En la medida que el pueblo venezolano asiste a las urnas a depositar su voto, no solo se consolida la revolución, sino que avanza y siente el palpitar de nuevas esperanzas. Ha sido cuesta arriba para el pueblo lidiar ante las criminales sanciones y bloqueos impuestos por el gobierno gringo, bajo la conjura de la ultraderecha apátrida liderada por Juan Guaidó y su combo. Es fácil rememorar un hecho luego que suceden los acontecimientos, tampoco voy hacer un sesudo análisis, solo ventilaré algunos puntos de vista. Todos vimos arribar en avión a los pletóricos candidatos, con su sonrisa de oreja a oreja, forrados de billetes, dispuestos a llevarse por el pico a unas cuantas gobernaciones y alcaldías; enviados por Guaidó que repetía no creer en elecciones, ni en su arbitro, el CNE; pero inscribió por bajo de la mesa a algunos de sus funcionarios que lo acompañaron en su gobierno de mentiras. Todavía está en la mente de los venezolanos, las atrocidades cometidas por el robo en Citgo, Monómeros, entre otros apadrinados por los gobiernos de Trump y Biden. Pero no contaron con la astucia del pueblo venezolano, que a estas alturas no quiere cambios radicales, no se dejó engañar, sino sencillamente que le brinden soluciones a sus problemas
Son veinte gobernaciones de veintitrés las ganadas en buena lid. Otro factor determinante en la derrota de la oposición fueron las ambiciones personales entre partidos, que obstaculizaron su unión a elegir candidatos únicos, ante las elecciones del 21N. Saludamos el triunfo de Freddy Bernal en el Táchira, que venía librando una dura pelea con el paramilitarismo colombiano. Con José Alejandro Terán en el estado La Guaira y Jehyson Guzman en Mérida y otros que se batieron coco a codo ganando espacios a través de una tesonera labor de liderazgo y de trabajo. Lamentamos el resurgir del cadáver insepulto del filósofo en el Zulia, un estado estratégico y fronterizo con Colombia, que se dejó engatusar con los cantos de sirena de Manuel Rosales que no ha tenido escrúpulos en atizar invasiones y poses secesionistas con el estado Zulia. Otros fortines perdidos fueron Nueva Esparta y Cojedes.
El gobierno del presidente Maduro debe profundizar la gestión de cada estado, no vaya a ser que alguno de ellos se dejen llevar por el ego, el triunfalismo, se conviertan en reyecitos y le presten oído sordos al sentir del pueblo; convirtiéndose en un revés para su estado. Esta es una victoria de la revolución chavista que le envía un mensaje subliminal al imperio. El pueblo en cada proceso electoral aumenta su madurez y reconoce el esfuerzo que el gobierno del presidente Maduro realiza constantemente. El chavismo continuará ganando elecciones y conquistando espacios para aguantar la embestida por parte del imperio que nos la tiene apostada.