Sí hubo planes de boda entre Leopoldo López y María Corina, filtraciones sinápticas…

Previamente, cuando Chávez comenzó a figurar fuertemente en el ambiente político, hubo muchos encuentros, reuniones, debates, viajes al Norte, y este par de jóvenes descubrió todos los grandes méritos de sus padres y abuelos, y primordialmente la necesidad de que éstos se prolongasen hacia los confines del siglo XXI. Trabajaban por lo general a la distancia, pero los familiares de ambos estaban en permanente comunicación, aupándolos para que se hicieran con el codiciado cetro. Es decir, lo que para este par de familias estaba escrito es que uno de los dos (o los dos) debía (debían) llegar a ser presidente de la república de Venezuela. En uno de esos trajines intensos, panificando protestas, Leopoldo le dijo: "-Nosotros en el terreno de la política podríamos llegar a ser como Perón o Evita, o como Cristina y Néstor Kirchner, turnándonos en el poder. Estamos destinados para eso". Lo más fácil que entonces les podía resultar era romper sus lazos con sus respectivos compromisos. Pero los acabaría distanciando la ambición personal. Ambos aspiraban demasiado, no había límites en sus desmedidos apetitos de poder. Siendo los dos amados, protegidos, apoyados por el estado profundo de Estados Unidos, sin embargo, no se podían conciliar estos planes políticos y estratégicos con las ambiciones de cada cual. Hasta que a la final pudo más lo último: terminaron odiándose, viéndose con recelos, enfrentándose en los rincones de todos los solapados terrenos de las conjuras. Rompieron, pues, y cada cual se dijo: "vamos a ver quién llega más lejos". En sus derroches de odios llevaron al desastre los proyectos Enrique Capriles, y de muchos otros aspirantes a convertirse en salvadores de los negocios del Norte con Venezuela. Hoy en día, la familia Machado dice que aplastó a la de los López.

(DIARIO INFINITO - 2014)

Andábamos zarandeados por el centro, todas las vías bloqueadas por árboles caídos, alambres de púas, cauchos quemados, promontorios de escombros y basura. Mi esposa me decía:

- ¿Qué crees que va a pasar? Me preocupan esos tímpanos irritados que además se creen impunes. Son membranas de última generación. El gobierno está con las manos amarradas, si actúa lo condena el mundo, y si no lo hace a los chavistas nos siquitrillan, y todo por unas malditas chicharras cibernéticas.

Yo trataba de encontrar alguna explicación plausible:

- ¡Las trompas de Eustaquio con parabólicas recibiendo órdenes desde afuera! Claro. Pero tranquila, mijita, que quienes las conectan están en la estratosfera, no podemos enfrentarlas. Aun así, yo veo esta situación del siguiente modo: un súper dotado y sideral bocón, que es el Tío Sam, mueve los hilos ópticos de todos sus estropajos aquí en Venezuela, y lo admirable es que se mueven con presteza, con demencial lealtad a los gringos. Ese membranudo que ves allá lanzando cauchos a la vía, da alaridos, se contorsiona, está pagando a mercenarios, puede asesinar a unos cuantos chavistas muerto de la risa; fíjate como nos está mirando y puede incendiarnos.

Nos desviamos de aquel infierno. Cogimos a pie hacia la Plaza Bolívar, y la encontramos con sus soldados de toda la vida: los guardianes de Chávez, preparándose para lo que venga. Recordé que durante las navidades del año 2002 allí amanecimos y preparamos en la madrugada del 25 de diciembre un abundante sancocho. Era la época en que no se conseguía gas ni gasolina, y las cocinas ardían con el fuego de nuestros corazones. Fue cuando apareció aquella mujer muy pobre que le dijo a nuestro Comandante: "Mire Chávez, usted no se deje, carajo, que nosotros estamos cocinando hasta con la madera de nuestras camas, pero no se rinda, no nos rendiremos".

Enrumbamos hacia la plaza de Belén. Cogimos por la calle Cuatro, vimos al árabe Nasser quien siempre que nos ve nos invita a tomar café, y aceptamos su cafecito con cardamomo. Sentarse un ratito en el negocio de Nasser fue relajante. Saludamos a sus hijos El Faky y Sumher, y con ellos intercambiamos ideas sobre cómo aumentar el rebaño de ovejas en el páramo, cómo producir jabón y crema dental. Nos despedimos bastante reconfortados, aunque la guerra estaba prendida en casi toda la ciudad, y nosotros allí, cual como Nerones, sacando música con el tintineo de la cucharadita mientras la Mérida está ardiendo.

Enfilamos hacia el bello infinito de las soledades encantadas, las que uno se va encontrando en esa hermosa naturaleza que se impone sobre el río Chama, luego la serena Plaza de Belén, desolada como un mercado cuando la pleamar de la gente se ha retirado.

Entonces filosofamos, procurando entendernos con esos fantasmas que debaten en nuestras conciencias:

  • Pasará lo que tenga que pasar y lo que ha de suceder será lo necesario. Pero por estas acciones que venimos viendo jamás va a caer el gobierno. A la revolución la están tratando de derrocar los sordos desorejados desde 1999; desde entonces muchas cosas han cambiado: las Fuerzas Armadas no son las mismas, el Poder Judicial no es el mismo, y el pueblo mucho menos. Tumbar al gobierno es algo imposible, metámonoslo en la cabeza. Acuérdate que vivimos en Mérida donde existe una clase media que impone la pauta del pensamiento burgués. Donde hay una universidad sometida a los valores del capitalismo, cuyas eminencias han estudiado en Europa y Estados Unidos y cuyo dios es el becerro de oro, un becerro con aftosa; y ese alcaldito sifrino, Carlos García, está organizando las fulanas guarimbas por órdenes de la embajada norteamericana y en connivencia con la cúpula eclesiástica pervertida y golpista que coordina don Baltazar Porras…

Recogimos a Solita, con su aspecto de encontrarse no ya tan sola como la imaginábamos; la abrazamos, nos reímos y nos sentamos un rato en un banco de la plaza; fue otro instante de placidez. Saqué un papelito que llevaba en la camisa y lo leí:

  • "Hay que des-montar, des-armar, paso a paso, lógico-conceptualmente el marco categorial moderno y construir otro marco categorial «desde» el nosotros mismos podamos pensar y resolver con rigor nuestros problemas y luego, finalmente, a la modernidad en su conjunto, para obtener una conclusión más clara sobre la historia de la humanidad, desde aquí, desde la perspectiva de los oprimidos y negados de todos los sistemas totalizantes".

  • ¿Y quién dijo eso?

  • Juan José Bautista.

  • Na´guará.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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