No fueron Rómulo y Remo, sino Rómulo y Rómulo…

  1. Es en 1919 cuando, la familia de Rómulo Betancourt se traslada desde Guatire a Caracas. En la capital, el joven Rómulo comenzará sus estudios de bachillerato, y lo haría en el único plantel que entonces había en esta ciudad: el Liceo Caracas. Allí tendría como condiscípulos a un grupo que luego tendría alguna figuración en el medio político nacional: Edmundo Fernández, Miguel Otero Silva, Isaac Pardo, Felipe Massiani, Jóvito Villalba, Miguel Acosta Saignes, Alberto Arvelo Torrealba, Ramón Rojas Guardia y Armando Zuloaga Blanco. Poco después de su ingreso, llegaría a ser director de este liceo (y quien dictaba clases de sicología y álgebra) don Rómulo Gallegos. Julio Planchart se encargaba de la cátedra de Literatura, Fernando Paz Castillo daba Historia de la Literatura, José Antonio Ramos Sucre, latín y raíces latinas.

  2. En 1925, a Rómulo Betancourt se le revierte la comezón literaria: prefiere ser ensayista, y se llena la cabeza de palabras enrevesadas que le parecen fabulosas. Son cosas horribles también, que algunos biógrafos se han dedicado a recoger. Pero ya para esta época Rómulito (así llamado por Gallegos) se acerca con interés a la política y lee con más seriedad novelitas románticas que le pasa su maestro Gallegos. Desea Romulito que le escuchen y busca público para sus ideas, porque las tiene. Maneja o pone en práctica la cualidad de acercarse a gente de talento para aprender de ellos, principalmente de don Rómulo Gallegos, pero Gallegos no es un político.

  3. Mientras los compañeros de estudio piensan en una profesión, Rómulito se embebe en la fantasía de su propia aventura que poco tiene que ver con ningún otro oficio que no sea una lucha social que se está inventando a pulso. Se interesa por el asunto de los sindicatos, por las reformas políticas emprendidas en México y por documentos comunistas que comienzan a llegar de Europa. El otro Rómulo lo observa con cuidado y recelo.

  4. El 22 de diciembre de 1927, Romulito pasa a ser mecanógrafo del Colegio de Abogados, en reemplazo de la señora Mercedes de Pérez Jiménez. Todo el mundo le llama bachiller, porque lo es, y esto le produce gran satisfacción. Bachiller era también Rómulo Gallegos, su más insigne maestro. "Algún día seré doctor", piensa Romulito "y superaré a mi maestro". Entre los recortes de periódicos que le trae su padre y entre otros informes secretos, Romulito se va enterando de que en el país funcionan cerca de 73 compañías petroleras. El país sigue cambiando por las fuerzas que van imponiendo estas empresas extranjeras. Comienzan a levantarse bares y prostíbulos, salones para cine y almacenes, dominados por las cada vez más abultadas inmigraciones de árabes e italianos.

  5. Mientras los venezolanos se encenegan en los juegos de envite y azar, de las peleas de gallos y de billar, y retozan con putas maltratadas por el miche miserable de aquellos tiempos, los gringos levantan lujosos clubs con piscinas (como El Club La Rosa en Cabimas), con amplias canchas de tenis, bares relucientes con muebles tallados en pulida madera; pisos también de madera, cubiertos con alfombras orientales. Ventanas y puertas protegidas con telas metálicas para evitar la entrada de zancudos y mosquitos. Al tiempo que los hijos de los obreros (que yacen borrachos muchos de ellos con los bolsillos saqueados por las putas) se asoman a ver a los catires en sus shorts, echados sobre una grama enana delicadamente cortada, a degustar de un daiquirí o de un whisky.

  6. "El jornal petrolero ganado a cambio de un agotador trabajo físico se fundía irresponsablemente en la mesa de juego y de vicio... Todo lo que significaba juego, vicio y corrupción tenía entrada. En las madrugadas rodaban debajo de las mesas los borrachos con sus bolsillos saqueados... Los sábados por la tarde llegaba de Maracaibo un vaporcito fletado especialmente por las prostitutas... El lunes por la mañana regresaban..." A causa de estas miserias, Venezuela toda comenzaba a heder horriblemente a burdel.

