Esta semana estamos viviendo algunos de los días más importantes para los cristianos: los días santos; la conmemoración de la pasión de Cristo, su entrada en Jerusalén, la Última Cena, el viacrucis, la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, la Semana Santa. Un tiempo propicio para la reflexión y la acción a favor de nuestros hermanos, de los más desprotegidos, de quienes más nos necesitan.
Son tiempos para analizar, reflexionar, evaluar todo lo que venimos haciendo y determinar nuevas acciones que nos conduzcan siempre por el camino del Señor obrando en positivo, con desprendimiento, con amor por el prójimo. También para agradecer a Dios por todas sus bendiciones, por su guía y protección constante, por nuestras familias y todos los que siempre nos acompañan, para quienes pedimos además salud, paz y bienestar.
Este año, estamos llamados a renovar y fortalecer nuestra fe durante la Semana Mayor, a unirnos en oración y a perdonar tanto nuestras fallas como las de las personas que nos rodean. Es importante que podamos avanzar sin rencores, saber que para vencer las dificultades debemos permanecer unidos, trabajando juntos, sin mezquindades. Solo así alcanzaremos todas nuestras metas y tendremos paz en nuestros corazones.
Sabemos que hemos vivido situaciones adversas que muchas veces nos hacen tambalearnos y dudar, pero debemos permanecer firmes y fieles a nuestros valores y principios, a nuestras creencias, a nuestra ideología. Actuemos siempre con buena fe y solo tendremos buenos resultados.
Me despido con una hermosa y acertada frase de nuestro Papa Francisco: "En estos días santos acompañemos a Jesús en su pasión, muerte y resurrección. Pidámosle que, así́ como la Pascua significa ‘paso’, también nosotros seamos capaces de ‘dar pasos’ de reconciliación. Y que su paz reine en nuestros corazones y en el mundo entero. Pongámonos delante del Crucificado, fuente de nuestra paz y pidámosle la paz del corazón y la paz en el mundo". Un fuerte abrazo y bendiciones para todos.
