Las matemáticas en la política tienen especial relevancia. En el sistema democrático son fundamentales. Con los guarismos se adjudica el ganador de cada puesto eleccionario. Hugo Chávez Frías obtuvo 7.300.988 votos y Manuel Rosales 4.287.467 en las elecciones presidenciales de diciembre de 2006.Con tales números el Presidente de la Republica, obtenía más votos que ningún otro candidato presidencial en la historia de nuestro país. De igual forma el presidente reelecto alcanzaba un 62.87% contra un 36.88% de Rosales, dejando atrás el techo del 50% por primera vez en nuestra reciente democracia.
Por otra parte, el Presidente duplicó en promedio los números obtenidos por los gobernadores en el 2.004 y mas que dobló, la suma de sufragios de todos los diputados a la Asamblea Nacional, quienes solo alcanzaron 3 millones 200 mil votos, con lo que el Jefe del Ejecutivo, superó al parlamento 70 a 30 aproximadamente.
Los números indican que el Presidente obtuvo un determinante mandato por encima del resto de los representantes populares. Las matemáticas electorales, no solo la Constitución, parecen justificar la “Ley Habilitante” que esta semana ha sido aprobada por la Asamblea Nacional. La numerología eleccionaria entregó a Chávez un mandato democrático prácticamente desprovisto de contraparte.
Con las cifras de votantes a su favor, el Presidente ha presentado un grupo de ideas que hacen necesario un debate abierto sobre ellas, pero ya por allí, empiezan a asomarse algunos, cargando un “chavómetro”, aparato que no mide cuanto votos ha sacado el “chavismo” en cada proceso eleccionario, sino que supuestamente, mide el grado de lealtad hacia el Presidente, no importando la opinión que tenga el mismísimo Chávez sobre el asunto.
El chavómetro, que según sus creadores, también sirve para medir el nivel de “chavismo” que cada uno tiene en su cuerpo, sin necesidad de preguntarle a nadie, puede así mismo ser usado para eliminar, bajo el cargo de traidor, a todos aquellos que disientan de lo que los tenedores del chavómetro consideren irrebatible.
Es obvio que un debate sobre las propuestas del Presidente, no puede servir para alimentar con carroña a quienes solo ven su propio interés por encima del colectivo, pero tampoco la discusión, puede ser anulada o prohibida por quienes advierten en la confrontación de ideas, una forma de perfidia. Es elemental que en esta etapa, habrá saltos de talanqueras, se verán caerse algunas caretas, mientras a otros habrá que arrancárselas, en especial las de aquellos que lo único que han buscado durante estos años es enriquecerse al amparo del poder, pero habrá también que distinguir, entre la dialéctica y el enemigo.
Las propuestas del Presidente de la Republica, no son ni debe ser ajenas a la mas amplia discusión. No puede negársele a nadie el derecho a disentir o presentar su propio punto de vista. El debate no puede ser cancelado por quienes andan apuntando con un chavómetro al resto de los que forman parte del proceso.
El chavómetro, se utilizará para iniciar la cacería de brujas, de unos dirigentes de la revolución en contra de otros. Con el novedoso aparato, si no los atajamos pronto, un grupo de personas vinculadas al proceso buscará la forma de eliminar al resto de los que forman parte del mismo movimiento.
braulio@consultoreslegales.net< /A>