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Aquí los verdaderos revolucionarios son los de abajo, el pueblo que sufre y no se queja, el pueblo que todos los días tiene que hacer de tripas corazón para no rendirse ni entregarse a los malditos criminales de la derecha. Los verdaderos revolucionarios son aquellos que han sobrevivido los últimos diez años recorriendo cientos de kilómetros a pie porque ha escaseado el transporte y la gasolina y se han tenido que sobrevivir a fuerza de cambures y yuca. ¡Ese es el verdadero pueblo revolucionario, los demás hemos sido unos privilegiados de MIERDA!
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REVOLUCIONARIOS son los que ha tenido que llorar a tantos deudos que se les murieron por falta de medicina y de atenciones en unos hospitales que adrede fueron desguazados y destartalados por órdenes de guarimberos. Cientos de miles de VERDADEROS REVOLUCIONARIOS han perecido en silencio, anónimamente, en los últimos diez años, y aún no sabemos por qué milagro siguieron otros tantos vivos, y por lo general de esos casi nunca nos acordamos… a esos jamás les hemos hecho un homenaje. ¡Cómo, Dios mío, con qué cara, podría uno, venir a decir que es REVOLUCIONARIO!
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Entonces, y a pesar de todo eso, uno ve unos orondos funcionarios que tienen el coraje de decir que encarnan parte de la REVOLUCIÓN, que se visten pepito, con sonrisas de oreja a oreja, entre nubes de pajes, encuerpados, como si a ellos nada del vendaval les hubiese afectado, presentando una cara del país a mil leguas del dolor que aún destroza a los de abajo.
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Aquí los VERDADEROS REVOLUCIONARIOS son aquellos que se mantienen intactos en sus valores amando a Chávez, sin pedir nada para sí, trabajando la tierra, comiendo el duro pan de cada día, sudando la gota gorda para ver que le lleva a la boca a sus hijos, que andan andrajosos (echando los cueros) y desdentados, con las tripas por los suelos, por los caminos de nuestra patria tal cual como han venido quedando después del vendaval de todas esas malditas sanciones y bloqueos que lanzaron contra nosotros, sin un maíz que comerse, CARAMBA!. Esos, sí, CARAJO, ¡SON LOS VERDADEROS REVOLUCIONARIOS! Los demás no les damos ni por los talones.
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Ante estos REVOLUCIONARIOS uno debe persignarse cuando los tenemos al frente, uno debe arrodillarse ante ellos, conmoverse, sentirse un minúsculo ser, la nada, nadie… si uno ha tenido comida en medio de este vendaval, si uno ha tenido cobijo, alguna ayuda, tiene que sentirse entonces CULPABLE y hasta MISERABLE, porque todo esto que hemos vivido ha sido horriblemente trágico, infernal, horrendo.
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La escala más alta en la condición humana es la de REVOLUCIONARIO, ya lo dijo el Che Guevara. Pero revolucionario no es que el que se desgañita voceando consignas en marchas y mítines o agitando banderas en manifestaciones, ni tampoco se es revolucionario porque se ocupe un elevado cargo en el Ejecutivo o la dirección de un partido con el mentado título "revolucionario", o porque logre una diputación o tenga agudeza escribiendo panfletos o dando encendidos discursos, o armando artículos o libros o haga pasarela perorando con ardoroso palabrerío por los medios de comunicación.
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Ni tampoco ni mucho menos se es revolucionario porque se viva de reunión en reunión (extenuantes, al estilo de los que viven de cumbre en cumbre mientras el pueblo se debate entre abismos y abismos).
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Revolucionario se decía Rodrigo Cabezas quien ahora sale tan campante diciendo que apoya de alma y corazón al Majunche Capriles. Como aquellos que no se sacaban de la boca la palabra "REVOLUCIÓN": Luis Miquilena, Alfredo Peña, Luis Acosta Carles, Florencio Porras, Alejandro Armas, Ernesto Alvarenga, Luis Velásquez Alvaray, Ana Luisa Osorio, Hugbel Roa, Hugo Cabezas, Ysmel Serrano, Edwin Rojas, Rafael Ramírez, El Toby, Ismael García, Héctor Navarro, Rafael Isea,…
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Da pánico a veces ver a ciertos personajes que aún cogen pantalla y se encaraman en altos solios del partidismo revolucionarista, siendo que uno sabe no tienen madera de luchar por nada ni nadie, sino por sus propios intereses. Viendo aquella ristra de traidores señalados arriba, entonces se transparenta mejor los que aún siguen fingiendo con la típica máscara de los guabinosos. Lo peor es que siguen engañando a diestra y siniestra, embaucando a mucha gente, coleándose impune y desvergonzadamente en los más altos estrados del gobierno y de la nación, saboteando el proyecto del Comandante Chávez de la manera más vil. Al tiempo que nosotros los de abajo, los del pueblo, nos los seguimos calando como los mismitos consolidados pendejos que éramos cuando sufríamos bajo aquella, la IV. La purita verdad.