  7. La decisión de López Contreras de nombrar Ministro de Educación a Rómulo Gallegos, favoreció a Betancourt. Gallegos veía en Betancourt a un joven patriota que había calado hondo en el sentimiento de progreso que ansiaba para su país y que él tan bien había retratado en sus novelas. Debe decirse que fue través de don Rómulo Gallegos como Betancourt conoció a Alberto Adriani, ministro de Agricultura. Adriani le nombró jefe de servicio de su despacho, pero Betancourt iba solo a cobrar (a decir del propio Adriani). Don Alberto Adriani era un hombre culto, y su fuerte era la economía, donde Betancourt tenía muchas cosas que decir; pero la verdad sea dicha, Adriani no dejó ninguna obra de valor escrita. La empatía entre Betancourt y Adriani fue notable.

  8. Pronto Alberto Adriani pasaría a ocupar el despacho de Hacienda, y en su oficina compartiría largas horas departiendo con Betancourt. En estas conversaciones Adriani le dijo que una de las cosas que él, Rómulo tenía que hacer con urgencia era quitarse ese mote de comunista; lo desacreditaba mucho ante la gente más importante de la nación, y ante EE UU, el gran director de la política nacional. Que él, Adriani (y don Mariano Picón Salas) haría cuanto estuviese a su alcance para ayudarle. Adriani, hombre con visión, hombre práctico, le dio las primeras indicaciones para pasar de las palabras a la acción. Le dijo lo que debía hacer si quería llegar al poder, incluso le advirtió que todos los dirigentes comunistas importantes de entonces querían todo menos gobernar, que para gobernar hace falta despojarse un poco de la obsesión de las ideas y de los principios.

  9. En estos de pedir dinero, los futuros dueños del Partido del Pueblo no se andaban por las ramas, ni tenían ninguna clase de escrúpulos. Lo mismo hará Rómulo Betancourt en su momento ante el general Eleazar López Contreras, cuando reclame su mesada antes de irse de paseo por el Caribe. Esta una práctica casi común en toda esta gente. Lo había hecho Andrés Eloy Blanco, a quien el general le pagó un viaje por Colombia y Ecuador, y se haría también con don Rómulo Gallegos. Al famoso pintor Tito Salas, lo envió Gómez becado a París. Al menos don Tito nunca se meterá en asuntos de política, ni jamás salió diciendo que quería darle libertad a Venezuela. Pero el eminente escritor, autor de "Doña Bárbara", al enterarse de que Gómez era mano larga con los "muchachos" que mostraban algún talento, se apresuró a escribirle la siguiente carta:

Maracay, 19 de enero de 1927.

General J. V. Gómez.

Presente.

Mi respetado general y amigo.

Conforme se lo manifesté en el telegrama que tuve el honor de dirigirle a mi regreso a la patria, he venido a esta a presentarle mis respetos y a testimoniarle una vez más, mi agradecimiento por la generosa y espontánea ayuda, que, para mi viaje a Europa, tuvo Ud. a bien facilitarme.

Aunque no me fue posible lograr allá el objetivo de ese viaje, pues si bien en opinión de los especialistas con quienes consulté en Italia, la operación deseada es practicable y de éxito casi seguro, lo limitado del tiempo y de los recursos de que podía disponer no permitieron llevar a cabo un deseo de ver curada a mi esposa; a lo menos sabemos que el remedio existe y algún día podremos lograrlo y por otra parte hemos disfrutado de las saludables y provechosas impresiones del viaje.

A título de amigo agradecido me permito enviarle con la presente un modesto recuerdo, obsequio indigno de Ud. por su insignificancia, que le ruego me haga el favor de aceptar como prenda de mi reconocimiento.

También pongo en sus manos dos paisajes que mi amigo, y de Ud. también y admirador - al pintor venezolano Manuel Cabré me entregó en París, encargándome le regara a Ud. que tenga a bien aceptarlos como un obsequio de amistad y admiración.

Mucho me complacería y me honraría que todo fuera de su agrado y una vez más le reitero las protestas de mi adhesión y de mi reconocimiento.

Dios guarde a Ud.

Su servidor y amigo,

Rómulo Gallegos.

  1. Está claro que por ningún motivo, como algunos han querido decir y hacer aparecer, don Rómulo Gallegos jamás podía permitir que se atacara ni en bromas, ni siquiera en silencio al general Juan Vicente Gómez. En momento alguno pudo haber promovido el insigne maestro algo contra el presidente de la República, siendo director del Liceo Caracas. Y muy falso tenía que ser que en dicho Liceo se hicieran comentarios sobre política, porque entonces Gallegos estaba ocupado, haciendo lobby, en solicitar una ayuda del presidente para viajar junto con su esposa, a Europa.

