Recordemos aquella Palmira de hace 60 años, éramos pocos y todo el mundo se conocía y sabia donde vivía. Vaya allá por la calle 4 y luego cruce a la derecha, se encontrará con una bodega, al frente vive el que busca. Así era ese pueblo, tranquilo, lejos del mundanal ruido de las metrópolis, donde imperaba la solidaridad, el amiguismo. Muchos eran identificados por su nombre de pila o por su apodo, que en oportunidades resultaba más fácil. Muchos eran identificados por el sobrenombre, que por el nombre de pila. Familias enteras heredaban el apodo del padre, esto pasaba en innumerables hogares.
Quedó para la historia las regias casas de corredor. En la calle 1 con carrera 1; calle 2 con carrera 2; calle 3 con carrera 4 y así otras que fueron demolidas por la piqueta del progreso. Las tinajas de barro incrustadas en armarios de madera utilizadas para filtrar agua, que era tan fresca que no necesitaba de hielo. En la bodega del Pueblo de Don Heriberto Briceño había una. En muchas familias en horas de la tarde era como un ritual la tasa de chocolate. Las tiendas o bodegas, en algunas de ellas se expendían de todo como en botica. También existía entre los malos recuerdos, para aquellos muchachos de edad la llamada recluta, con una mala reputación, muchos de ellos dejaban de ir a fiestas o hacer mandados o cumplir cualquier labor de rutina para evitar ser alistados a la fuerza. Las retretas de la plaza Bolivar. La recamara, esta es mas reciente, del 31 de diciembre, que era un reto superar a la anterior en extensión. Entre los centros educativos, cada uno de ellos con una dilatada historia: El grupo Escolar Monseñor Sanmiguel; La Escuela de Demostradoras del Hogar Campesino, el Colegio Padre Frias, el liceo Mons. Ramón Ignacio Camargo. La celebración de las festividades decembrinas que eran amenizadas por las diferentes aldeas, cada una de ellas se esmeraban por llevar el mas colorido disfraz, la más sonora recamara y lo que era infaltable era el testamento, redactado con mucha meticulosidad, cada verso se resaltaba a quienes aportaban con mucha largueza o no cumplían a cabalidad con lo exigido y seguidamente recitaban la ruta de la programación de las fiesta de ese día.