empaque del Cheese Tris, se nos alecciona con la siguiente frase: "Dile NO a las drogas", pero nosotros estamos demostrando que hay drogas que se venden legalmente en Venezuela, y es muy triste que el Ministerio del Poder Popular para la Salud, permita el registro sanitario de todas las incomestibles frituras de Frito-Lay, que llevan más de 20 años socialistas enfermando al revolucionario pueblo venezolano, y aunque el socialismo lleva más de 20 años revolucionando a Venezuela, pues sigue permitiendo que las incomestibles chucherías capitalistas sigan capitalizando la enfermedad del pueblo venezolano, y como a ningún venezolano le importa saber qué significa el Inosinato disódico, pues todos seguiremos comprando el carísimo Cheese Tris en Farmatodo.

Y lo más triste de la fechoría capitalista venezolana, es que si los ladrones de las farmacias y los ladrones de los supermercados, roban a la gente venezolana con el maldito sobreprecio del Cheese Tris, es porque saben que la gente venezolana siempre disfrutará ser robada en los locales comerciales de Venezuela, porque lo importante para los desgraciados y sifrinos consumidores venezolanos, es demostrar que se tiene tanta pero tanta plata metida en el culo de la billetera, que hasta se puede pagar una y otra vez el surrealista precio del Cheese Tris.

Yo me pregunto qué pasaría si el venezolano, en vez de gastar su dinero para comprar la enfermedad del Cheese Tris, pues utilizara ese dinero para comprar y para compartir con tanta gente humilde venezolana, los tres kilos de cambures, el kilo y medio de plátanos, los dos kilos de yucas, o los tres kilos de lechosas, que se pueden comprar con el mismo dinero destinado para comprar el Cheese Tris.

Pero Carlos Ruperto, ¿A ti qué te importa en qué vaina gasto yo mi plata?

¡No seas tan metiche!

Sí mi hermano, yo sé que merezco recibir su ofensiva pregunta y su ofensivo reclamo, pero el gran problema, es que los ciudadanos venezolanos que critican mis altruistas palabras, son los mismos hermanos que se la pasan destruyendo al gobierno socialista en las redes sociales, son los mismos hermanos que se la pasan quejándose de la crisis económica y de la pobreza en el país, pero irónicamente, son los mismos hermanos venezolanos que aunque pueden comprar los tres kilos de cambures para alimentar al empobrecido prójimo, pues siempre elijen comprar el egoísmo del Cheese Tris, de la Nutella y de la Oreo, lo cual nos demuestra el cinismo e hipocresía de todos los sifrinos venezolanos, que son espiritualmente asesinados dentro de las cuatro paredes de Farmatodo.

Hoy más que nunca, Venezuela necesita de la solidaridad y de la empatía del prójimo venezolano, que supuestamente lleva la sangre cristiana de Jesús en su vena, pero como buenos hijos de Satanás, nosotros siempre elegimos comprar el egoísta paquetito de Cheese Tris, y que se muera de hambre la gente pobre venezolana, que por ser pobre, merece morir de hambre en la caótica Venezuela.

Sí mi hermano, la crisis venezolana ha permitido vislumbrar la gran miseria espiritual del venezolano, y aunque aparentemente, el Cheese Tris es una simple golosina salada que se vende y se compra en el mercado venezolano, pues nosotros estamos demostrando, que el Cheese Tris puede ser usado como objeto de estudio sociológico venezolano, para entender el motivo por el cual estamos hundidos en una crisis llena de mundanos antivalores, que aunque siempre se la achacamos a los paupérrimos gobiernos de Venezuela, realmente somos nosotros los venezolanos de carnes y huesos, quienes con absoluta libertad y democráticamente, siempre elegimos comprar y comer el egoísta Cheese Tris, que en menos de cinco minutos, será más materia fecal brillando en la poceta.

Nos encanta el placer mundano, nos encanta la mala alimentación, nos encanta la esclavitud capitalista, nos encanta ser domados como bestias, nos encanta gritar obscenidades, nos encanta vomitar el Cheese Tris, nos encanta vivir por vivir, nos encanta enfermarnos con la comida chatarra de las transnacionales.

