Una democracia a la medida

Hasta que llegaron al mundo y a España tantos modos de acortar, sea el tiempo, el espacio o comprarse un traje o un vestido en el instante tras probárnoslo en una tienda, la gente pudiente se hacía el vestido o el traje, ella en la modista, el hombre en el sastre; los oficios dedicados a ese menester…

Pues bien, del traje sociopolítico que podemos considerar el ordenamiento jurídico español a cuyo frente está la vestimenta de la Constitución, se ocupó un sastre corrupto. Ese sastre se valió de varias argucias interconectadas, para hacer del sistema político que venimos padeciendo desde 1978 un bodrio. El sastre fue una especie de comisión, de la que ninguno de los redactores de la Constitución que iba a someterse al refrendo del electorado español, pertenecía al pueblo llano. El sastre se sirvió de una coartada para dar apariencia de legitimidad popular al cocinado: permitir la entrada en el país a un exiliado comunista, un tal Carrillo. Un tal Carrillo que al final se convirtió en uno de los principales adalides de la monarquía y el monarca...

Por otro lado, remontándonos al estado mental de la población española, atemorizada por los constantes rumores de un golpe de Estado militar si no se aprobaba la Constitución, el texto fue aprobado precedido de otra argucia: la inclusión de la forma monárquica del estado, a cuya fin ya venía preparado el monarca, que era el hoy llamado "emérito", por el propio dictador. De modo que la confección del traje fue un minucioso preparada de gentes de postín o de alto copete de la sociedad (pues hasta entonces no podía hablarse propiamente de política que no fueran las decisiones del tirano)… Este es el marco en que hemos de situar el punto de partida de lo que se ha venido llamando democracia pese a estar plagada no ya sólo de trampas e irregularidades sino también de semillas de la corrupción que luego ha ido desarrollándose a lo largo de cuarenta años. Indymedia, AttacMadrid, LaHaine, Reseau Voltaire, La Marea y Kaosenlared son los digitales donde hace cuatro décadas he venido pregonando lo que ahora empiezan a denunciar periodistas jóvenes que, animados por las instituciones europeas hartas de tantísima impostura y disparates en la gobernanza española, han decidido propalar lo ya insoportable…

"No quieren que lo sepas" es un libro del periodista Jesús Cintora que no he leído porque llevo 45 años clamando en el desierto desde que empecé a desahogarme en esos periódicos, blogs y otras plataformas digitales. Sé de primera mano, por tanto lo que ocurrió y cómo sucedió. Lo que acabo de exponer es parte, quizá toda, de la causa de vivir casi medio siglo en una democracia confeccionada a la medida. A la medida del gusto y conveniencia de los ganadores de la guerra civil, luego promocionados por la propia dictadura, unos, sus hijos y allegados, otros adoctrinados a su vez durante cuarenta años. Todos, con un ministro de armas tomar a la cabeza, un tal Fraga Iribarne, que fue el albacea testamentario político de Franco encargado de planear todo lo que a partir de la muerte del dictador hubo de hacerse, se concitaron para dejarnos a los perdedores de la guerra civil y sus descendientes, y al resto de las generaciones siguientes que sin idea de la política se mantuvieron al margen, un bodrio hipercentralista, clasista hasta la médula, con una aristocracia y apellidos compuestos enseñoreados de todo, y con la idea de piedra dictatorial de la "una, grande y libre" en la cabeza, de hecho incrustada en la Constitución. Con un ejército entonces más franquista, más fascista si cabe que el propio Franco, y un cuerpo judicial tallado en su inmensa mayoría asimismo a la medida por el autoritarismo más extremo propio de un régimen autoritario militar, no podíamos esperar comportamientos de la clase política predominante muy alejados del ideario del dictador. Por lo que no nos debiera extrañar y sí avergonzarnos por no haber salido a las calles a vociferar por ello años después.

Ahora, casi medio siglo después de aquel vergonzoso "pucherazo" institucional Cintora publica, desinhibido, todo o casi todo lo que ha ido siendo fruto, consecuencia, lodos de aquellos polvos que ni políticos, salvo alguno aislado, y salvo algún periodista tan aislado como esos políticos, no se han atrevido a denunciar a voz en grito, no han tenido fuerza, o el papel decisivo de un periodismo tan despreciable como todos los que cocinaron este "modelo" democrático pret á porter les ha disuadido de intentarlo.

Confiemos, en fin, en que al menos la justicia británica ponga al emérito, y de paso a la España política, en su sitio, aunque a pesar de todo es tanta la diferencia de mentalidad entre la España que manda y la que obedece, y tanta la diferencia de sensibilidad entre la España de la Europa que termina en los Pirineos y la Europa que hizo dos guerras mundiales, que mucho me temo que la única solución para doblegarla es que la expulsen de la Comunidad Europea.

 

31 Marzo 2022



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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