Fatídico porcentaje de fatuos, decide electoralmente el destino de muchos países… ¡Miren el desastre, Dios mío!

  1. Fueron, por lo general, estos vanos, insustanciales y volubles jóvenes, los que en Argentina votaron a MIlei, por lo que hoy este país se encuentra en un hervidero de caos, penurias y de conmociones sociales. Y eso que en Argentina no hay bloqueos ni sanciones, no les cerraron el sistema bancario Swift dejándolo sin activos en el exterior. Tampoco lo aislaron del comercio mundial, impidiéndole vender sus productos, sino que por el contrario al gobierno lo apoyan decididamente el FMI y el bloque occidental embanderado con Estados Unidos.

  2. Resulta que estos electores fantoches, los que les dieron el voto a Milei, sólo quieren estar a la moda, en sus frivolidades e intrascendencias, viviendo de las apariencias, de una supuesta agudeza o belleza externa (lo único que les interesa), inmersos en el mundo de las redes, del cotilleo, del falso halago y la autocomplacencia, de las habladurías torpes e intrascendentes. Los jóvenes votaron a Milei porque éste iba a reality shows, montando horribles payasadas, y da alaridos haciendo que canta, brinca como sapo haciendo que baila, miente como un bellaco en sus discursos o disertaciones, se fusiló un libro de economía, engañó y engaña a millones. Es sobre todo un pervertido, además de asexuado.

  3. En el fondo de sus limitados fondos, a estos desorientados jóvenes nuestros en América Latina, sólo les interesa el ESPECTÁCULO, la fama, el que un bestia tenga miles de seguidores o "likes", esa estupidez que ahora llaman "creadores de contenido", youtubers, influencers o "nómadas digitales". Para estos jóvenes, el mundo es y debe ser, insisto, ¡UN ESPECTÁCULO! Aman y sueñan con que alguien encantado y encantador, especie de príncipe azul del cielo de la Fama, descienda cual un Brad Pitt o Angelina Jolie, Juanes o un Maluma y se los lleve a los confines de la NADA…, que se les aparezcan estos también frívolos, cual ángeles extraviados del firmamento, y los transporte al empíreo de sus más caros deseos e ilusiones. ¡Imbéciles, Ave María!

  4. A estos jóvenes, insisto, para nada les interesa esa "vaina fastidiosa" llamada patria soberana, la independencia de criterios, el ser auténticos en sus juicios y pareceres. Las glorias de estos fatuos, sus virtudes y honores, están reducidas al mero billete verde que puedan conseguir vendiendo sus progenituras. Por ese billete, "amarán", "estudiarán", se graduarán y también se perderán. A la final, si lo consiguen, se darán cuenta de que nunca han vivido realmente lo grandioso de este mundo.

  5. Son estos fatuos, digo, profundamente incultos (lo cual a la vez constituye para ellos hasta un punto de honor). Son los que llevaron al poder a Noboa en Ecuador, a Bolsonaro en Brasil, a muñeco de torta de Peña Nieto en México; a Milei o a Macri en Argentina, a Boric en Chile, a Bukele en El Salvador, a Uribe y a Iván Duque en Colombia, a Macrón en Francia, a Zelenski en Ucrania. Aquí en Venezuela quisieron imponer a los puppets de Leopoldo López y Henrique Capriles. Son los frívolos de hoy, que se contorsionan de alegría embanderándose con el viejo cambembo de Edmundo González, sencillamente porque lo apoya la engolada, presuntuosa y cursi de María Corina Machado. Eso a ellos les da nota.

  6. Estos tipos de jóvenes, pues, representan una tragedia para cualquier país. Son el detritus social más repelente, burdo y ordinario, lo más cutre y deprimente. Sólo viven imbuidos en el asunto de las redes, sin alma, sin conciencia, sin destino…, hasta que un día, por esa vía, den un traspiés en sus torpes fantasías y entonces… el demonio se los lleve.

  7. Este tipo de jóvenes que en sus letargos más ocultos buscan venderse caro (no valiendo ni un medio liso), acabarán a la postre, transándose por muy poco. Son de esa clase que suelen encontrar por montones en nuestras universidades, estudiando carreras en que imaginan que llegaran al estrellato de una sublime notoriedad. A determinadas facultades, muchos confluyen porque se creen bellos o bellas, y entonces es allí donde más cunde y se cultiva la envidia, el recelo, la hipocresía, la murmuración y el engaño. La eterna comidilla. La pertinaz zancadilla convertidos en el pan de cada día. Un ambiente de permanentes pasarelas, luciendo sus trapos, tratando de dar cada cual lo máximo de sus pareceres o caretas (máscaras), porque en esos ambientes nadie es auténtico en su ser profundo y humano.

  8.  Algunas de estas soñadoras, en su fatuidad se imaginan que llegaran bien lejos, como lo logró la presentadora de televisión española, Leticia Ortiz, quien se ganó el gordo de la lotería conquistando al hoy rey Felipe VI. Aparecer en una pantalla de televisión luciendo arrebatadores trajes, engalanadas y maquilladas como reinas, las enloquece. Y ya, muy jóvenes, debutan en el mundo de las redes, teniendo entre ceja y ceja, ese luminoso mundo de la fortuna, de la celebridad, que tanto les atormenta. De acuerdo al dicho popular, "Dios no le dio cachos al burro", resulta que estas pobres muchachas o muchachos, atrapados en sus malhadados sueños, a la postre, serán víctimas de su ignorancia, de su incultura, de su pobreza espiritual, no sabiendo nada de las raíces culturales de su tierra, de su historia, de sus glorias intelectuales, de su grandeza y de los grandiosos valores por los que hoy podemos decir que tenemos patria… sencillamente! Yo, particularmente no creo que la mujer fatua lo será hasta que se muera… Me niego a aceptarlo… pero por eso mismo, yo tampoco puedo estar de acuerdo con esa "democracia" occidentalizada que nos metieron como paquete chileno en América Latina. Que nos han vendido como lo más justo, perfecto y sagrado, socialmente, donde a los gobiernos para elegirlos, se hace mediante un voto, que para nada mide el valor ni el sentido humano del que lo emite… debería hacérsele al susodicho votante, un examen, y si no lo pasa, ¡raspado!, por bobo, fatuo, ignorante, mercenario o imbécil, ¡SIN DERECHO A ELEGIR!, digo. Listo.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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