2-2-23: Hoy es la elección de las reinas y nosotros entretanto nos dedicaremos a arreglar las cositas que llevaremos a Mérida, entre ellas una cama y un colchón. También papas, miel, limones, yuca, ocumo, cambures verdes, materos, diversas plantas para bebedizos y aliños además de varios kilos de café en azul que allá tendremos que tostar y moler. Queso no llevaremos esta vez dado que está escaso por cuanto algunas vacas están pariendo y por otro lado debido a la sequía, que se traduce en que es poca la leche que están dando.
Días de gloria y de grandes agites culminan hoy: a las nueve de la mañana ya vemos bajar al pueblo a Neptalí y a Toñito, para los retoques finales del gran acontecimiento de la elección de las reinas. Hoy el pueblo arderá en fuego de pasiones festivas, y muy seguramente la rumba se extienda hasta la madrugada. Baco y Venus se unirán ardorosamente al final de la noche, cuando se conozcan los resultados. La entrada al evento será de dos dólares y se espera que concurran unas ochocientas personas. Nos duele perdernos este tan esperado evento, pero nos consolaremos escuchando mañana los relatos que nos reportará Ángel durante el viaje, además de todos los videos y mensajes que se difundirán por las redes. Por supuesto que estaremos a favor de que Natali conquiste en buena lid el cetro mayor.
A la cinco de la tarde como en una romería está bajando la gente al pueblo en carros y motos: entre ellos vemos a casi todos los hijos de Evencio y los de Alesio; a Enrique, Ángel, Mariana. Vemos bajar en su jeep a Jairo y su esposa Rosa. La tarde está esplendida y el sol ardiendo como si estuviéramos en los llanos.
Llamo a Carlos Chacón para ver si nos puede ayudar con algunos litros de gasolina, y resulta que me responde desde El Vigía. Le pregunto que si estará en su casa mañana a las ocho y me responde que sí.
Nosotros nos dedicamos a acomodar en la tolva todo lo que vamos a llevar a Mérida: una cama y colchón, comida y ropa, muebles y matas, café trillado. Como llevamos varios días sin que llueva no lo cubrimos con un plástico. Hace calor. Nos recogemos a las diez de la noche, en medio de un silencio total porque, como digo, casi todo el mundo está en el pueblo.
3-3-23: A las 3:30 de la madrugada repentinamente comienza a llover y tenemos que levantarnos para buscar un plástico y cubrir lo que hemos armado en la tolva. Me dice María Eugenia que le parece bien raro que todavía no se haya escuchado subir del pueblo, ni un solo carro ni una moto. Nos metemos de nuevo entre sábanas y a las 4 comienzan a escucharse motores de vehículos. La gente viene subiendo de la elección de la reina. Qué habrá pasado con la elección, Señor. Como Ángel y Mariana se van con nosotros a Mérida, ya nos contarán.
A las 8 llegan los distinguidos pasajeros que se irán con nosotros, y nos informan que la elección fue todo un fraude, que le robaron el triunfo a Natali, que prácticamente la dejaron de última y que como consuelo la llenaron de bandas y a la final la coronaron reina del deporte. Nadie se explica, por qué se prolongó tanto la decisión que se vino a dar después de las tres de la madrugada. Gran parte del acto lo utilizó el alcalde del municipio Arzobispo Chacón para hacer un panegírico a un tal licenciado Ramón Camacho quien se presentó vestido de punta en blanco, tan en blanco que dicen parecía un palomo. Entre los elogios lanzados a mansalva por don Omar a favor de don Ramón estuvo este: "-don Ramón Camacho es tan culto que ha visitado nueve países…".
Entre los hechos más significativos del reinado, refirieron los presentes, resalta el de los resultados. Viéndose el desconocimiento de quien se consideraba poseer las mayores prendas para hacerse con la corona mayor, la señora Marcolina no se pudo contener y poniéndose de pie protestó reclamando justicia: "-¡No lo acepto, esto es un fraude!". En seguida el público se sublevó. Primero fueron murmullos, luego se expandieron más reclamos, y comenzaron los gritos: "-¡Trampa!", "-¡Trampa!", "-¡Trampa!", "-¡Trampa!", "-¡Trampa!". "-Le han robado el reinado a Natali". Todo el público coincide en que Natalí arrolló en el traje de fantasía, en el informal, en traje de baño y en traje de gala, siendo que su paseo por la pasarela fue de lo más ovacionado.
A las 8:30 de la mañana llegamos a casa de Carlos Chacón para pedirle auxilio con un poco de gasolina para así poder llegar sin problemas a Mérida. Mientras estamos en la camioneta, vemos a lo lejos a una hermosa joven que venía arreando siete becerritos y que llamó mucho nuestra atención. El cuadro más bello y espectacular visto en este viaje. Una visión sublime en una mañana un poco nublada; ella emergiendo por entre la montaña, llevando un bordón y con sus animales. La escena típica de un cuadro de algún pintor flamenco. Era una muchacha chacantera, rubia, de amables modales, quien también había estado en la "fraudulenta elección" de la reina de Canaguá. Se le notaba su voz ronca, por todas las protestas que lanzó contra la decisión del jurado.
Carlos le extrajo un galón de combustible a su camión para pasarlo a nuestro tanque.
Carlos nos trae café, y poco después continuamos nuestra marcha. Nos detenemos donde Engracia para saludarla y nos colma de abrazos, y vamos con su esposo Baudelio a ver un terreno de unos tres mil metros cuadrados que le están ofreciendo en dos mil dólares. Baudelio lo quiere comprar y espera que le paguen un dinero, porque el plazo que le dan es hasta el 15 de este mes. Engracia nos regala dos manos de soberbios cambures que más bien parecen plátanos.
Ángel y Mariana, ya que estaban trasnochados, estuvieron durmiendo durante casi todo el trayecto, unas tres horas.
A nivel de Estanques, los frenos nos dieron un tremendo susto, porque estaban recalentados y no podíamos controlar la camioneta. Un susto que nos obligó a tener que reducir la velocidad. Terminamos llegando a Mérida a las 2 de la tarde. Y al ponernos al día en cuanto a noticias, nos enteramos que en el mundo realmente no ha pasado nada. Nada ha cambiado ni nada cambiará por muchos siglos o milenios, en realidad, donde uno ve grandes cambios es allá, en el campo milagroso de La Coromoto.