El refranero popular venezolano contiene un proverbio muy viejo que sentencia “quien pestañea pierde”. Un actor cómico venezolano de la radio y televisión, a partir de aquel, creó el refrán que en parte titula este artículo.
Y viene al pelo en las actuales circunstancias; cuando la derecha, con diversos matices, enfrenta las propuestas de reforma constitucional, tratando de sacarnos del centro del asunto.
Hay una tendencia que, como ya planteamos en otra entrega, hará lo posible para se dé un debate interminable y para ello nos vendrán con tapujos. Esto ya se explicitó en el primer debate en la Asamblea Nacional.
Otros están entonando a coro el estribillo, según el cual, el deseo de Chávez es atornillarse en el poder. En este sentido algunos, como el gobernador del Zulia, Manuel Rosales, afirman que el presidente espera hacerse vitalicio. Y esto, a esta altura, no es una torpeza más sino una forma de desviar la discusión.
Esta argucia espera descalificar el fondo y amplitud de lo propuesto. Además, busca evitar que el sector popular e inteligente que aún adversa lo que el presidente encarna, se entere del contenido de lo que se está debatiendo. Uno observa, no sin dificultad, por el trabajo que hacen algunos periodistas, como gente del pueblo, que está en la oposición, desconoce el contenido de lo propuesto y repite lo que la clase dirigente reaccionaria ha puesto a rodar.
La discusión hay que llevarla a lo más recóndito, pero sin refocilamiento. Es decir, todo el mundo debe entrar en el debate para que nadie quede sin conocer lo que se está proponiendo, pero con la mayor prontitud posible para aprovechar la fuerza y sentido de los vientos. Aquí está la mejor ventaja de quienes apoyan al presidente Chávez y lo que no quiere gran parte de la oposición, sobre todo la de la extrema.
En este sentido, queremos recordar, aunque resulte tedioso, como hay una tendencia oposicionista interesada en centrar el debate en torno a atisbos de corrupción que nada tienen que ver con el presidente Chávez y menos con el proceso revolucionario. Ya hemos leído, como algunos opositores, sostienen que el debate hay centrarlo en cosas como la maleta que llegó a Argentina.
Por supuesto, activos están quienes quieren repetir los sucesos de abril del 2002 y acceder al poder por la vía de la violencia, el golpe militar y hasta la invasión extranjera. En este sentido, el diario VEA, denuncia como “Han pretendido introducir panfletos anónimos en los cuarteles para crear confusión sobre las propuestas de reforma.”   ;
Hay tres cosas sobre las cuales hay que poner énfasis al momento de dar el debate, sobre todo de cara ante el pueblo. Lo primero es lo relativo a la propiedad. La proposición constitucional dentro del artículo 115, procura democratizar la propiedad sobre todo porque crea formas que permiten a los más débiles tener acceso a ella; no sólo sobre objetos de consumo y uso, sino sobre medios de producción. Pero en nada niega el derecho a la propiedad privada, individual, grupal o familiar, pues como se sabe, en el mismo articulo que hemos mencionado, esto está garantizado.
Luego hay que destacar como se proponen distintas formas de participación popular y se generan estructuras para que el pueblo asuma responsabilidades en la conducción y administración de sus asuntos. Demostrar que es un infundio el intento de concentrar el poder; pues justamente se ansía lo contrario, darle al pueblo un poder que nunca antes tuvo. Destacar la falsedad del argumento que se asesinará la descentralización. Es falso que la única forma de descentralizar posible, sea aquella de carácter neoliberal, que diseñó el organismo cuartarepublicano conocido como la COPRE, que la concibió sólo para transferir responsabilidades y funciones hasta ciertos niveles medios como Alcaldes y Gobernadores. Esta vez se intenta llegar más lejos y con mayor intencionalidad democrática, pues la toma de decisiones se acerca a la gente que encara y sufre los problemas.
Por último, se debe debatir acerca de medidas que inciden directamente en la vida económica del país y, que sobre todo, están destinadas a favorecer a los excluidos. En este sentido, hay que destacar la reforma del artículo 307, que “prohíbe el latifundio por ser contrario al interés social”. Y recordar como el artículo vigente apenas lo declara como “contrario al interés social”.
Y la creación del fondo de pensiones y jubilaciones para proteger la vejez e incapacidad de quienes trabajan por cuenta propia. Y cómo, dentro de esta intención, se contempla la protección del trabajador cuando enferme, por razones de parto u otra circunstancia justificada. Y por último, la disminución de la jornada laboral que, no sólo abrirá nuevas fuentes de empleo, sino que dará oportunidad para el estudio, recreo y hasta mejor atención al grupo familiar.
Evitemos que la oposición y los gatopardianos nos desconcentren y lleven a su terreno.