56 años

Che en Venezuela, «Vivo, como no te querían»

El 17 de julio de 1952, después de escalar los Andes Venezolanos, llegó a Caracas un joven argentino de 24 años, estudiante de Medicina. Todavía no era el Che Guevara, pero «llevaba en la frente la marca de los que aman a la humanidad»

Autor: José Llamos Camejo, enviado especial | internet@granma.cu

18 de julio de 2022

Caracas, Venezuela. –Acaso la villa se le antojó seductora a primera vista, el 17 de julio de 1952; se infiere de los abreviados apuntes.

Tenía 24 años al llegar a esta metrópoli de monumentales paisajes, a dos manos tallados por la naturaleza y el hombre. El asma lo castigaba. Un sueño lo sostenía.

Lo impresionaron las calles, que aquí son leyendas, la historia, los «coloniales edificios anaranjados», la modernidad que asomaba. Y el perpetuo romance de las nubes y las montañas, allá, en lo alto, desde donde posó la pupila sobre la urbe, y la describió. «A mis pies, Caracas, la ciudad de la eterna primavera, se extiende a lo largo de un angosto valle que la ciñe y la oprime en sentido transversal; a poco emprenden la trepada los cerros que la circundan, y la ciudad queda tendida, mientras se inicia un nuevo aspecto de su faz multifacética».

Pero, allí mismo lo golpeó el contraste, lo «cajones de automóviles, que usan como viviendas», las moradas «completamente miserables».

Hasta el 26 de julio permaneció el Che en Venezuela. Vino por cuenta propia, en compañía de su amigo Alberto Granado.

El día 14 había llegado desde Colombia, tras siete meses de un recorrido azaroso, por naciones de Suramérica. Partió en enero, desde Buenos Aires; vio a los sufridos en Chile, Perú, Colombia, Venezuela; palpó de cerca los hirientes testimonios de la injusticia. Y a la par se fraguaba en él un espíritu quijotesco, las ansias de redimir.

Antes de llegar a Caracas estuvo en Los Andes. Una placa en el Pico del Águila, a 4128 metros sobre el nivel del mar, recuerda su estancia allí, «tras los pasos de Bolívar (…) llevaba en la pisada el gemido del inca herido, y en la frente la marca de los que aman a la humanidad».

Que a Venezuela no pudo regresar, tal como soñó; lo dicen algunos, ignorando que aquí, joven, hecho miles, con su bata de médico, anda Ernesto en un contingente, que para dar vida en el Poliedro de Caracas y en disímiles sitios de Venezuela, desafió a la COVID-19, y que lo hizo en Cuba – su Cuba–, cuando la Isla lo urgió en medio de la mortal epidemia. Gracias, Che, por seguir aquí, así, «vivo, como no te QUERÍAN». LEALTAD PARA TI, «CABALLERO DEL CIERTO DESTINO».

EL CHE VIVO COMO TE QUERÍAN



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Hermes Escalona Acuña

Miembro del Periódico alternativo DIGALO AHI

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