Cuento o razón

¿Cuándo se considera un día perdido?

En realidad el sol era como una moneda resplandeciente en el mostrador límpido del cielo. Sus rayos disparaban ráfagas de calor y los árboles parecían fusilados por sus balas.

Bajo ese cuadro llegó a su casa a punto de mediodía, el periodista Juancho Marcano, quien se decidió el lunes de carnaval, llegar hasta el centro del pueblo de la Tacarigua de Margarita, pero en esa ocasión lo hizo caminando.

El perro Pipo, que lo esperaba como siempre, al verlo acalorado, esperó que pasara a la casa a beber agua y luego se sentara a tomar el frescor de la brisa que sopla en el garaje.

-¿Juancho cómo te fue en tu paseo por el poblado? Manifestó el can.

- Bueno, Pipo, a pesar del torturarte sol, me fue bien, pese a lo sólo que luce el pueblo, y lo digo porque yo caminé desde este sector de Tacarigüita pasando por la plaza hasta lo que llaman Los Andes, y de ahí pasé a El Conchal, pero vi poca gente y pocos amigos.

-¿Y cómo era antes un lunes de carnaval en el pueblo?

- Antes de contarte, quiero decirte, para que no se me olvide, que con los pocos amigos que vi, que son desde mi juventud, compartí y conversamos y nos recordamos de ciertas cosas y hasta nos reímos. Eso es recomendable para esta edad, o sea reunirse y conversar con los amigos.

Pero vamos a tu pregunta: Antes cuando yo era joven y más aún cuando era niño, este pueblo se llenaba de alegría en tiempo de carnaval, e incluso este lugar llegó a tener sus propias reinas, es más, hubo un tiempo en que se dividió por el resultado de una elección de una reina en estas festividades.

Pero te decía que aquellos carnavales, eran alegres y la gente se aglomeraba en la calle principal para esperar las carrozas y las reinas qué venían de otros pueblos y pasaban por aquí, lanzando caramelos a los grupos de personas y estos se arrojaban a las aceras para agarrar aquellas golosinas. Y todo era alegría y los niños competían para ver quién agarraba más caramelos.

-Pero los tiempos han cambiado. ¿No te parece, Juancho?

- Claro, Pipo, no hay duda pero no para mejor como debiera ser, dijo el periodista y agregó, para cambiar de tema: "Me da la impresión que no has oído la emisora comunitaria, porque no has comentado nada".

- Por supuesto que sí, dijo el perro, hoy mismo oí lo siguiente: "Un día sin una sonrisa es un día perdido", así lo dijo Charles Chaplin. ¿Qué te parece?

- Que hoy yo no perdí el día pues me reí con mis amigos. Empieza tú a sonreír para que no pierdas el día.

El peludo se quedó viendo al periodista y después ambos empezaron a reírse.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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