Hemos visto en los últimos días varias manifestaciones de intolerancia a las posturas críticas al proyecto de reforma constitucional, algo que a mi modo de ver se contradice con el carácter participativo del proceso revolucionario.
La intransigencia es inútil si no es en aspectos éticos (como los mandamientos de la fe católica), igual que la intolerancia. Sin entrar en el asunto de mi opinión personal sobre Ismael García y PODEMOS, considero que es un error tratar de arrastrar a todo el chavismo a aborrecer las posturas críticas. Es una inmadurez de Chávez pretender que la crítica sea una amenaza... y hablo de la crítica política en general, la crítica como concepto del resultado de analizar, de ponderar, de evaluar una propuesta, una actitud o una acción de gobierno.
Criticar es un ejercicio necesario para mejorar lo que ya se hizo o lo que se hará... y mucho más cuando el objeto de la crítica afecta a un colectivo.
En el caso de la reforma constitucional, hubiera preferido que proviniera de la ciudadanía, una especie de recolección de inquietudes y propuestas de los grupos de base (por ello mi llamado a una mayor participación en los consejos comunales), de los sectores productivos, estudiantiles, indígenas, etc., incluso de grupos de opinión en el extranjero. Se me dirá que es utópico, que no estamos preparados para esto, que se le daría cabida a iniciativas propulsadas por sectores interesados en agendas particulares... pero espero que en el futuro, porque de lo que estoy seguro es de que habrá otras, hagamos un proceso más democrático.
Esta, con todos los adornos que le pongan los aduladores, sigue siendo una propuesta de un solo ciudadano y no la del colectivo. Y pasará por una asamblea monocromática y un bosque de manos alzadas porque los diputados siguen haciendo mal lo que siempre han hecho mal: representarnos. Yo no he visto aún que un grupo de electores convoque a su diputado a OIR sus opiniones, las del colectivo, para que las haga llegar a la asamblea: vemos lo opuesto, el diputado convocando a los electores a votar por lo que se decidió arriba. La misma piramide invertida en valores, la cúspide con más poder que las bases sobre las que se apoya, que fue el símbolo de la cuarta y sigue vivo y en excelente estado de salud, repartiendo demagogia barata.
... Pero resulta que el problema es igualito en la oposición. No hay ideas frescas, no hay empoderamiento de los grupos de base, no hay deseos de madurar un proyecto político que pueda aglutinar voluntades con propuestas de avanzada y con la paz ciudadana como norte.
Veremos. Chávez está poniendo todos los huevos en una sola canasta: ese es un error político que le puede generar la primera demostración de desgaste. Y creo que esa sería la mejor lección que pueda recibir, porque un resultado numéricamente válido para aprobar el referéndum pero con una merma significativa en el porcentaje de apoyo le indicaría que debe empezar a escuchar a las bases antes de que estas levanten la voz y se hagan escuchar a la fuerza.
Como siempre digo, esto es lo que hay. Y con esto es con lo que vamos a construir lo que vayamos a construir. Así que, aunque en algunos casos sea a regañadientes, los chavistas seguiremos apoyando a Chávez. No nos queda otra: esto es lo que hay. Podría ser mejor, pero no podemos esperar a que lo poco que se ha avanzado se nos quite por la mente desquiciada de los ultrosos tipo Peña Esclusa. O es Chávez o es un vacío, un salto atrás a las oscuras mazmorras de un dictadorzuelo pitiyanqui de derechas. No esperemos milagros: esta es apenas una fase incipiente de algo que puede hacerse mejor, algo para lo que hace falta ese hombre nuevo que pariremos con el esfuerzo de hoy. Qué nombre le daremos en futuro no lo sé, quizás el Socialismo Primitivo del siglo XXI... pero en el futuro el chavismo habrá aprendido a criticar, la oposición habrá aprendido a PARTICIPAR, y los venezolanos, todos, habremos aprendido a ser otra vez un solo país. Si no, no habrá país.
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