  2. Lo cierto es que todos los que vivían en Venezuela, respetaban o admiraban profundamente a Juan Vicente Gómez, principalmente los proto-adecos. Seguramente, viendo lo "humano", "bondadoso" y "generoso" que Gómez había sido con él, Gallegos le recomendó a Prieto Figueroa para que aprovechara y también le pidiera algo. Juan Vicente Gómez le tenía especial cariño a Gallegos, e incluso se refería a él en buenos términos delante de sus ministros, de modo tal que cuando el general Eleazar le tocó tomar el gobierno, en el primero que pensó para ministro de Educación fue en el afamado novelista. De modo que eso de antigomecismo en los adecos, nada. Es bien conocido que cuando a Gallegos se le llevó un manifiesto suscrito por lo más granado de la intelectualidad caraqueña para pedir a Gómez la libertad de los estudiantes presos, condenados a trabajos forzados él respondió: "Ese no es el camino; yo no me meto en bochinches. ¡Boola!"

  3. El término "Gomecismo" fue acuñado, como suele suceder en estos casos, por quienes querían heredar todos los privilegios del régimen que había dejado el famoso tirano. En estas cosas Gallegos será un eterno huidizo. Estando en España en 1931 ignora por completo la explosiva y heroica situación que está afrontando este pueblo. Cuando muere Gómez, y surge un gobierno calcado del mamotreto inmoral de las represiones más infames del siglo, Gallegos acepta la cartera de Educación. De aquí consigue un crédito para rodar la película Doña Bárbara. Son 300 mil bolívares que le alcanzan para comprar una finca en Naiguatá, y extender sus dominios en Carrizales. Poco a poco va consiguiendo, hasta que consigue de Medina Angarita un equipo de filmación que pertenecía al MOP. Comienzan a llamarlo el Buda Adeco.

  4. Ante el desorden generalizado de los muchachos, el presidente López Contreras, decide aplicar un decreto de expulsión (turística) a todos los rebeldes que tengan medios para darse unas vacaciones por año por el Caribe. El mismo gobierno decide financiar el recreo. Ya entonces, estaba saliendo mucho dinero de las arcas del Estado para satisfacer a aprovechados de la polítiquería. El decreto sale a la luz el 13 de marzo de 1937, cuando ya los muchachos tienen las maletas listas. Se encontraban eufóricos Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Raúl Leoni (entre los primeros), Gonzalo Barrios, D’Ascoli, Malave Villalba, Valmore Rodríguez, Juan Oropeza, Gustavo Machado, Salvador de la Plaza, Acosta Saignes, Bracho Montiel, Miguel Otero Silva, Kotepa Delgado, José Antonio Mayobre, Juan Bautista Fuenmayor, Rodolfo Quintero, Carlos Augusto León.

  5. Entonces era un verdadero negocio ser comunista, con este sello fueron expulsados todos. Pensaba erróneamente el gobierno, que haciéndolos vivir bien un tiempo como pequeños burgueses se relajarían un poco y volverían menos vanidosos y codiciosos; pero resultó todo lo contrario. Venían con ansias de robar para seguir paseando. El llamado "pluralismo político" había penetrado y debilitado al Estado y los "vivos" escalaban posiciones claves. Unos subían y les daban la mano a otros, de modo que pronto el gobierno todo se encontró minado de mantenidos, Pronto se regó en el mundo de los turistas que nunca habían estado presos por Gómez, ni había luchado por la libertad, la noticia de que el gobierno estaba dando dinero como quien reparte agua de azúcar.

  6. Sus movimientos fueron tratar de colarse nuevamente en el PDN y el de procurar identificar este partido con sus proyectos políticos, que incluían lanzar la candidatura de Rómulo Gallegos; éste parecía una especie de comodín de las ambiciones de Betancourt. El veterano novelista le veía futuro al pichón de estudiante que había pasado por sus manos en el Liceo Caracas aunque había aprobado las materias con calificaciones lamentables. Eso sí, Betancourt estaba leyendo sobre algo que muy pocos en Venezuela y en el mundo conocían: sobre petróleo, y se estaba asesorando en teoría económica con expertos profesionales norteamericanos y de la CIA. Es un misterio todavía por develarse si realmente López Contreras tuvo aversión hacia él y le persiguió con saña como cuentan ciertos historiadores, porque el flaco de las más altas charreteras de entonces le estaba tanteando para acercársele y hacerle conocer sus planes e ideas anticomunistas, e incluso los nuevos acuerdos sobre el asunto petrolero, el más candente.

