Voluntad y Libertad

“Dadme diez niños, y haré de ellos sabios o ladrones, buenos o malos hombres, según donde los ponga.”

Watson – Principios del Conductismo.

El don mayor que posee la naturaleza es el de la voluntad. Todos los seres vivos tienen su propio fuego de voluntad. TODO ESTÁ VIVO, desde mineral para arriba. Todo es parte de, y tiene su propio ritmo de vida. Voluntad es vivir, ganas de vivir. El hombre, la mayor prueba de ello. En él se conjuga un cúmulo de voluntades microrgánicas, sensitivas, que agitan los sistemas de su interior otorgándole un alcance visionario, de ese modo, el hombre puede ser el halo de la naturaleza, pero al igual que el resto de los compañeros de los diferentes “reinos”, sólo tiene un camino en esta vastedad maravillosa, el vivir-hacer, que es su supervivencia: El otro camino es el de la muerte.

El punto más arcano que poseemos al respecto de esta cavilación como occidentales, ahora globalizados, lo encontramos en los griegos. No es detrimento hacia otras civilizaciones, sino que EL ANÁLISIS como principio de observación, sistemático y extendido a los vecinos, tuvo allí su cuna y primer refugio. Al tiempo forjaron LA ASAMBLEA como herramienta del común para el arreglo de sus problemas. Nació LA DEMOCRACIA, con fallos gigantescos como la veríamos hoy día (sólo los hombres libres y vecinos, participaban), pero su descubrimiento los emplazó a discutir y convenir, o sea, ANALIZAR lo más apropiado para su supervivencia. La consulta en común, la asamblea, ejercitó concienzudamente el análisis individual, lo transformó en fiebre. Plagó a Grecia de pensadores. Quizás por ello, ya estaban señalados, al poseer una divinidad que venciera sobre las potestades naturales, aunque en sus atributos era igual a ellos, astuto, mujeriego, severo. Pues el significado del vocablo Zeus no es otro que el de VOLUNTAD DE VIDA, y el mismo significado vale para Deus, madre de Dios, proveniente del mismo tronco.

Las guerras médicas fue la mayor prueba de peso para aquel embrión de estructura. En los duros días de su infancia, la democracia vivía rodeada de otras estructuras muy jerarquizadas, hieráticas, verticales y absolutistas. Los griegos eran una amenaza para ellos. Éstos mientras tanto, se divertían denominándolos Bárbaroi, ya que al decir de ellos, su lengua y su cultura no era sino puro sonar bar, bar, bar, bar. Pronto tendrán que enfrentarse en la mayor guerra asimétrica que conoce la humanidad, pues los “bárbaros” persas decidieron invadirlos y los helenos tuvieron que manifestar el poderoso diamante que los guiaba, su estructura democrática. El poder del conocimiento. Lo pelearon a muerte contra la intención de los adoradores de becerro de oro, a pesar de su abrumadora superioridad numérica (90%):

“Lloverán tantas flechas sobre ustedes que oscurecerán al sol”, le dijo Xerxes a Leónidas, el espartano cuando lo terminó de rodear. “Entonces pelearemos a la sombra”. “Morirán todos, esclavos dispondréis de la vida por lo menos” “Grecia vivirá” fue su respuesta lapidaria. Cayeron los 300 héroes. Pero mientras, se preparaban los 60.000 paisanos para acabar con el más del millón y medio de enemigos en Marathón y Salamina. Triunfó la asamblea de ciudadanos sobre la prepotencia persa. Ese hito marcó la fuerza del común sobre la jerarquía vertical de aquel intruso. Más cerca de nosotros, Vietnam es otro hito. ¿El resto del cuento? Luego cada pueblo-demócrata se creyó dueño de la verdad; toda Grecia se transformó en un retén de menores peleando por su verdad-juguete y vino otro niño más avispado (Alejandro) y los invadió. Colorín colorao.