¿Por qué los venezolanos siempre elegimos comprar el Cheese Tris, antes que comprar un pedazote de yuca, una maicera mazorca, o un plátano verde?

Buena pregunta, y la respuesta nos invita a reflexionar sobre el violento proceso de transculturación, sufrido por Venezuela desde finales del siglo XX, cuando el bombardeo publicitario exhibido en una televisión venezolana que se encontraba en pleno apogeo, pues nos fue alejando de la tradicional y saludable cultura alimenticia venezolana, y nos fue violentamente acercando a consumir todos los alimentos procesados e importados a Venezuela, que se visualizaban y se promocionaban durante las 24 horas del día en los canales de televisión venezolanos, buscando atrapar el poder adquisitivo de las familias venezolanas.

Por tal condición, el perturbado televidente venezolano, quien también era el mismo consumidor venezolano que compraba la comida en los supermercados, empezó a desechar el sabor orgánico de una arepa bien amasada, con maíz ablandado o con harina de maíz precocida, y el perturbado consumidor venezolano, empezó a codiciar, a comprar y a disfrutar, el sabor inorgánico del Pepito, de las Zucaritas, del Toddy, de la gelatina Royal, de las Ruffles, de las Sorbeticos, de los diablitos Under Wood, del Cheese Tris, y de cualquier otro insalubre alimento procesado y legalizado con permiso sanitario, vendido en Venezuela gracias al erotismo de los fascinantes y coloridos comerciales televisivos, que prácticamente nos obligaban a cambiar la aburrida arepa de mami, por un entretenido y famoso paquete de Cheese Tris.

El capitalista ritmo de vida de los padres venezolanos, que justificaban la ausencia de tiempo de calidad con sus hijos, debido a la faena laboral que comenzaba a las ocho de la mañana y terminaba a las seis de la tarde, pues convirtió al televisor en la mejor madrastra y en el mejor padrastro de los niños, ayudando a que los incomestibles alimentos chatarras como el Cheese Tris, se convirtieran en los favoritos productos comerciales, que los hijos elegían comer.

Por el fuerte bombardeo publicitario en la televisión, que sistemáticamente perjudicaba la salud mental de los muchachos, y a consecuencia de que los padres llegaban muy cansados a sus hogares, y no tenían ni tiempo ni energía, para cocinar una gran cachapa en un budare, y debido a que los padres se sentían en deuda moral con sus descuidados hijos, pues no dudaban en complacer los antojos infantiles producidos por el marketing televisivo, y los padres nunca dudaron en comprarles a sus niños, el abrasivo sabor del Cheese Tris para desayunar en la mañana, las Zucaritas llenas de caries para almorzar en el mediodía, el santificado Samba para mordisquear la cena por la noche, y el cancerígeno Kool Aid de uva, para rápidamente vomitar toda la comida chatarra.

Esos muchachitos crecieron, eyacularon, se casaron, se reprodujeron, se divorciaron, y se jodieron por culpa del sistema capitalista impuesto en Venezuela, que destruyó la saludable cultura alimenticia de las mesas venezolanas, y es por eso, que a pesar de la fuerte crisis económica venezolana del siglo XXI, pues tanto jóvenes como adultos siguen disfrutando comprar y comer, los incomestibles arbolitos de maíz con queso del Cheese Tris.

Sabemos que millones de compatriotas venezolanos, fueron contaminados espiritualmente y fueron contaminados mentalmente durante sus infancias, por lo que perdieron la capacidad de discernir en sus vidas, y ahora no dudan en botar a un enfermo perro de 13 años a la calle, para luego ir al famoso local de Farmatodo en su ciudad, y otra vez comprar un paquete de Cheese Tris, aunque frente a la puerta de ese Farmatodo, había un hambriento niño vagabundo que necesitaba comer un pedacito de yuca, un pedacito de cambur, y un pedacito de plátano, pero como siempre ocurre en Venezuela, el poder de Satán llena de egoísmo a ese venezolano, que pudiendo ayudar al prójimo, no ayuda a nadie.

Recientemente, fui testigo de una terrible escena criminal "Made in Venezuela", que fue fabricada con el violento tejido social de la colectividad venezolana.