  7. Finalmente triunfará la tesis de Betancourt y será lanzada la candidatura de Gallegos. El 31 de marzo de 1941, en un elocuente manifiesto (firmado por Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Valmore Rodríguez, Inocente Palacios, Luis Beltran Prieto Figueroa, Carlos D’Ascoli, Luis Lander, Leonardo Ruiz Pineda, Pedro Bernardo Pérez Salinas, Alberto Carnevalli y Augusto Malavé Villalba) sostenían: "El sistema electoral venezolano es antidemocrático y falsea la verdad esencial de una república moderna: la verdad del voto. Mientras en Venezuela no exista el sufragio universal directo y secreto para escoger a los delegados de la voluntad popular, ésta será escarnecida y burlada..."

  8. A Gallegos le afectó mucho la derrota: comía mal, sufría de frecuentes jaquecas y dormía poco. Gallegos le temía horriblemente a las burlas; en verdad no tenía fibra de político. Betancourt, reía en su fuero interno, viendo de temblar de impaciencia o de indignación a su maestro. Betancourt sí sabía esperar, y había algo en él: trabaja tenazmente por conseguir lo que quería: Gobernar a este país. El novelista le decía a los conmilitones que le visitaban, pasando la resaca de la derrota: "Otro militar en el poder. ¿Hasta cuándo tendremos presidentes militares? Aquí no hay civismo, ni amor a la democracia ni derechos humanos. Ese es un hombre con un carácter enteramente militar, forrado a la antigua, que lleva en el corazón y en el comportamiento todo lo que sufrimos bajo el antiguo régimen." En todo caso, aquellos políticos de partido que se reunían a echar pestes contra Medina, no veían otra manera de salir del gomecismo que entrando en contacto con la nueva generación de oficiales que se estaba formando en la Academia Militar.

  9. Pero Gallegos y toda su gente pronto iban a sufrir una gran decepción: Medina no era el hombre que él se imaginaba, de modo que en pocos meses les quitó todas las banderas con las que pensaban destruirlo: "El militar se convierte en civilista a ultranza; el instructor de la Escuela Militar en un defensor de las libertades cívicas como nunca se había visto en la historia política de Venezuela; sin presos políticos ni desterrados y con absoluta libertad para la actuación de los partidos políticos, incluso el comunista que, prohibido por la Constitución, actuaba bajo otro nombre; internacionalmente Venezuela se coloca al lado de las democracia contra las fuerzas nazifascistas... ¿No eran éstas las principales metas políticas del programa de Rómulo Gallegos?"

  10. Entretanto el PDN languidecía. A don Rómulo Gallegos lo llevaban y traían por los estados del país, preparándolo ya para la próxima contienda. No lo dejaban escribir ni pensar. Se le estaba secando el cerebro. Ya estaban echadas las columnas de acero del nuevo partido Acción Democrática que entre sus fundadores por razones estratégicas no iba a contar con Rómulo Betancourt; movimiento que sería legalizado por el presidente Medina. Este partido es fundado por Raúl Leoni, y entre los primeros integrantes (y más importantes) se cuentan a Andrés Eloy Blanco, simpático y fino humorista. A Gallegos lo fueron a buscar en peso, y él se dejó llevar, para que formara parte de la más alta directiva. El ex director del Liceo Caracas para merecer tan alto rango dentro de una organización popular, presentó como prueba de sus heroicas luchas una carta que él había dirigido al Congreso donde renunciaba a la curul de senador que Gómez le había otorgado, pero sin decir nada que él se encontraba en Madrid disfrutando de 60 mil bolívares obsequiados por el Bagre, y que éste le había pagado la primera edición de "Doña Bárbara". Con estos dos grandes personajes entró al ruedo político Acción Democrática.

  11. AD fue un partido construido sobre una base golpista, como el partido santanderista Liberal (colom,biano) luego del fracaso rotundo de la Convención de Ocaña. La gente que lo conforma es invitada a conspirar y a tener relaciones con altos oficiales del ejército. Lleva la conformación leninista de la verticalidad en los cuadros, de férrea disciplina jerárquica, como iremos viendo, hasta el extremo de que el propio Gallegos llega a convertirse casi en un policía de sus propios compañeros. Toda esta estructura se le debe a Betancourt quien era un asiduo lector de Lenín, y la arma, siguiendo los pasos de la sección de aquel famoso libro "¿Qué hacer?", llamada "La Organización de los Conjurados".

