Comenzamos hablando sobre la necesidad de una y mil escuelas de formación política e ideológica que reproduzcan generaciones garantes de la continuidad revolucionaria y de un equilibrio ideológico capaz de asimilar los cambios del devenir en la historia.
Coincidimos en que la formación política debe y tiene que estar a la altura de las circunstancias, sin dogmatismos que impidan rectificar o ratificar proyectos sin alterar el marco ideológico.
Hablamos sobre el deber ser de un revolucionario capaz de entender y aceptar que tras de sí, viene una generación. Apreciamos que de no ser así, las generaciones de relevo terminarían reproduciendo hombres, como Ramos Allup, Julio Borges, Guiado, Ledesma, Radonsky, Leopoldo López, y Claudio Fermín entre otros, que pese a la edad imponen líneas a las nuevas generaciones, valga como ejemplo el estudiantado de clase media y no pocos jóvenes de AD enfrentados y sumisos al caudillismo.
Aclaramos, que el ser revolucionario no está reñido a la edad ni viceversa, sino del papel ideológico y político que debe jugar en el marco de la lucha de clase Al camarada Douglas Bravo por ejemplo, no se le puede pedir que tome la vanguardia de una guerrilla rural ni a Maradona ni a Pelé se les puede pedir que jueguen igual que hace 40 años atrás, de lo que se trata es de legar una escuela libre de dogmas y comprensiva del devenir histórico.
Convencido sobre el deber ser revolucionario y sin pretensiones de ser mas revolucionario que Lenin o Marx, como lo señaló Maduro, sino tomándolos como guía para la acción.
Cierro esta nota con el deseo de que el camarada Carlos Lanz no haya sido víctima de un nuevo Estalinismo por su convicción revolucionaria.
"LA REVOLUCIÓN ES UNA MAQUINA DEVORADORA DE HOMBRES"
Lenín
Sobre todo de aquellos –agregamos- que disfrazados de revolucionarios han hecho y quieren seguir haciendo un gran negocio de la política. Los mismos que dijera Rousseau: LOS QUE NO SUPIERON SACRIFICAR UN DÍA DE PLACER A LOS DEBERES DE LA HUMANIDAD.