Un chamito se robó un Cheese Tris que estaba en la estantería del Mini Market, ubicado en la ciudad de Ejido, estado Mérida, Venezuela.

Los hijos del dueño del Mini Market, casi linchan al muchachito por robarse el paquetito de Cheese Tris, y mientras asfixiaban al chamito con un sucio costal usado para transportar las verduras, pues también lo amenazaron con llamar a la policía y meterlo preso, pues había una caseta policial muy cerquita del abasto.

Debido al grotesco problemita delictivo en el Mini Market gocho, yo usé mi dinero para pagar el precio del Cheese Tris, que se había robado el muchachito, pues me pareció una injusta y exagerada tortura, asfixiar a una persona con un saco de verduras, solo porque se robó una golosina de un abasto, y además, los hijos del dueño del abasto también podían ser denunciados y encarcelados en la cárcel, por transgredir los derechos humanos del niño, quien por su corta edad debía ser perdonado, reformado, y limpiado con la preciosa sangre de Jesús.

Mi intención era hablar calmadamente con el asustado chamito, pero como decimos los venezolanos, el jovencito "pegó la carrera" después que lo sacaron del saco de verduras, por lo que fue imposible hablar con el chamito, y lo único que quedó del muchachito en el abasto, fue su mal olor mezclado con cebolla.

¡Qué barbaridad! Hay tantos malandros sentados en los curules de la Asamblea Nacional, pero nadie se atreve a enjuiciarlos y a meterlos presos en las cárceles venezolanas, donde deben estar encarcelados por tantos delitos cometidos, pero un chamito se roba un Cheese Tris en un miserable abasto venezolano, y entonces queremos que todo el peso de la ley castigue al muchachito, porque se robó un mísero Cheese Tris, y porque robar es malo hoy, mañana y siempre.

¿Vieron todo el jugo intelectual que se le puede sacar a un Cheese Tris?

¡Despierta pueblo mío, despierta!

Yo vivo y exclamo sin miedo y sin vergüenza, pero para erradicar la impunidad de las calles de Venezuela, no se necesitan los palitos de maíz con queso del Cheese Tris, pues por el contrario, para poder erradicar la impunidad en las calles de Venezuela, se necesita un eternal amor que venga de lo alto, que sobrepase a las nubes, que abra el cielo, que traiga paz, que provenga de Jehová.

En el santísimo cielo nadie come Cheese Tris, y aunque nosotros estamos pecando y pecando en la Tierra, si algún día, deseamos entrar en la patria celestial de Jehová, pues primero tenemos que cambiar nuestros malos hábitos alimenticios en Venezuela, porque si seguimos endiosando al drogadicto muchacho del envoltorio del Cheese Tris, con su gorrita al revés, con su maquiavélica sonrisa de payaso, con sus lentes oscuros, con su actitud rebelde en la vida, y con sus blanquitos audífonos para abstraerse del sonido del Mundo, pues al final de la desafinada historia consumista venezolana, solo quedará un achicharrado palito de maíz con queso, que nos hará eterna compañía en un gran infierno capitalista, lleno de excremento, de vengativos perros, y de soledad.

Eres lo que comes. Recuérdalo. Eres lo que comes.

Si comprendemos que el Cheese Tris es basura que proviene del Diablo, y si comprendemos que el cambur es santidad que proviene de Dios, entonces inevitablemente yo debo preguntarle:

¿Usted es basura del Diablo o es santidad de Dios?

No importa lo que eres en la vida, importa lo que haces en la Tierra.

¿Quieres que te lo vuelva a repetir?

El precio del paquetito de Cheese Tris con 54 gramos, es el mismo precio con el que se puede comprar comida, para alimentar por una semana a tres familias humildes venezolanas, o para hoy alimentar a 20 vagabundos de las calles.