  12. Como el gobierno y que le tenía ojeriza a Betancourt, como hemos dicho, éste no aparecería firmando el acta constitutiva de AD, por ello afirmará más tarde, pero esto fue decisión de la CIA. No obstante Betancourt dirá después: "No asistí al bautizo del hijo engendrado con dolor y criado con zozobras y sacrificios y ello es una contribución más de mi amor a Venezuela y al propósito de crear un instrumento legal de lucha para las clases populares." Lo que no sabe la gente que esta decisión fue también así compartida por el Departamento de Estado. En el primer comando colocan como mascarón de proa a Gallegos, de especie de Vicepresidentes a Luis Mosquera Soublette y Andrés Eloy Blanco; quedan como integrantes de la Dirección: Juan Pablo Pérez Alfonzo, Ricardo Montilla, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Luis Lander, Julio Ramos y Antonio Briceño.

  13. Fundado el partido AD, Rómulo comenzó a recorrer el país y a atacar con furiosa y obcecada maldad al gobierno de Medina. Se puso a tono con los patas en el suelo. Comía las viandas más pobres, hacía las siestas en chinchorros, cargaba con quesos y huevos que los humildes campesinos le regalaban y aprendió a mezclar el ritmo barloventeño de sus antepasados con el joropo llanero. Recorrió toda nuestra geografía haciendo larde de su título de bachiller, porque entonces quien era bachiller se le catalogaba de sabio. "Oye mira, que está aquí el bachiller Rómulo Betancourt", y la gente salía a conocerlo. Y con aquellas gafas y el sombrerito, y el impecable fux blanco, la gente se admiraba. Estuvo en Oriente, en Guayana, Zulia y Monagas, Aragua y Miranda.

  14. Iba Betancourt dejando de ser pichón de la política y cogía el toro por los cuernos, como le gustaba decir, porque ahora al fin se encontraba a sus anchas en el partido que siempre había buscado. Sin los fastidiosos comunistas que lo tildaban de pequeño burgués, sin los Urbina que lo llamaban marica, sin los "guabinosos" de Miguel Otero Silva o Bracho Montiel. Entonces como ya Rómulo Gallegos tenía un nombre, se echó el bacalao en los hombros de este distinguido escritor para pasearse por toda la nación y hacer la propaganda de su imagen. Y fue calando. También supo aprovecharse muy bien de la buena estrella y simpatía de Andrés Eloy Blanco.

  15. A partir de 1945, la delincuencia dejó de ser clandestina para convertirse en una actividad pública respaldada por el gobierno. La Ley de inquilinato, la de los impuestos rurales, las actividades de las juntas reguladoras de precios y los impuestos especiales, todas éstas aupadas desde el gobierno provocaron un desajuste moral en toda la población, que permitió la actividad desmedida de estafadores y corruptos. El gobierno no podía castigar a nadie porque él era el primer delincuente. Fue entonces cuando se gestó ese clima de ofensas, de irrespeto por todo que hoy se vive en Venezuela. Se cultivó esa manera de hacer política desde la humillación, el descaro, la bulla y el escándalo. En cada esquina se podía ver a un charlatán pata en el suelo discerniendo sobre lo que debía hacerse con los ricos y con los pobres: echando espuma por la boca y pidiendo la igualdad que le permitiera a él tener todo lo que natura no le había dado. "Ese juego con barro, el sacrificio de todos los valores nacionales en aras de conveniencias personales efímeras, estaba diciéndole a todo el mundo que aquí nadie servía, y conduciéndonos a un abismo..."

  16. Señor Truman: "Usted tiene que alimentarnos y vestirnos", fue realmente la consigna de los bachilleres Rómulo Betancourt y Rómulo Gallegos. Estos Rómulos habían sido en verdad amamantados por la loba de EE UU. "Y para contrariar a Gómez, o para contrariar el orgullo nacional, salieron unos líderes a solicitar un empréstito de 50 millones de bolívares, teniendo 1.500 millones anuales de ingresos, y de los Estados Unidos venía el señor Rockefeller con sus grandes mercados, mientras los detractores de Gómez, de López y Medina se dedicaban a incrementar la vagancia nacional."


 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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