La política no es para tertulia de amigos

Existe una mala concepción de la política en los últimos tiempos, al punto de confundirse con la creación de grupos o equipos de iguales con objetivos comunes. La situación se agrava cuando existe una tendencia de individuos con poca capacidad de desarrollar el arte de pensar, como ejercicio imperativo, previo a la acción y que por el contrario adquieren conductas de máquinas.

El sistema mundial dominante, está diseñado para que las masas no desarrollen la capacidad de pensar, o al menos no libremente, y es oportuno referirnos a Antonio Gramsci, cuando muestra la tesis del bloque histórico, la estructura y la superestructura. Algo tiene que cambiar, o las masas no podrán diferenciar entre liderazgo y complicidad al servicio de los clubes de amigos y amigas.

Considerando que en el territorio Venezolano existen más 40 pueblos indígenas, con particularidades culturales, únicas e irrepetibles por su cosmovisión que van de un pueblo a otro; algo semejante como que para unos pueblos indígenas conciben su origen de la serpiente, del maíz, el sol y la luna. En razón de ello no puedo existir una hegemonía sobre estos pueblos por su diversidad y menos una práctica homogénea porque iría contra el principio de reconocimiento y respeto a la autodeterminación, y he aquí la pluriculturalidad y la interculturalidad.

La política al referirse a una acción humana, se evalúa en aristas de la más compleja descripción, considerando que la conducta o comportamiento del ser humano es moldeable, cambiante, así como, de causa y efecto, es decir, es dinámica. El ejercicio de la política, es la capacidad de reunir actores que influyen sobre la sociedad, no necesariamente iguales, ni amigos ni amigas. Creando la necesidad del diálogo y el debate de ideas para construir y decidir sobre las acciones que impactaran en la cotidianidad del individuo, así como en la colectividad.

¿Cómo no va haber muchos caciques si no somos iguales?, refiriéndonos a la frase que trae su carga de racismo para desacreditar los principios colectivos de tradición milenaria. En una comunidad indígena, todos sus habitantes se preparan para ejercer liderazgos y la disciplina se vuelve más estricta, al tener una madurez suficiente para el reconocimiento, así como, entender y comprender que las vocerías no son permanentes, incluso en aquellas culturas, donde la vocería se hereda.

De organización, disciplina, constancia y responsabilidad: los pueblos indígenas tenemos amplia experiencia.

La frase del argot popular de que los iguales se juntan, quedará para referirse peyorativamente a los grupos improductivos, contrario a los que desarrollan la capacidad de diálogo, respeto y reconocimiento para construir. Genotípicamente el pueblo venezolano es el resultado de una mezcla cultural y este sería el principio para comprender nuestra realidad, no pequemos en alienar a nadie porque desapareceríamos como pueblo valiente y de espíritu libertario.

¡Avancemos en la construcción del nuevo bloque histórico al cual nos convocó Chávez!

¡La historia la escribe el vencedor!



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Pedro Requena


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