Entretanto, el pensar había degenerado en los sofistas, pensadores que procuraban vía lo que sea (mediante la palabra por supuesto), atraer seguidores, los que, también continuaban la retahila abierta por sus anteriores, de modo que en no pocos de ellos, la búsqueda de la verdad estaba sumisa a los artifugios de la palabra, y aquella perdía brillo ante los nuevos descubrimientos: la oratoria, la elocuencia, la retórica: la demagogia. Pero mal que bien, ya estaba sembrada la semilla de la Asamblea. Los romanos, tuvieron la perspicacia de injertarla a su estructura, como también el aplicarle la misma adrenalina griega a sus aburridas deidades, y darle la ciudadanía romana a los más connotados de los invadidos. Pues miren, el imperito les duró mil años.

Con el tiempo, el subversivo Derecho de ser Libre, se empezó a observar como piedra angular para el avance de la humanidad. La libertad, es la acción suelta de la voluntad. Se esté o no preso. Es el poder radioactivo de la voluntad, ya que no es el momento circunstancial del ahora lo que importa, sino que la circunstancia se transmuta en Virtud, apoderándose de pasado y futuro. La perdurabilidad de la estructura ya sembrada dentro del ser humano, basta para la pelea. El derecho a ser libre renace al HACER.

Este es mi momento. Mi primer descubrimiento es que para hacer hay que extender e igualar el estímulo, el placer del saber, para igualar hay que diluir los lastres seculares de superioridad sobre mi hermano, los lastres de falta de interés hacia el bien común, los lastres de desidia y miseria hacia el hermano desvalido, igualar la VOLUNTAD DE VIVIR, eliminando EL EGOÍSMO de vivir. La situación es simple, pero el problema crónico: la caída de Adán y Eva me dijo un señor por ahí, aunque tampoco es de esa cronicidad temporal de la que se diserta, sino de disposición dormida a despertar, de la profundidad de la enfermedad en cada mundano (paisano de mundo), atraída por el becerro de oro. La DISPOSICIÓN es el embrión para el arreglo: REVOLUCIÓN su acepción más cercana, pues va contra corriente: porque va en Consonidad con el interior y el exterior, sea humano y/o natural, lo dormido precisamente.

Si la comunicación acerca, es que DEBE hacerlo. Cada quien debe saber que mi sola cara es ley de respeto, mi andar un derecho. La libertad no se disminuye, al contrario, se crece en el resto prójimo que es la sociedad, que sabe de conciencia lo mismo. Debo ser con él un compendio de libertad funcional, dentro de los resortes de respeto que aprendemos a disfrutarnos, descubrir el rodeo de maravillas “voluntades de vivir” naturales, de mis hermanos, de aire común, luz común, común la noche, el agua, pero también el crecimiento de lo que vaya descubriendo en función de lo que merecemos, de ser espacio.

Solo echemos un vistazo al abrumador imperio persa que nos toca, el camino existente, puro “bar, bar, bar, bar” vacío dentro de nosotros, fuera de nosotros, donde el amor pretende ser el alcance de un estereotipo, pelear con la vida un espacio dentro de una clase social, echar cuchillo al que se me acerque para que no me destruya, estamos hablando obviamente de MUERTE, no de VOLUNTAD DE VIDA. Y menos de voluntad de vida del común, de la asamblea… felices deberíamos estar que en la nuestra cada vez sumamos más.

Ahora bien, así como nada es inmutable, cada muestra tiene su espacio. La búsqueda de “mayor felicidad posible”, emplaza hoy con urgencia extrema a los humanos, resarcir el entuerto para consonizarse con el derredor. Hay un enorme segmento de ellos, que aún no descubre que ya lo tiene y lo está matando. No hablo del exterior, o el natural solamente, sino del estructural personal que nos mantiene encarcelados. Disgregando, es por ello que me anoto en este período jurásico de solución, porque en mi visualización, sé que algún día saldrán gaviotas de los huevos en lugar de los dinosaurios de hoy… aunque ya vienen con plumas.

La disposición me llevó a escribir nuevamente, mi arma de amor, pues el ejército de Xerxes es muy numeroso y sé que apenas somos la guerrilla del regreso a casa.

arnulfopoyer@gmail.com


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Arnulfo José Poyer Márquez


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