Con el dinero gastado por 20 venezolanos que compran el Cheese Tris, con unas cuantas mesas y con unas cuantas sillas, se podría colocar un comedor público en cualquier plaza Bolívar de Venezuela, para alimentar durante un fin de semana, a niños huérfanos y a vagabundos de la calle, y también a hermanos venezolanos que aunque tienen casas para dormir, no tienen ningún alimento en las neveras para comer, por lo que estoy seguro que todos esos compatriotas humildes, que sufren en silencio y con llanto la crisis económica venezolana, pues estarían felices de comer yuca frita y de comer plátano frito en la plaza Bolívar, si usted se olvidara del maldito Cheese Tris y recordara a Jesucristo.

Maldita sea toda la gente egoísta venezolana, que hoy compra el maldito Cheese Tris en las calles de Venezuela, porque hasta durante la maldita cuarentena social del 2020, la maldita gentuza venezolana siguió comprando el virus de los palitos de maíz con queso, que nos infecta el espíritu con más basura capitalista.

Juro que mi intención no era maldecir a nadie, y pido disculpas por haber perdido los estribos poéticos, pero malditas sean una y mil veces, todas las ratas venezolanas que a sabiendas de la extrema crisis social de nuestro país, siguen comprando y comiéndose felizmente el maldito paquetito de Cheese Tris, como si todo estuviera chévere en el país, como si la pobreza no estuviera brillando frente a sus ojos, como si Dios no estuviera viendo todas sus perversiones.

La próxima vez que entres en el infierno capitalista de Farmatodo, la próxima vez que pienses en comprar el brillante Cheese Tris, la próxima vez que hagas la colita para pagar el precio de la adictiva golosina, y la próxima vez que critiques al gobierno socialista por la extrema crisis económica venezolana, entonces no te olvides que tú, también estás enfatizando la pobreza extrema de nuestro país, porque podías comprar tres kilos de cambures, porque podías comprar un kilo y medio de plátanos, porque podías comprar tres kilos de lechosas, y porque podías comprar dos kilos de yucas, para ayudar y para alimentar a los hambrientos compatriotas que deambulan en las calles, pero por culpa de tu endiablado egoísmo, otra vez solo compraste el vil sabor del Cheese Tris.

Si usted decide seguir comprando el Cheese Tris, en Farmatodo o en cualquier supermercado venezolano, pues yo había pensado recomendarle, que asistiera a una clínica de salud mental, para que hoy sea analizado por un psicólogo venezolano y por una psiquiatra venezolana, pero lamentablemente, los psicólogos venezolanos y las psiquiatras venezolanas, también compran el paquetito de Cheese Tris en Farmatodo, para drenar el estrés después de un agotador día laboral, lleno de chiflados y lleno de palitos de maíz con queso.

Siendo totalmente sincero con los lectores, cuando estaba terminando de escribir el presente artículo de opinión sobre el Cheese Tris, pues naturalmente recordé con insistencia el popular cántico cristiano, que los venezolanos siempre escuchamos y exclamamos en la Semana Santa, el cual una y otra vez nos dice:

"Perdona a tu pueblo Señor, perdona a tu pueblo, perdónalo Señor".

No sé el motivo por el cual relacioné ese cántico con el Cheese Tris, pero tal vez, fue por la gran miseria espiritual de los venezolanos, que yo recordé ese hermoso cántico cristiano, y no hay duda, que todo el pueblo venezolano debe pedirle perdón a Dios, por tanta indiferencia social y por tanto egoísmo de calle.

Me despido recordándoles a los lectores, que la buena alimentación venezolana basada en frutas y hortalizas paridas por obra y gracia de la Pachamama, repercutirá positivamente en nuestro estilo de vida, en nuestra salud física, en nuestro desarrollo cognitivo, en nuestra capacidad de controlar la ansiedad, en nuestro temperamento, y hasta en la estabilidad emocional de cada individuo.

Un venezolano que compra y se come un Cheese Tris, demuestra su mediocridad intelectual, su adicción al mundanismo, y su pecaminosidad social.

Hoy es un buen día para decirle Good Bye al asqueroso Cheese Tris, y hoy es un gran día para decirle Bienvenido Seas al cambur, al plátano y a la yuca.



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Carlos Ruperto Fermín

Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, LUZ. Ekologia.com.ve es su cibermedio ecológico en la Web.

 carlosfermin123@hotmail.com      @ecocidios

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