La Gobernabilidad en Venezuela

El Banco Mundial (BM), muy dentro del trilateralismo (la asociación transnacionalizada de las empresas que controlan el mercado mundial), en una tabla que ordena los estados del sistema internacional en razón a su “gobernabilidad”, ha colocado a Venezuela entre los 4 últimos lugares. Se trata de un concepto inexistente en la lengua española presentado en 1975 por Samuel P. Huntington –ideólogo usamericano del neoliberalismo- a la “comisión trilateral” reunida en Tokio conformada básicamente por empresarios de los EEUU, Europa y Japón en el que reflejaba su preocupación por que los excesos de libertad y participación de los actores políticos en las democracias liberales podían conducir a un estado de ingobernabilidad. En este sentido la clasificación del BM nos resultaría halagadora. Ella contradice totalmente la propaganda política de Washington, secundada por las fuerzas fascistas de la América mestiza y Europeas, que intentan descalificar al sistema político venezolano al presentarlo como una tiranía. Sin embargo la finalidad de este acto de esa institución de una organización mundial inoperante, no es esa precisamente. Se trata de intervenir en las operaciones de influencia clandestinas realizadas por los neoconservadores (léase fascistas) yanquis que tienen como objetivo el aislamiento de Venezuela, especialmente en el continente del Sur americano.

Por eso, si consideramos el término como lo trata el Prof. de Princenton Michael Coppedge, a manera de una variable dependiente de las relaciones entre actores estratégicos de una sociedad, o sea entre fuerzas con suficiente poder para alterar el orden público, impulsar o detener el desarrollo económico, o manejan las armas, o posean la capacidad de diseminar ideas o informaciones sobre la sociedad, se tiene que considerar que Venezuela tiene un relativo alto nivel de gobernabilidad. Aquí hay un aceptable control del orden público, a pesar de los intentos de sectores de poder desplazados de alterarlo. Unos segmentos entre los cuales se incluyen los medios de comunicación masivos que tienen la posibilidad de difundir opiniones impulsando la violencia política. El desarrollo económico no se ha detenido, manteniéndose un crecimiento constante del PIB desde hace 7 años y, a pesar de esta situación la fuerza, que es uno de los instrumentos de gobernabilidad, no ha sido utilizada como mecanismo preferido por los gobiernos para esta finalidad.

De allí que tratándose de un cuadro estratégico donde el poder es la variable dominante, es indiscutible que el gobierno controla el poder suficiente como para sin necesidad del uso de la violencia represiva mantener la estabilidad del sistema. Y esta habilidad se manifiesta a través de una praxis mediante la cual se maneja el poder de forma racional dentro del esquema ganar-ganar, disminuyendo los costos del aparato represivo y optimizando las ganancias para el pueblo venezolano y sus vecinos. De esta forma se ha logrado la aceptación del régimen por un consenso nacional e internacional, con lo cual se optimiza su capacidad de control sobre la población y el país. De allí que esa apreciación del BM sea sólo una manipulación del concepto, como lo muestran los indicadores que usa para su índice usado únicamente con fines propagandísticos.


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Alberto Müller Rojas


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