Naciones Unidas se congrega por estos días en una nueva cumbre climática que promete ser tan estéril como las anteriores al tiempo que el “proceso civilizatorio capitalista” agrava la lesión planetaria. La incómoda cita es en el mismísimo corazón del imperio negado a firmar el protocolo de Kyoto; el mundo industrializado entierra la cabeza como el avestruz mientras el daño se torna irreversible.
Los medios del establecimiento monitorean con afán en busca de alguna situación “irregular” que distraiga el silencio de los responsables ante la opinión pública mundial.
- Aquí CNN reportando desde Washington, donde se desarrolla la XXCCCMML conferencia de la ONU sobre el calentamiento global, acaban de oír las declaraciones del comisionado peruano antes de entrar a la reunión.
¡TARARAN, TARARAN, TA-TA-TA TAAAAN!
Amigos, interrumpimos esta transmisión para trasladarnos a la Universidad de Columbia, donde el Presidente de Irán dictará una conferencia en pocos instantes.- ¡!????.
El rector de la casa de estudios inicia el “acto” en su condición de anfitrión, lee desde el podio de oradores una extensa lista de preguntas y respuestas cargadas de odio y falsedades en contra del invitado, haciendo gala una vez más de la excelente hospitalidad estadounidense. Al concluir, concede por escasos minutos el derecho de palabra al mandatario iraní, que demuestra con argumentos de altura ser digno representante de la cuna de la civilización.
El pequeño David deja pasar rasante la bola de humo y muy a pesar de la infame traducción, logramos entender la breve pero densa disertación sobre la imperiosa necesidad ética de una línea divisoria entre el bien y el mal en relación con la ciencia. Ante las necedades de su mediocre agresor, responde con interrogantes; pregunta si debe emplearse el conocimiento en beneficio de la humanidad o solo de quien lo detente, si debe servir a la paz y el progreso mundial o al poderoso para invadir y colonizar pueblos. Si debe responder a los intereses financieros de las transnacionales o al bienestar de las comunidades. Si el holocausto nazi en Europa deben pagarlo los palestinos en oriente medio. Si la plusvalía justifica contaminar con uranio y otros venenos localidades “lejanas”. Si emplear alimentos como combustible o salvar personas hambrientas. Si anteponer la manipulación política a la realidad científica o informar con veracidad.
Tuvo tiempo de responder magistralmente algunas preguntas antes de enviar al enemigo a comerciales con su demoledora rabo é cochino.
El imperio había planeado con precisión milimétrica la sincronización de ambos eventos para distraer su responsabilidad en el calentamiento global transmitiendo la imagen del “bárbaro terrorista islámico” que terminó sin embargo, propinándole nueve educadas “arepas” en casa.
El “tubazo” de la bola de humo salió por la culata, again. Solo esperamos que nuestros medios oficiales transmitan hasta la saciedad la traducción íntegra de cada palabra del contundente mensaje.
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