Martes, 19 de abril de 2022. Lo único estable es el cambio, solía repetirme como un disco rayado (disco de vinil), un viejo amigo a quien le encantaba regocijarse en sus divagaciones filosóficas.
Si Luis, me repetía machaconamente, lo único estable en este mundo, en esta vida, es el cambio.
Y con el paso del tiempo, de tanta agua fluyendo bajo los puentes y ante las evidencias presentadas por la vida misma, la mejor abogada de si misma, he tenido que aceptar que tenía razón.
Eso es algo que todos sabemos, que todos conocemos dirá el lector espabilado y despierto, pero, lamento contradecirle, no todo el mundo lo sabe y si lo sabe o lo sabemos, muchas veces se nos olvida porque estamos muy apegados a nuestra rutina y al automatismo en nuestro modo de pensar y encarar la realidad, la dictadora realidad que nos contiene, que nos limita, pero eso si, somos consecuentes en nuestro accionar y solemos disfrazar los hechos que se nos presentan justo frente a nuestras narices, los maquillamos a nuestra conveniencia, de un modo casi automático.
Somos especialistas en distorsionar lo que vemos y en transformarlo en lo que queremos ver.
Claro que necesitamos, ante este mundo caótico que nos rodea, transitar por caminos conocidos y manejables que nos proporcionen cierta estabilidad, cierta seguridad.
Siempre con el riesgo de quedar atrapados en nuestros propios ritos sino estamos conscientes de ellos.
Eso le pasa a la mayoría, pero a mí no, dirá desfachatadamente algún sobrado o alguna sobrada que se sienten inmunes, vacunados de por vida ante esos comunes errores asignados, según ellos, solamente al resto de la humanidad.
A mí me pasaba, me pasó mucho, pero ya no, razonan convencidos de haber superado esas etapas.
Craso error.
La vida misma y sus circunstancias volátiles se encargan de aclararnos la visión que poseemos del mundo y debemos revisar nuestra dependencia con la carta de navegación que muchas veces desarrollamos, no sin cierta arrogancia, y que pensamos nos ayudará a llegar a un puerto seguro y preciso, casi inmutable, carta que de una u otra forma tenemos que modificar y adaptarla a nuevas circunstancias que prácticamente se nos imponen.
Lo único permanente es el cambio y debemos prepararnos para afrontarlo y manejarlo lo mejor posible.
Desarrollando nuestras herramientas y flexibilizando nuestra visión del mundo.
Adaptarnos sin perder nuestra esencia.